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Extrema derecha Casado no es Merkel: el PP cree que aislar a la ultraderecha les perjudicaría

Desde la dirección del PP consideran que establecer un cordón sanitario a Vox solo contribuiría a que los de Abascal ganaran votos "a su costa": "Alemania no es España. Aquí, al fin y al cabo, son una escisión del PP".

El líder del PP, Pablo Casado, en el Congreso de la CDU junto a la Canciller Angela Merkel a finales de noviembre de 2019.
El líder del PP, Pablo Casado, en el Congreso de la CDU junto a la Canciller Angela Merkel a finales de noviembre de 2019.

marta monforte

Acontecimiento "imperdonable" y un "mal día para la democracia". Con esas palabras calificaba la canciller alemana, la conservadora Angela Merkel, lo ocurrido en la región de Turingia el pasado miércoles, cuando su partido, CDU, votó al candidato liberal Thomas Kemmerich como presidente del Land de Turingia junto con la extrema derecha (AfD). Era la primera vez que un primer ministro regional era elegido con el apoyo de los ultras. Horas después, Kemmerich anunciaba su dimisión y pedía la disolución del Parlamento.

Desde la entrada en el Parlamento alemán de los ultras, en 2017, ningún partido ha accedido a forjar alianzas con ellos, ni si quiera en forma de pactos indirectos. Un escenario que contrasta con el caso español, en el que tanto el Partido Popular como Ciudadanos han legitimado a la extrema derecha en sus gobiernos autonómicos. "Alemania no es España. Aquí nos penalizarían si decidiéramos aislar a Vox de ecuación. Y no haríamos más que contribuir a que ganaran votos a nuestra costa. Al fin y al cabo, son una escisión del PP", reconocen a este diario un alto dirigente que comparte el criterio del líder de los populares, Pablo Casado.

Sin embargo Casado ha ido fluctuando su posición respecto a la formación de extrema derecha durante este último año, sin mantener una coherencia que pueda ser defendida con solvencia por los cargos y dirigentes del PP. Llegó a calificar al partido de Santiago Abascal como un "movimiento transversal", más tarde señaló que era una formación "populista" y de "extrema derecha" y actualmente mantiene que es "constitucionalista" y de "centroderecha". Su forma de dirigirse hacia ellos ha ido variando según la posición de fuerza de ambas formaciones. Actualmente Vox es la tercera fuerza en el Congreso y los populares dependen de ella para aprobar los presupuestos en Madrid, Murcia y Andalucía.

Al contrario que sus homólogos alemanes, Casado y los principales dirigentes del partido aseguran que no están dispuestos a "tejer ningún cordón sanitario" frente a una formación a la que tildan de "constitucionalista", a pesar de su posición sobre la violencia machista, la ley LGTBI y las autonomías, enmarcadas fuera del consenso político. Y en el caso del modelo autonómico, fuera de la Constitución.

Pablo Casado y Santiago Abascal en el Congreso de los Diputados. / Europa Press
Pablo Casado y Santiago Abascal en el Congreso de los Diputados. / Europa Press

Es más, el conservador se ha ofrecido en más de una ocasión a colaborar tanto con la formación ultra como con Ciudadanos para "frenar a la izquierda". Ocurrió en negociación para la Mesa del Congreso, que finalmente acabó con un cruce de reproches entre PP y Vox por la negativa de estos últimos a incluir a los de Inés Arrimadas en el órgano de gobierno de la Cámara Baja. El principal objetivo de Casado a largo plazo es refundar a la derecha entorno a un mismo proyecto.

Por su parte, y aunque Ciudadanos aspira a representar el "espacio liberal"  y "de centro" en España, no ha dudado en aceptar los votos de Vox, al contrario que Kemmerich. El actual alcalde de Granada, Luis Salvador, fue investido gracias a los 7 votos del PP, los 3 de Vox y los 4 de su grupo parlamentario. Asimismo, los naranjas también mantienen dinámicas de colaboración con el partido de ultraderecha y ha conllevado que algunos de sus dirigentes hayan abandonado el partido, como es el caso del exsecretario de programas, Toni Roldán.

"Vox se aisla solo con un discurso cada vez más radical"

El criterio en las filas populares respecto a Vox no coincide con el de Génova. "Nosotros somos un partido de Estado, los líderes de la oposición, centrados y moderados, defendemos con propuestas, no con populismos", asegura un veterano diputado a este diario, que opina que Vox "no es constitucionalista" porque está en contra del modelo autonómico y considera que los de Abascal se aislan solos "con un discurso cada vez más radical".

"Yo tengo tanto que ver con Vox como con Podemos. Es decir, nada"

"Es escucharles hablar de violencia de género y me recorre un escalofrío. Ese discurso no tiene cabida en el PP", asegura otra diputada: "Yo tengo tanto que ver con Vox como con Podemos. Es decir, nada. Tenemos que distanciarnos de ellos durante la legislatura, siendo lo que somos, un partido fiable y serio. A veces nos equivocamos y nos metemos en su marco", opina.

Los conservadores no temen que suceda con el PP lo que ocurre en algunos países europeos —como Francia o Italia— donde los partidos tradicionales han sido sustituidos por formaciones radicales con un discurso populista: "La idiosincrasia de España no lo permite", aseguran algunas voces. "Aquí los territorios son importantes y la España rural tiene peso. El PP tiene cuadros y está muy bien asentado, a diferencia de Vox y Ciudadanos, que han tenido que buscarse candidatos y hay veces que la han pifiado totalmente. La estructura territorial nos beneficiará siempre", sostienen.

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