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Chivite apuesta por la convivencia en Navarra y critica a los “gurús del desastre”

La futura presidenta foral aprovecha su discurso de investidura para reivindicar el "acuerdo plural" que le permitirá llegar al Gobierno. La votación clave tendrá lugar a última hora de la tarde de este viernes.

María Chivite, candidata a la Presidencia de Navarra,  en una foto de archivo. VILLAR LÓPEZ / EFE

Son los últimos pasos de un largo camino. La candidata socialista a la presidencia de Navarra, María Chivite, ha ofrecido este jueves a la mañana su discurso de investidura. Lo hizo con el resultado ya asegurado: la futura presidenta foral sabe que su elección se producirá este viernes sobre las 20.30, cuando la Cámara vuelva a reunirse para celebrar una votación por mayoría simple.

El guion de esta historia ha tenido varias partes. La primera, una larga negociación que ha dado sus frutos en forma de acuerdo entre PSN, Geroa Bai, Podemos e Izquierda-Ezkerra. La segunda, la abstención de EH Bildu –refrendada por sus bases en una consulta interna-, indispensable para que Chivite saque adelante su investidura. La tercera llegó este jueves, a modo casi de trámite, con los discursos de las distintas formaciones.

Chivite ha sido la primera en hablar. “Salgo a esta tribuna para presentar ante esta Cámara la candidatura para la Presidencia del Gobierno de Navarra. Y lo hago con el mejor soporte posible, que es un acuerdo de contenidos”, reivindicó. En tal sentido, remarcó que llegará al Gobierno “con un proyecto acordado entre cuatro de las fuerzas parlamentarias, que, si bien no suponen una mayoría absoluta, sí suponen la mayoría más amplia que se ha podido construir atendiendo al mensaje que la ciudadanía dejó en las urnas el pasado mes de mayo”.

Chivite defendió que Navarra "no es ni homogénea ni uniforme"

Ahí estuvo, precisamente, una de las claves de los 36 folios que ocupaba su discurso. Defendió que la "pluralidad" de Navarra "exige acuerdos entre diferentes para lograr un progreso y una prosperidad que permitan avanzar en la igualdad de oportunidades, en la cohesión social y territorial", al tiempo que pidió que esa diversidad "no sea utilizada como arma arrojadiza sino como valor añadido”, destacó. En tal sentido, subrayó que la comunidad foral “no es ni homogénea ni uniforme”, remarcando que “no lo es ni desde un punto de vista social, ni territorial, ni ideológico”.

Chivite era consciente del interés que sus palabras despertaban tanto dentro como fuera de Navarra: sus negociaciones para alcanzar la investidura han estado marcadas por las críticas de UPN, PP y Ciudadanos, agrupados en Navarra Suma. Esa coalición obtuvo 20 escaños en las elecciones forales del pasado 26 de mayo, mientras que el PSN logró 11, Geroa Bai 9, EH Bildu 7, Podemos 2 e Izquierda-Ezkerra 1.

En ese contexto, reivindicó que el acuerdo alcanzado en esta comunidad “entre la izquierda y el nacionalismo no es nuevo ni en España ni en Navarra porque ya se da en otras instituciones y se ha demostrado eficaz cuando los actores se sitúan en la centralidad política”. En la vecina Euskadi, sus compañeros del PSE gobiernan junto al PNV en las principales instituciones y ayuntamientos. Por eso mismo, la candidata habló de una “centralidad que refleja la pluralidad pero que sabe dejar a un lado las diferencias, legítimas en democracia, para anteponer cuestiones de calado progresista que responden a una sensibilidad social mayoritaria”.

“Estoy convencida de que los gurús del desastre tendrán que virar de posición cuando los hechos demuestren que éste será un Gobierno en esa centralidad, y que por tanto sus propuestas no serán ni extrañas, ni sectarias, ni pondrán en riesgo nada ni supondrán ninguna catástrofe”, pronosticó. Dijo también que gobernará “sin rencor” y que buscará consensos para sacar adelante asuntos “sensibles y clave” para el futuro de Navarra –llegó a hablar de “unanimidades”–“a pesar de lo que hemos tenido que escuchar y vivir en todo este tiempo de trabajo hasta llegar aquí”.

“Compromiso ético”

En su intervención se refirió también a ETA, recordando que “se disolvió hace año y medio y hace ocho años que abandonó el terrorismo”. “Para llegar ahí, casi mil asesinatos y un terror político que debe quedar en la memoria pero también debe contar con el rechazo explícito y el reconocimiento del daño por parte de quienes tuvieron responsabilidad en ese camino que nunca debió emprenderse”, remarcó.

A su juicio, “la democracia se tiene que fortalecer y el compromiso ético y el reconocimiento de los errores cometidos serán bienvenidos por una sociedad que demanda de sus representantes claridad y rotundidad en la condena y el rechazo del terrorismo, del fascismo, de las actitudes antidemocráticas y de la violencia”.

Prometió además “avanzar” en el autogobierno de Navarra desde la “legalidad” y la “lealtad institucional”, así como “desde la responsabilidad y la solidaridad con el resto del Estado, y mirando al proyecto europeo, del que también somos parte”. Luego se refirió concretamente a “culminar el acuerdo con el Gobierno de España para asumir la competencia de tráfico y seguridad vial” y prometió una Policía Foral que “sea referente en materias como seguridad ciudadana y medioambiente”. Además, se propondrá crear una nueva comisión mixta entre Navarra y el Estado.

Dijo además que su gobierno “respetará los diferentes sentimientos identitarios, siempre sabiendo diferenciar el papel institucional del ámbito privado”. En materia de política lingüística, avanzó que buscará “llegar a un amplio acuerdo social y político en torno al euskera”, destacando que se trata de “una lengua propia” y que, por tanto, no debe ser “objeto de debate partidista ni de confrontación”.

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