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Elecciones municipales Las fracasadas "ocurrencias" de Ferraz en veinte años para ganar la Alcaldía de Madrid

Fernando Morán, Trinidad Jiménez, Miguel Sebastián, Jaime Lissavetzky o Miguel Carmona no lograron vencer al PP. Los socialistas han pasado de lograr el 48% de los votos apenas el 15% en las últimas elecciones. 

De izquierda a derecha y de arriba a abajo: Enrique Tierno Galván (1979-1983), Juan Barranco (1987-1991-1995), Fernando Morán (1999), Jaime Lissavetzky (2011), Miguel Sebastián (2007), Trinidad Jiménez (2003) y Antonio Miguel Carmona (2015)

Veinte años lleva el PSOE de experimentos y fracasos para intentar arrebatar la Alcaldía de Madrid al Partido Popular, con todo tipo de “ocurrencias” que nunca llegaron a cuajar y que, en la mayoría de los casos, provocaron importantes divisiones internas entre los socialistas madrileños.

Tras la etapa de alcalde de Enrique Tierno Galván (1979-1987), Juan Barranco fue el último candidato socialista que ganó unas elecciones en la capital de España (las de junio de 1978, con un 40,47% de los votos, frente al 48% que había logrado el veterano profesor cuatro años antes).

Pero su mandato sólo duró dos años tras una moción de censura presentada entre PP y el desaparecido CDS (tras la que tomó el bastón de mando de la Villa el exministro Agustín Rodríguez Sahagún).

Barranco volvió a ser el candidato del PSOE en las elecciones de 1991 y en las de 1995, pero ya no volvió a ganar, y los votos socialistas fueron bajando de forma alarmante. En las elecciones de 2015, el PSOE apenas logró el 15% de los votos.

Fue entonces, en 1999, cuando se empezó a escuchar ya en el PSOE la necesidad de recuperar Madrid (que llevaba casi una década en manos del PP) y empezaron entonces las genialidades para designar alcaldables.

Fernando Morán (1999)

Tras las dos derrotas de Barranco, la antigua Federación Socialista Madrileña (FSM) se propuso buscar un candidato ganador, pero estaba en medio de una lucha interna feroz entre los entonces llamados “renovadores” que encabezaba Joaquín Leguina, y los guerristas liderados por José Acosta.

El Congreso Regional lo ganaron los renovadores y también impusieron el nombre de Cristina Almeida como candidata a la Comunidad de Madrid. Entonces los “guerristas” quisieron llevar un nombre potente como “su”candidato a la Alcaldía, Primero pensaron en Cristina Narbona (la actual presidenta del PSOE) pero ella no quiso; y convencieron al ex ministro de Asuntos Exteriores, Fernando Morán, para que diera el paso.

Por los renovadores su candidato era el propio Joaquín Leguina que, con todo el aparato del partido detrás, tenía todas a su favor para ganar. Pero hubo un giro inesperado. Los llamados “renovadores de la base”, que lideraba José Luis Balbás cambiaron de bando en el último momento, ya que siempre habían apoyados a los renovadores (curiosamente un tal Miquel Iceta jugó un papel fundamental), y dieron sus votos a Morán.

La operación no salió del todo mal. Fernando Morán consiguió un 36% de los votos (casi diez más que Barranco en 1995) pero el PP mantuvo la mayoría absoluta en el Ayuntamiento.

Trinidad Jiménez (2003)

José Luis Rodríguez Zapatero se enfrentaba en el 2003 a sus primeras elecciones importantes al frente del PSOE y el líder socialista siempre tuvo la obsesión por recuperar Madrid. Por ello, casi un año antes de la cita electoral, tras negociarlo no sin dificultades con el PSOE de Madrid, planteó entonces el nombre de una de sus más estrechas colaboradoras en la Ejecutiva Federal para la Alcaldía de Madrid: Trinidad Jiménez. Algunos “guerristas” no estuvieron de acuerdo, pero Rafael Simancas, entonces secretario general de la FSM, aplacó los ánimos y consiguió el apoyo orgánico para que fuera designada candidata.

Ferraz se volcó en su candidatura y puso de jefe de campaña al mismísimo Alfredo Pérez Rubalcaba que, por aquel entonces, empezaba otra vez a hacerse un hueco en la cúpula del partido. Fue un campaña intensa que hizo albergar al siempre optimista Zapatero la posibilidad de ganar la Alcaldía de Madrid. Pero, de nuevo, el PP logró mayoría absoluta. Trinidad Jiménez, mejoró en un punto el porcentaje de voto de Morán y ganó un concejal, pero Alberto Ruiz-Gallardón se mantuvo de alcalde.

Miguel Sebastián (2007)

Cuatro años después, Zapatero seguía con la determinación de ganar la Alcaldía de Madrid y, de nuevo, sorprendió a propios y extraños proponiendo el nombre de Miguel Sebastián, su asesor económico en La Moncloa y una persona de su máxima confianza. Antes, incluso, lo había intentado con José Bono, pero el dirigente castellano-manchego (como ha ocurrido ahora con Rubalcaba) rechazó el ofrecimiento.Tampoco gustó en el partido madrileño la candidatura y, de nuevo, Rafael Simancas fue quien aceptó la imposición de Ferraz y convenció a los dirigentes madrileños.

La candidatura de Sebastián fue un absoluto fracaso, como pronosticaron algunos veteranos dirigentes guerristas. El PSOE perdió 6 puntos en porcentaje de votos y tres concejales; consiguiendo que Gallardón llegase casi al 55% de los votos.

Jaime Lissavetzky (2011)

Con la crisis económica encima y un PSOE a la deriva en intención de voto, el interés por recuperar la Alcaldía de Madrid bajó mucho enteros. Alfredo Pérez Rubalcaba ya llevaba las rienda del partido y apostó por “su tronco” para encabezar la candidatura a la Alcaldía: Jaime Lissavetzky, quien ya fue secretario general de la FSM y declarado renovador.

Ni los guerristas pusieron demasiados problemas ante el desánimo general que cundía en la federación madrileña.El fracaso estaba anunciado y se consumó la noche electoral. Lissavetzky dejó al PSOE con el 24% de los votos y tan sólo 15 concejales. Algunos recordaron entonces dónde habían ido los 800.000 votos que obtuvo Tierno Galván en 1983, lo que significó el 48% de los sufragios emitidos en aquel entonces. Lissvetzky, con un mayor censo electoral, no llegó ni a los 400.000 sufragios.

Antonio Miguel Carmona (2015)

Cuatro años después, con la federación regional en manos de Tomás Gómez (que había logrado antes ser candidato a la Comunidad ganando unas primarias a Trinidad Jiménez), y con Pedro Sánchez al frente del PSOE, se optó por Antonio Miguel Carmona como candidato.

Carmona era de uno de los hombres de confianza de Tomás Gómez y, aunque no era lo que hubiera querido Pedro Sánchez como candidato a la Alcaldía de Madrid, no estaba entonces el secretario general del PSOE como para echar un pulso a la federación madrileña, y lo aceptó. Incluso, accedió a presentarlo en un desayuno informativo.

Carmona hizo una campaña intensa, se multiplicó por cada rincón de Madrid, pero su suerte estaba echada. Ya había aparecido el fenómenos de Podemos que presentaba a Manuela Carmena como candidata, y era la fuerza emergente en esos momentos. El PSOE se hundió como nadie hubiera vaticinado, logrando solo el 15% de los votos y 9 concejales.

¿Pepu Hernández? 2019

Ahora, cuatro años después, el secretario general del PSOE vuelve a intentar el “fichaje estrella”, un “hombre de confianza” del líder socialista como es Pepu Hernández. De nuevo, ha sido acogido con recelo por los socialista madrileños, pero todo indica que pasará las primarias y se convertirá en candidato, salvo que las informaciones que están apareciendo sobre su patrimonio lo tumben antes de tiempo.

No hay mucha confianza en que coja el bastón de mando de la Villa, pero sí que pueda ser un revulsivo para que no continúe gobernando la derecha, aunque entre los socialista hay pocas esperanzas de que eso ocurra. Algunos se consuelan pensando en lo que pasó en la Alcaldía de París donde tuvo que pasar un siglo (hasta el 2001) para que hubiera un alcalde socialista. “Ya nos queda menos”, comentó irónicamente un dirigente del PSOE madrileño que augura un nuevo fracaso el próximo 26  de mayo.

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