El manual de Feijóo para frenar a Vox empuja al PP a posiciones antisistema
Los ‘populares’ tienen que competir contra Abascal por su espacio electoral y han llevado a cabo un cambio en su discurso que puede ser "muy perjudicial para el conjunto de la democracia", alertan politólogos consultados.

Madrid-
Alberto Núñez Feijóo presume de las encuestas que le colocan en una holgada victoria electoral en la que dependería de Vox para formar Gobierno, ya sea mediante una coalición o mediante un voto favorable en una hipotética investidura. "Cuando yo llegué a la Presidencia del PP, Vox tenía 52 y el PP 89. Hoy, Vox tendría más o menos los mismos escaños, pero el PP tendría 150. Eso sí: ¿me conformo con los 150 escaños? No", aseguraba el pasado lunes durante una conversación con periodistas.
No sería la primera vez que el Partido Popular se estrella en unas elecciones tras sondeos favorables, y por eso la formación lleva desde hace meses en competición con Vox por su electorado. Pero también por su discurso. Feijóo quiere gobernar en solitario y pretende acaparar todo el espectro político de la derecha, o por lo menos, aquel "recuperable", como ellos mismos hablan de mucho votante que ahora elige a Santiago Abascal. La estrategia de Feijóo pasa por asemejarse a Vox en muchas cuestiones y eso, como aseguraba la vicepresidenta Yolanda Díaz, ha llevado al PP a adoptar posturas "antisistema" como la marcada ausencia del líder de la oposición este viernes en el acto de apertura del año judicial, donde el fiscal general del Estado, Álvaro García Ortiz, daba un discurso.
Júlia Miralles, profesora de Ciencias Políticas en la Universidad Pompeu Fabra (UPF), ve en esta decisión un trasfondo mucho más peligroso y profundo: "Negarse a ir a la apertura del año judicial es directamente dejar de participar en actos que tienen importancia mucho más allá del contenido político. Hace meses que el PP se ve amenazado por el crecimiento de Vox y ya no va de derecha europeísta, va de derecha antisistema en el peor de los sentidos", asegura a Público.
Feijóo, que incluso usó al rey en su estrategia de confrontación contra el Gobierno de Pedro Sánchez, aseguraba para justificar su decisión que no podía "considerar normal" que el fiscal general, investigado por el Tribunal Supremo por revelación de secretos, diera el discurso de apertura. Así, el líder popular desatendió la invitación, como ya hizo en junio, cuando se negó a acudir al acto que conmemoraba el 40 aniversario de la entrada de España en la Unión Europea. Esta vez, mientras las instituciones se daban cita en el acto en el Tribunal Supremo, Feijóo acompañaba a Isabel Díaz Ayuso en la inauguración del curso político del PP de Madrid y comparaba a Sánchez con Franco. P
El viraje del PP hacia Vox
Hay cinco hitos fundamentales previos al desplante en la apertura del año judicial que demuestran ese viraje del PP hacia la ultraderecha, tanto en lo estético como en lo político. Y no hay que remontarse mucho, basta con echar la vista atrás hasta finales de mayo para encontrar el primero, cuando Feijóo llamó al Gobierno "mafia" y convocó una manifestación con ese lema, el mismo que Vox había usado en 2023 cuando lanzó una moción de censura con Ramón Tamames de candidato. Esa fue la primera piedra en el camino hasta igualar sus semejanzas a la ultraderecha. "Es una deriva del PP hacia la extrema derecha, seguro que tiene sus pugnas internas que discuten hacia dónde dirigirse", explica Júlia Miralles.
El siguiente momento tuvo lugar a mediados de junio, cuando el Partido Popular hizo pública la ponencia política que pretendía aprobar en el Congreso Nacional que celebrarían en Madrid. En ese documento, los populares apuntaban que "la irregularidad no puede generar derechos" y consideraban necesario que las personas migrantes tuvieran "conocimiento del idioma y de la cultura española". El PP abogaba así por "repatriar de inmediato a los inmigrantes ilegales y a quienes cometan algún delito". Ya en el Congreso Nacional, Feijóo volvió a la estrategia de apaciguar a Vox y para ello se abrió a pactos con el partido ultraderechista. El gallego intentó un abrazo de oso del que Vox supo revolverse para marcar distancias y horas después anunciaba su intención de deportar de España a ocho millones de personas, incluidos españoles hijos de migrantes.
Durante los altercados racistas y la violencia callejera en Torre-Pacheco, Murcia, se volvió a ver a un PP muy volcado en transmitir un mensaje duro en materia migratoria. Mikel Gómez, politólogo del equipo de Silvan & Miracle, asegura que Feijóo "intenta imprimirle al PP un discurso que se parece mucho al primer Vox", aunque la formación de Abascal "ha superado eso y se ha radicalizado mucho más". "El PP no está en esas, pero sí se ha agarrado al tema para aprovechar el descontento que hay en torno a la seguridad. El PP no puede entrar a ser una copia de Vox, porque tiene valores que les hacen diferente, aunque se difuminen", declara en una conversación con Público.

Las descalificaciones personales, un hito clave
Otro de los hitos tuvo lugar en uno de los últimos plenos en el Congreso de los Diputados antes de las vacaciones de verano. Desde el estrado, Feijóo relacionó al presidente del Gobierno con la prostitución: "Durante una época de su vida la prostitución le vino bien en el ámbito personal y patrimonial", afirmó al difundir una información sin contrastar sobre el padre de Begoña Gómez.
"Para mí hay un hito muy claro", dice Mikel Gómez, sobre el camino que recorre el PP para asemejarse a Vox: "Es cuando empiezan a hacer descalificaciones personales y entrar a criticar y atacar a los familiares. Es muy peligroso y que le viene muy bien a Vox en términos emocionales y parece que el PP ahí sí se ha asemejado", asegura el experto. Más allá del efecto inmediato, a Gómez le preocupa la resaca que eso deja, ya que en su opinión es "un tensionamiento del discurso muy perjudicial para el conjunto de la democracia".
No asistir a la inauguración del año judicial ha sido el último de estos momentos, pero para Júlia Miralles, hay otro más inmediatamente anterior: la negativa del PP a aceptar la quita de deuda en las comunidades autónomas donde gobierna. Renunciar a que las regiones ahorren 60.000 millones de euros es un capítulo fundamental de esa transición hacia postulados ultras: "Negarse a la condonación de la deuda que ha aprobado el Ministerio de Hacienda es la confirmación de que todo vale en contra del gobierno de izquierdas, incluso perder centenares de millones de euros", sostiene la docente. "Es ir un paso más allá de lo discursivo y realmente está perjudicando a su electorado y a sus ciudadanos", considera.

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