Este artículo se publicó hace 3 años.
PP, Cs y Vox compiten en atizar el falso conflicto lingüístico escolar en Catalunya para ganar terreno electoral
Las fuerzas de la derecha española instrumentalizan el caso de Canet de Mar y forman un frente contra la inmersión escolar en catalán pero compitiendo entre sí para intentar ganar posiciones en Catalunya. Ciudadanos se reivindica como el predecesor de la
Barcelona-Actualizado a
Apartheid lingüístico contra el castellano o señalización a los castellanohablantes como en la Alemania nazi es solo una parte de la munición de gran calibre con que la derecha española dispara estos días en el encendido debate sobre el sistema escolar de inmersión lingüística en catalán. Un modelo que ha regido en la escuela catalana durante casi 40 años (se inició en el curso 1983-84) sin problemas y con prestigio social.
Y que ha garantizado hasta ahora el conocimiento por igual del alumnado de las dos lenguas cooficiales, el catalán y el castellano, como indican todas las cifras sobre resula "exitoso" entre los pedagogos pero que últimamente los jueces están dinamitando a base de resoluciones judiciales que imponen más horas de castellano (de momento el 25%). Los expertos en lingüística aseguran que el predominio del castellano en todos los ámbitos mediáticos y sociales hará estragos en la salud del catalán si se reduce el contrapeso que supone la escuela con la inmersión lingüística en catalán.
A pesar de que solo un centenar de familias de los cerca de 1,3 millones de escolares catalanes han pedido más horas de castellano, Ciudadanos, PP y Vox no escatiman esfuerzos, recursos ni tergiversaciones y exageraciones de la realidad en su campaña contra la inmersión en catalán. Una ofensiva que incluye demandas judiciales, una avalancha de mociones en el Parlament, intervenciones en el Congreso, preguntas del PP a la Comisión Europea sobre el supuesto hostigamiento al castellano, demandas de amparo de Ciudadanos al Defensor del Pueblo o la exigencia de Vox de suspender la autonomía, siempre un paso por delante del PP que ha reclamado un 155 educativo, o lo que es lo mismo que el Gobierno español asuma el control de la educación en Catalunya.
Y es que la derecha española ve en la sentencia del 25% de castellano en la escuela un maná político caído de los cielos judiciales con el que pretenden recuperarse de su maltrecha posición en la política catalana por un lado, y por el otro erosionar al PSOE y al Gobierno de Pedro Sánchez para ganar votos en el resto del Estado.
La mala digestión del Procés de la derecha
Aunque a veces se olvide, el ‘postProcés’ ha dejado a la derecha española debilitada y arrinconada en Catalunya. Se le ha indigestado. De los 40 diputados que sumaban en el Parlament el 2017 Ciudadanos y PP han pasado a los nueve que suman estas dos fuerzas más los 11 que han supuesto la entrada de Vox por primera vez en el Parlament. Veinte en total, es decir una reducción del 50% de la representación en las elecciones de febrero.
Con estos datos no es de extrañar que los ideólogos de Cs, PP y Vox concluyan que contra el Procés vivían mejor. Y a falta de referéndums de autodeterminación como el del 1-O el frente lingüístico parece un sucedáneo suficientemente suculento, con lo que se han lanzado en cuerpo y alma a la instrumentalización de la sentencia del Tribunal Superior de Justicia de Catalunya ratificada por el Supremo que impone el 25% de clases en castellano a las escuelas catalanas, empezando por la de Canet de Mar, a la espera del resto.
Ciudadanos reivindica la autoría
Aunque el conflicto de la inmersión parezca una réplica del seísmo independentista hay que recordar que la cruzada contra el catalán en la escuela y en otros frentes de la sociedad es muy anterior a los intensos años de 2016 y 2017. Ciudadanos reivindica ahora en plena debacle la autoría intelectual y recuerdan que ellos fueron los precursores de la "lucha contra la opresión nacionalista del catalán" en los términos que suele expresarse la formación naranja.
Y efectivamente el discurso contra la inmersión en catalán en las escuelas y contra las "multas lingüísticas" (sanciones a los establecimientos que no rotulan en catalán y solo lo hacen en castellano) fueron el eje de la campaña electoral del 2010 con que Ciudadanos dio la campanada con un desconocido Albert Rivera al frente irrumpiendo en el Parlament con sus primeros tres diputados.
"Eran tiempos en que el PP hablaba exclusivamente en catalán en el Parlament, apoyaba la inmersión lingüística en las escuelas y pactaba con el nacionalismo de CiU" recuerda un destacado diputado de Ciudadanos. Un pedigrí que Inés Arrimadas ahora enarbola asegurando que en Catalunya hay un apartheid lingüístico "con un Gobierno [español] agachando la cabeza y quitando hierro al asunto".
El PSC, de creador de la inmersión a la equidistancia
Un ataque a los socialistas con quien Ciudadanos se disputa una amplia bolsa de votos en Catalunya a diferencia de otras zonas del Estado donde la fuga electoral es hacia la derecha, especialmente al PP. Y que el líder de los socialistas catalanes, Salvador Illa, responde con equidistancia: defensa del cumplimiento de la sentencia del 25% de castellano pero asegurando que "defender el catalán no quiere decir atacar al castellano" y pidiendo que "las sentencias y las resoluciones hay que cumplirlas y se están cumpliendo", mientras apela a no politizar el tema lingüístico. El PSC no participará este sábado en la movilización de la comunidad escolar en defensa de la inmersión lingüística en catalán aludiendo a la celebración de su congreso en que Illa tomará el relevo a Miquel Iceta al frente del partido.
Pero cabe recordar que la inmersión en catalán fue una apuesta de los socialistas con históricas pedagogas como Marta Mata al frente mientras el nacionalismo de CiU basculó inicialmente hacia la opción de colegios con líneas diferenciadas en catalán y en castellano siguiendo el modelo vasco. Un sistema que los socialistas consideraban divisivo entre comunidades lingüísticas con el consecuente perjuicio social. Finalmente se impuso la inmersión en catalán con el apoyo de la práctica unanimidad de las fuerzas políticas, incluido el PP. Hasta la llegada de Ciudadanos a la arena política catalana.
El PP, tierra quemada en Catalunya
La consecuencia para el PP de subirse a la ola anticatalanista de Ciudadanos ha sido un progresivo deterioro electoral en Catalunya que tocó fondo en las elecciones de febrero pasado a un paso de quedarse sin representación parlamentaria y ya sin apenas presencia municipal. Con lo que la estrategia de los populares se ha centrado en tierra quemada: dar por perdida electoralmente a Catalunya e intensificar el discurso de confrontación desde las élites del partido a escala estatal para intentar erosionar al Gobierno de Pedro Sánchez, desgastar al PSOE y ganar votos en el resto del Estado, a excepción del País Vasco.
"En Baleares no habláis catalán, habláis mallorquín, menorquín, ibicenco y formenterés", afirmó Pablo Casado
El PP tiene dos frentes en esta estrategia, por una parte en el País Valencià y las Illes Balears, y por otra las comunidades de matriz castellanohablante. En las dos primeras donde los populares han perdido el poder pero a diferencia de Catalunya aún son fuertes, el PP intenta exportar el conflicto lingüístico equiparando fuerzas como Compromís a los independentistas catalanes y practicando el secesionismo lingüístico (la aberrante y anticientífica tesis que el catalán, el valenciano o el mallorquín no son la misma lengua).
Así lo expresó el presidente del PP, Pablo Casado, recientemente: "En Baleares no habláis catalán, habláis mallorquín, menorquín, ibicenco y formenterés", afirmó en la clausura del congreso del PP en esta comunidad. A pesar de que el Estatut de las Illes Balears, aprobado con mayoría del PP, reconoce al catalán como la lengua propia de este territorio. En el segundo frente territorial, la instrumentalización del conflicto lingüístico en las comunidades castellanohablantes con intereses electoralistas pasa por proyectar una falsa persecución del castellano en Catalunya. Según Casado, "los socios del Gobierno de España están haciendo un apartheid lingüístico en Catalunya".
La victimización del castellano
Una segunda parte de la estrategia es la victimización de los castellanohablantes instrumentalizando casos como el de Canet de Mar, en la comarca barcelonesa del Maresme, donde una familia interpuso la demanda del 25% de castellano en la escuela Turó del drac. Que si bien es cierto ha recibido amenazas anónimas en redes sociales también ha quedado descartado que esas amenazas se hayan perpetrado en el entorno escolar o del municipio donde residen.
En Catalunya, Vox es el elemento emergente de la derecha españolista sustituyendo a Ciudadanos
A pesar de ello, la presidenta navarra del PP, Ana Beltrán, va más allá asegurando que "a los que pidan que se pueda estudiar en castellano los vamos a ver con un brazalete marcado para que puedan ser señalados por la calle, igual que hacían los nazis". Solo hay que pasearse por las calles de Barcelona o cualquier otra población catalana para comprobar la falsedad de estas afirmaciones.
Vox, el macho alfa de la derecha españolista
Seguramente la intensidad de los ataques que Casado profiere contra el catalán es proporcional al aliento demoscópico que siente en el cogote por parte de Vox a escala estatal. En Catalunya es el elemento emergente de la derecha españolista sustituyendo a Ciudadanos como partido novedad y enterrando a un PP descolocado y anticuado. Vox se ha posicionado como un ariete antiindependentista pero su discurso no se ha centrado especialmente en el anticatalanismo. Es el macho alfa de la derecha españolista con todo el pedigrí para no tener que reivindicar constantemente esta posición.
El anticatalanismo es una posición que Vox da por ganada de salida y que además ven electoralmente limitada por lo que se han centrado en la lepenización de su estrategia centrada en la xenofobia y el negacionismo machista y climático. Eso no quiere decir que desaprovechen la ocasión y como buen partido de ultraderecha optan más por la fuerza de choque en la calle que por el discurso intelectual, convocando concentraciones y pitadas frente al Parlament y contra el president de la Generalitat, Pere Aragonès, en reivindicación del castellano.
Ciudadanos, PP y Vox instrumentalizan al unísono un falso conflicto lingüístico en Catalunya en la búsqueda de réditos electorales que les permita volver al esplendor del trepidante 2017 cuando las elecciones convocadas por Mariano Rajoy bajo el amparo del artículo 155 de la Constitución le dio la victoria electoral a Inés Arrimadas aunque sin poder gobernar frente a los independentistas. Pero que reaccionen al unísono no quiere decir que vayan a la una. Compiten de forma descarnada entre ellos y en algún caso incluso internamente como Pablo Casado que pugna con la presidenta madrileña Isabel Díaz Ayuso sobre quién es más duro con el catalán.
Ayuso incluso se ha ofrecido a escolarizar los alumnos catalanes que quieran hacerlo en castellano. Casado se ha visto así obligado a doblar la apuesta y ya equipara Catalunya a los peores años de la segregación racial en Estados Unidos en la década de 1960. En un acto en Barcelona, el líder popular ha hecho este martes referencia a Ruby Bridges, una ciudadana de Estados Unidos que fue la primera niña negra que asistió a una escuela sólo para blancos en el estado de Luisiana y que tuvo que ser escoltada por la Guardia Nacional estadounidense, equiparando este episodio histórico con la situación en las escuelas catalanas.
Unidad constitucionalista, pero la justa
La estrategia del conflicto lingüístico ha conseguido abrir algunas grietas en las relaciones entre los independentistas
La nueva guerra lingüística incluso ha reactivado la plataforma Cataluña Suma, que intenta conseguir una candidatura unitaria del llamado "constitucionalismo", con algún que otro acto conjunto. Pero la iniciativa no parece que tenga ninguna opción de cristalizar electoralmente, especialmente con Vox poco dispuesto a renunciar a unas siglas en auge y con expectativas de acabar siendo el gran partido del ultranacionalismo español en Catalunya aportando su granito de arena a la consecución de la vicepresidencia del Gobierno español para su líder estatal Santiago Abascal, o quién sabe si alguna cosa más si continua una guerra civil en el PP de Casado y Ayuso que ni la tradicional cortina de humo de Catalunya podrá esconder.
El independentismo a la greña, también con la lengua
No queda claro si la "guerra de lenguas" dará el rédito electoral que busca la derecha españolista en Catalunya. Pero aunque no sea su principal objetivo, lo que sí ha conseguido la estrategia del conflicto lingüístico es abrir algunas grietas en las ya maltrechas relaciones entre los independentistas.
La mayoría quieren mantener un sistema de inmersión que tiene unos buenos y similares niveles de catalán y castellano
Generando el enésimo enfrentamiento entre los socios del Govern de Esquerra y Junts. Con la presidenta del Parlament, Laura Borràs, instando al conseller d’Educació, el republicano Josep Gonzàlez-Cambray a "coger el control de la dirección de las escuelas afectadas para asumir la responsabilidad en la defensa de la inmersión lingüística". Y una explícita respuesta del propio Govern que preside Aragonès y del que forma parte Junts: "hacen falta soluciones efectivas y no inventos".
Mientras la CUP llama a la desobediencia generalizada
Una primera victoria que se puede anotar el anticatalanismo mientras fuentes del Departament d’Educació admiten que aún no hay una estrategia definida de cómo se pretende hacer frente a la sentencia del 25% de castellano en las escuelas sin romper la inmersión lingüística en catalán. Todo ello con la inquietud cabalgando desbocada por la comunidad educativa, tanto por parte de las familias como del profesorado, en su inmensa mayoría partidarios de mantener un sistema de inmersión que durante casi cuatro décadas ha comportado unos buenos y similares niveles de catalán y castellano de los alumnos, que es lo mismo que garantizar la igualdad de oportunidades sea cual sea la lengua materna.
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