Junts y ERC pugnan por apuntarse el tanto de la amnistía
La amnistía se consolida como punto nuclear para la investidura de Sánchez. Los partidos independentistas no renunciarán a la unilateralidad como exige el PSOE y Sumar pero se muestran dispuestos a rebajar la retórica.
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"No es lo único que negociamos pero la investidura de Pedro Sánchez va a depender básicamente de la amnistía, luego ya veremos". Esta categórica frase resume la perspectiva de dos dirigentes de los partidos independentistas catalanes que tienen en su mano que el secretario general del PSOE continúe en la presidencia del Gobierno español o que haya repetición electoral. Lo expresan con palabras diferentes, y con matices, pero tanto desde ERC como desde Junts han empezado a situar la amnistía como el punto nuclear para acordar la investidura de Sánchez antes del 27 de noviembre.
Tanto en Junts como en ERC plantean otras consideraciones para la negociación más allá del tema antirrepresivo, por ejemplo el delicado tema del referéndum de autodeterminación u otras exigencias relativas a la gestión. Pero dirigentes de los dos partidos reconocen que la amnistía es la clave de bóveda de la arquitectura de la investidura y que si se cierra un acuerdo sobre ella existe el 99% de posibilidades de que Sánchez la saque adelante.
Desde ERC y Junts han empezado a situar la amnistía como el punto nuclear
Según la portavoz de Esquerra, Raquel Sans, "la ley de amnistía es un punto de partida imprescindible, después habrá que poner rumbo al referéndum y mejorar el bienestar de la ciudadanía, que tiene muchas formas, como el traspaso integral de Rodalies (Cercanías) y los recursos necesarios para poner fin al déficit fiscal". Aunque más reacios a hablar en público sobre una negociación que aseguran aún no ha comenzado, también en Junts ponen el acento en la amnistía: "Junts siempre ha trabajado con la amnistía como punto de inicio y con la autodeterminación como punto final", asegura la presidenta del partido, Laura Borràs.
Las cuatro claves de la amnistía
Con la amnistía en el centro del tablero de juego, diversos ejes entorno de ella marcarán la negociación. Primero, la arquitectura legal y el perímetro de los afectados por la ley, que se pueda promulgar. Segundo, el calendario de aprobación, antes o después de la investidura. Tercero, cómo se escenifica el reparto del mérito del acuerdo entre Junts y ERC, en constante pugna por anotarse "victorias". Y cuarto, cómo se afronta la exigencia a la renuncia de la unilateralidad que llega desde el PSOE y Sumar, como ya explicitó la vicepresidenta del Gobierno español y líder de Sumar, Yolanda Díaz: "La amnistía debe ser precedida por un acuerdo político y social histórico y cuando hay un acuerdo no puede haber unilateralidad".
El perímetro: independentistas y policías
El primer punto, la redacción de la ley, ya tiene un pequeño ejército de juristas trabajando en ello. Tanto por parte de Junts y ERC como del PSOE y Sumar. Y hay comunicación e intercambio de pareceres. Algunas fuentes indican que las partes incluso podrían haber intercambiado documentos jurídicos preliminares, pero este extremo no ha sido confirmado oficialmente por ninguna de las partes a Público. El debate sobre el perímetro de la amnistía se centra en la demanda del independentismo de que se incluya a todos los afectados por procesos judiciales relacionados con el procés desde la consulta del 9 de Noviembre de 2014, pasando por el referéndum del 2017 y hasta la actualidad. Y por parte del PSOE y Sumar la exigencia que la ley también ampare a los policías procesados por las cargas del 1-O.
El debate se centra en la demanda de que se incluya a los afectados por procesos judiciales por el procés
Este último punto relativo a las Fuerzas de Seguridad del Estado provoca mucho recelo en los partidos independentistas. Tanto ERC como Junts rechazan públicamente que se pueda incluir a los policías en la amnistía. Aunque fuentes del entorno -y de máxima confianza- de Carles Puigdemont aseguran que "es momento de madurez, habrá que entender a las dos partes, así son los procesos históricos". Aunque estas fuentes también apuntan que no será fácil que las bases independentistas lo acepten sin indignación: "No gustará", afirman.
El calendario: antes o después de la investidura
El segundo punto es el calendario. Viene marcado por el axioma fijado por Junts para la negociación con el PSOE con el objetivo de ganar ventaja en la pugna con ERC: "Cobrar por adelantado", o en palabras de Puigdemont: "Hechos constatables". Eso significaría que primero se aprueba la amnistía y después se vota la investidura.
En Junts mantienen la exigencia de que la amnistía debe aprobarse antes de la investidura, a pesar de que desde el Gobierno español ya les han manifestado las dificultades que el procedimiento jurídico y parlamentario comporta para culminar el proceso en un par de meses.
Según la jefa de filas de Junts en el Congreso, Míriam Nogueras, "Junts no aflojará ni rebajará demandas como hacen otros. Esto va por el catalán y también por la amnistía". Pero también cabe recordar que Junts puso como condición la oficialidad del catalán en la Unión Europea para acordar la Mesa del Congreso y la socialista Francina Armengol ya es presidenta pero el martes pasado la lengua catalana no consiguió la aceptación de ese estatus, al menos en el primer intento. Y a pesar de ello las declaraciones públicas fueron de agradecimiento al Gobierno español.
En Esquerra han entrado en una mayor ambigüedad en este tema y mientras la portavoz en el Congreso, Teresa Jordà, aseguraba que podría valer un "compromiso firme, firmado y con un calendario si no es posible aprobar una ley de amnistía antes de una eventual investidura", fuentes de la dirección del partido afirman que debe mantenerse el calendario de la aprobación de la amnistía antes de la investidura y que "es totalmente viable".
La pugna entre ERC y Junts: quién se lleva el mérito
No será menor tampoco el impacto de la pugna entre Junts y ERC por la hegemonía en el independentismo en esta negociación. Hecho que preocupa en la Moncloa, según fuentes del partido socialista. Esta batalla permanente también ha llegado a la negociación de la amnistía y, más en concreto, a cómo se reparte el mérito entre los dos partidos si se llega a un acuerdo.
En Esquerra el propio presidente del partido, Oriol Junqueras, ha salido a atribuirse el mérito de forma preventiva dando por hecho la amnistía y situándola en los acuerdos entre ERC y el PSOE para la Mesa del Congreso. "Nuestro acuerdo ya especificaba que se debía poner fin a toda forma de represión por todas las vías legales posibles, y la amnistía es una de ellas", afirma Junqueras. Por su parte, fuentes de la dirección de Junts citadas por Catalunya Ràdio admiten que la negociación para la amnistía se realizará en términos similares tanto por Junts como por ERC, pero que se llevará a cabo "por separado" y aseguran haber fijado como condición que la última llamada que se haga por parte del Gobierno español, es decir la última rúbrica del acuerdo, sea la de Carles Puigdemont.
Unilateralidad: modulación sí, pero renuncia imposible
Y finalmente, respecto a la amnistía aparece un escollo que no será fácil de superar. La exigencia por parte del PSOE y de Sumar que el independentismo renuncie a la unilateralidad para conseguir la independencia si se aprueba la amnistía. Una condición inaceptable tanto para Junts como para ERC. Los dos partidos estatales apuntan a la dificultad de justificar frente a la sociedad española ese borrón y cuenta nueva que supondría la amnistía si se mantiene la intención y posibilidad de reincidir en los hechos del 2017 como agita la presidenta de la ANC, Dolors Feliu. Fuentes de la dirección de ERC, pero también de Junts, admiten que no están en los planteamientos de Feliu de declarar la independencia al día siguiente de la amnistía. Pero las fuentes consultadas en los dos partidos coinciden en que "una renuncia explícita de la unilateralidad es imposible".
No están en los planteamientos de Feliu de declarar la independencia al día siguiente de la amnistía
Eso sí, desde los dos partidos independentistas se admite que la retórica unilateralista es modulable. De hecho Esquerra ya la ha tenido aparcada en sus declaraciones los últimos cuatro años; y en Junts, que en cambio la han mantenido como bandera en contraposición a Esquerra, admiten que ahora "estamos en otro momento político" y que es un tema en que se pueden bajar los decibelios si se avanza hacia ese "acuerdo histórico" que planteaba Puigdemont en su conferencia de Bruselas.
En Junts plantean la cuestión con acritud: "Una declaración renunciando a la unilateralidad sería aceptar una rendición, eso no se va a producir. Esta demanda es un error, si se mantiene no habrá investidura". En Esquerra se defiende lo mismo con un mayor pragmatismo: "Nosotros queremos una alternativa a la unilateralidad que es lo que supondría una vía acordada para conseguir la independencia.
En Esquerra tenemos nuestra propuesta en la ponencia estratégica que incluye porcentajes de participación y de síes. Pero puede haber otras propuestas y entre todas podemos llegar al Acord de Claredat que planteó explorar el president de la Generalitat, Pere Aragonès". Pero estas mismas fuentes de la dirección republicana coinciden con Junts en que la renuncia a la unilateralidad sin un acuerdo para el referéndum es innegociable y en que mantener esta condición como imprescindible supone la vía más rápida para hacer fracasar la investidura de Pedro Sánchez.
El referéndum y las cosas de comer
Así pues, la investidura de Pedro Sánchez pende pues de la amnistía. Aunque surgirán otros debates como el del referéndum de autodeterminación, en que Esquerra buscará un compromiso por parte del Gobierno español de que se negocie el tema en la mesa de diálogo durante los próximos cuatro años. Junts incluso planteará la necesidad de acordar un calendario al respecto del referéndum. Y también temas de gestión muy relevantes se entrecruzarán en la mesa negociadora.
Pondrán el traspaso integral de Rodalies (servicio ferroviario de Cercanías) sobre la mesa negociadora
Los republicanos, por ejemplo, pondrán el traspaso integral de Rodalies (servicio ferroviario de Cercanías) sobre la mesa negociadora. Una negociación que aunque ha empezado a gestarse no se formalizará hasta después del intento de investidura de la semana que viene del candidato del PP, Alberto Núñez Feijóo, por expreso deseo de la Moncloa que quiere respetar los tiempos institucionales a pesar de dar por fracasada y "una inmensa pérdida de tiempo" la intentona de Feijóo.
También tanto ERC como Junts están por negociar de forma bilateral un nuevo sistema de financiación autonómica que elimine el llamado déficit fiscal entre Catalunya y el Estado. Justo esta semana la conellera de Economia del Govern de la Generalitat, Natàlia Mas, hacía pública la última cifra, de record, que sitúa en 22.000 millones de euros la diferencia entre los impuestos recaudados en Catalunya y lo que invierte el Estado en ella.
Tanto ERC como Junts están por negociar de forma bilateral un nuevo sistema de financiación autonómica
Todos estos temas son de calado y estarán presentes en el debate público de la negociación. Especialmente por parte de Esquerra: "Gobernamos Catalunya y nuestra obligación es conseguir también aspectos relevantes que mejoren la vida de la ciudadanía, y el mal funcionamiento de los trenes que dependen del Estado es un caso clarísimo" asegura una consellera del Govern. Aunque ningún dirigente de Esquerra ha querido supeditar la investidura de Pedro Sánchez a acordar el traspaso de Rodalies antes de que se vote.
La propia portavoz de Esquerra, Raquel Sans, asegura que "es un tema complejo y no podemos avanzar acontecimientos. Nosotros queremos el traspaso de Rodalies porque es bueno para los ciudadanos de Catalunya y en eso estamos. Veremos en qué punto nos encontramos cuando llegue el momento de cerrar un acuerdo o no".
Todo ello indica que la negociación será ardua y compleja. Con temas de una importancia transcendental sobre la mesa. Pero que si hacemos caso a la información que transmiten tanto Junts como ERC la amnistía será el cimiento imprescindible sobre el que se sustente la investidura, y el único elemento que ahora mismo puede hacer tambalear el edificio a construir para la gobernabilidad del Estado en los próximos cuatro años.
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