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Claves para entender por qué Casado y Ayuso han pasado de ser uña y carne a declararse la guerra en apenas unos meses

Durante dos años estuvieron unidos. Incluso hay quien dice que la relación personal entre ambos líderes sigue siendo buena pese a su batalla abierta por el poder. Lo cierto es que tras las elecciones del 4-M nada volvió a ser igual.

Casado, Ayuso y Aznar
De izquierda a derecha el presidente del PP, Pablo Casado, la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, y José María Aznar en un imagen de archivo, hace unos meses. Archivo / EFE

La guerra abierta en el PP entre su presidente, Pablo Casado, y la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, no es más (ni menos) que una lucha sin tregua por el poder y el control del partido en Madrid y probablemente por el control del mismo en el resto de España en un futuro no muy lejano. No hay nada más: ni diferencias ideológicas ni más discrepancias de fondo. En esta disputa sólo cuenta el poder.

La tensión es máxima. De hecho es tanta que ninguna de las dos partes se molesta ya en disimular lo más mínimo. La batalla es "a muerte", según han filtrado a la prensa tanto casadistas como ayusistas, bloqueos de whatsapp incluidos. En esta batalla no parece que vaya a haber prisioneros: se trata de matar o morir.

Es sabido que en política, y sobre todo cuando se trata del poder, no hay amigos, pero en el fondo sorprende tanta hostilidad entre Casado y Ayuso y lo rápido que se ha deteriorado una relación que hace apenas unos meses parecía muy estrecha. Este es un repaso a las claves que explican el paso del amor al odio entre ellos dos.

Cuando Casado y Ayuso eran uña y carne

No hay que olvidar que fue Pablo Casado quien eligió a Isabel Díaz Ayuso a principios de 2019 como candidata del PP a las elecciones de la Comunidad de Madrid. Entonces Ayuso no era más que una diputada rasa en la Asamblea de Madrid, más conocida en los medios por llevar la cuenta de Twitter del perro de Esperanza Aguirre que por su trabajo como parlamentaria. Pese a ello, y en contra de la opinión de muchos que pensaban que se se estaba haciendo un harakiri político, Casado designó a Ayuso. Durante dos años los dos líderes fueron uña y carne. Casado llegó a decir en más de una ocasión que el modelo del PP era el de Ayuso y ésta correspondía con halagos permanentes al presidente nacional del partido. Todo iba como la seda.

La primera grieta: las elecciones del 4-M

Entre 2019 y 2021 la figura de Ayuso creció exponencialmente, más de lo que nadie pudo ni siquiera imaginar cuando fue ungida por Casado. Sin embargo, las primeras diferencias entre Casado y Ayuso surgen a la hora de confeccionar las listas electorales para las elecciones de la Comunidad de Madrid que la propia Ayuso decidió adelantar al pasado mes de mayo. Ahí tuvo lugar una batalla soterrada que entonces sí estaban interesados en tapar.

¿Por qué se enfrentan ahora?

Fue el pasado mes de septiembre cuando se desataron públicamente las hostilidades. Unas palabras de Esperanza Aguirre llamando "niñatos" al equipo de Casado actuaron como aldabonazo. El arrollador triunfo de Ayuso en las elecciones del 4-M ya había minimizado la figura de Casado y le había dado más fuerza, pero la legislatura sólo dura hasta 2023 y Ayuso necesita apuntalar su poder lo antes posible. El camino más rápido es asumir la presidencia del PP de Madrid, imitando el modelo que instauró en su momento Esperanza Aguirre, su verdadero referente político. De esta manera Ayuso podrá controlar el aparato del partido, manejar sin cortapisas las listas electorales y no depender tanto de las necesidades de Casado. Genova, sin embargo, tiene otros planes para el partido en Madrid.

La tradicional bicefalia del PP de Madrid

El problema es que tradicionalmente en el PP de Madrid, salvo con Aguirre, siempre se apostó por la bicefalia: el presidente del Partido nunca era al mismo tiempo el presidente del Ejecutivo regional. No ocurrió ni con Gallardón, ni con Ignacio González ni con Cristina Cifuentes. Además, la dirección nacional del PP no quiere repetir el modelo de Aguirre para Madrid: quiere evitar una excesiva acumulación de poder por parte de Ayuso y también romper con el pasado de corrupción asociado a la época de Aguirre. Pero Ayuso se escuda en que en otros territorios (Andalucía, Galicia, Murcia o Castilla y León) el modelo es que el presidente del Ejecutivo regional presida también el partido.

La fecha del Congreso, la principal disputa

Ayuso quiere que sea cuanto antes. Ella maneja el mes de marzo de 2022 como muy tarde. Génova, sin embargo, no cede y mantiene el calendario fijado para los congresos regionales: mayo y junio de 2022. Ayuso está tan impaciente que incluso desde su entorno se amenaza con llevar a los tribunales la fecha de celebración del congreso del PP de Madrid. Ayuso considera que no se puede retrasar más la fecha.

La "tercera vía" que propone Casado

El equipo de Casado lleva un tiempo defendiendo la "tercera vía", una apuesta por el acuerdo con Ayuso para consensuar el nombre de la persona encargada de dirigir el PP de Madrid. La elegida sería Ana Camíns. El problema, sin embargo, es que Ayuso quiere presentarse sí o sí y le da igual lo que diga Casado.

El papel de José Luis Martínez-Almeida

Ana Camíns es una gran desconocida y en un cara a cara con Ayuso no tendría nada que hacer. Casado es consciente de ello y por eso está intentando convencer a José Luis Martínez-Almeida de que se presente a congreso del PP madrileño. Almeida, que además de alcalde de Madrid es portavoz nacional del PP, es la única figura política que puede hacer frente al tirón de Ayuso. El alcalde de Madrid, por ahora, prefiere no mojarse y se muestra esquivo a los requerimientos de Casado.

Teodoro García Egea y Miguel Ángel Rodríguez

Hay quien dice que en realidad la relación personal entre Pablo Casado e Isabel Díaz Ayuso no es tan mala, que es incluso buena. Esas mismas voces señalan a los principales colaboradores de ambos líderes como los verdaderos culpables de esta situación: Teodoro García Egea, secretario general del PP, y Miguel Ángel Rodríguez, director de gabinete de Ayuso. De hecho, el cruce de reproches es mutuo: desde el equipo de Ayuso culpan de todo a García Egea y desde Génova señalan a Rodríguez como el que mueve los hilos para desgastar el liderazgo de Casado porque, aseguran algunas fuentes, su objetivo es llevar a Ayuso a la Moncloa, emulando así lo que ya ocurrió con José María Aznar-

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