Entrevista a Hector Sánchez, secretario general de Comunistes de Catalunya"La izquierda catalana necesita un espacio de diálogo y discusión para volver a situar una alternativa en el horizonte"
Hablamos con el secretario general de Comunistes de Catalunya, que ha lanzado la propuesta de celebrar un encuentro de la izquierda catalana para buscar objetivos comunes.

Barcelona--Actualizado a
La Festa Realitat, que este sábado celebró en Nou Barris —en Barcelona— el semanario y órgano de expresión de Comunistes de Catalunya, fue el escenario escogido en el que el secretario general de la formación, Hector Sánchez, lanzó la propuesta de realizar un encuentro entre los diferentes actores de la izquierda catalana y más allá, con el fin de poder discutir en términos estratégicos y buscar objetivos comunes.
En definitiva, sentarse a hablar, compartir diagnósticos, confrontar ideas y, en sus palabras, "volver a situar una alternativa en el horizonte", que pasaría por una "República catalana" que debería ser una "república democrática de todos los derechos". Aprovechamos la propuesta para entrevistar a Sánchez, en una conversación en la que desarrolla a fondo la iniciativa, analiza el actual contexto político y social —marcado por el ascenso global de la extrema derecha— y defiende la necesidad de ponerse primero de acuerdo en Catalunya sobre hacia dónde ir, para después plantearse alianzas con fuerzas de todo el Estado.
Comunistes han anunciado la convocatoria de un encuentro de la izquierda política y social. ¿Quién debería participar en él y cuándo se celebrará?
Sí, hemos lanzado una propuesta de encuentro, una invitación al conjunto de la izquierda política y social de Catalunya, pero también de los territorios de habla catalana e, incluso, a la de otros pueblos del Estado español. La idea es celebrarlo en primavera. Nuestro planteamiento es que debe participar en él todo aquel que quiera, que tiene que ser una convocatoria lo más amplia posible y, al mismo tiempo, pensamos que deben participar especialmente los partidos políticos y las organizaciones. Y, por tanto, las personas que han sido elegidas, las que ostentan responsabilidades en esas organizaciones, porque de lo que se trata es de poder discutir en términos estratégicos en profundidad y que ese debate tenga una traslación fidedigna y orgánica que después rinda cuentas en cada uno de esos partidos y organizaciones.
¿Debe servir para empezar a abordar una estrategia común de estos diversos espacios?
En un primer paso, debe de servir para poder poner sobre la mesa la valoración y el análisis de cada uno respecto al ciclo político pasado, respecto a la situación en la que nos encontramos y abordar el debate estratégico. No sé si hablaría ahora de abordar una estrategia común, pero sí, como mínimo, de poner sobre la mesa las discrepancias estratégicas que pueda haber. Y buscar, sobre todo, objetivos comunes. En especial, para tener la capacidad de dibujar un proyecto común de país.
Debemos tener la capacidad de dibujar un proyecto común de país
En este caso, desde la perspectiva de Comunistes, ¿por dónde deberían pasar esos objetivos comunes?
En primer lugar, creemos que hay que tomar buena nota de la situación de extraordinario riesgo y complejidad en la que nos encontramos, en la que la extrema derecha está avanzando de manera alarmante en todo el mundo, también en Europa. La cuarta economía de Europa, Italia, está gobernada por la extrema derecha, con Meloni, y las tres primeras economías europeas, Alemania, Gran Bretaña y Francia, se encuentran en una crisis política muy importante, con unos gobiernos contra las cuerdas, con la extrema derecha como primera fuerza en las encuestas y con serias posibilidades de llegar pronto al poder.
Esto es una realidad que también puede producirse en España en los próximos meses o años. En Catalunya hace tiempo que tenemos la realidad de Vox, y todas las encuestas apuntan que Aliança Catalana irrumpirá de manera dramática en el próximo ciclo electoral. Eso cambiará totalmente el mapa político, y también la agenda política y los términos en los que se produce el debate y la confrontación política en Catalunya.
La izquierda se encuentra en una situación de desánimo, de desorientación estratégica y con una base social muy desmovilizada
Avanzamos hacia un escenario en el que habrá tres campos políticos, a diferencia de lo que ha sucedido hasta ahora: el campo de la extrema derecha, porque Vox y Aliança Catalana tienen sus diferencias, pero al final están en el mismo campo político; otro campo que podríamos llamar el neoliberal, también con sus diferencias, sobre todo en lo que se refiere a la cuestión nacional, y donde ubicaríamos sobre todo a Junts y al PSC; y después el campo político de la izquierda, que se encuentra en una situación de desánimo, de desorientación estratégica y con una base social muy desmovilizada.
Aquí es donde tenemos que situarnos, y con esa necesidad de que la izquierda se rearme y se dote de un proyecto capaz de confrontar y de ofrecer alternativas al proyecto neoliberal, que está caduco y se acaba. Ahora mismo quien ofrece respuestas simples a problemas muy complejos es la extrema derecha. Y tenemos que ser capaces de volver a situar en el horizonte una idea de país, un proyecto de transformación, lo que hemos llamado, por ejemplo, la República catalana. Luego, evidentemente, cada cual la puede concebir de una manera distinta, pero hablamos de una república democrática, de todos los derechos, de un proceso constituyente para avanzar hacia esa república que sea, básicamente, un proceso de consecución colectiva de derechos. Y para eso hace falta un espacio de diálogo, de confrontación de ideas, de discusión en términos estratégicos, para volver a situar una alternativa en el horizonte.
Por lo que dice, entiendo que no se trata de quedarse solo en una fase de resistencia, sino de intentar darle la vuelta pasando a la ofensiva y planteando una batalla por la hegemonía política que ahora mismo parece decantarse hacia el otro lado.
Exacto, y además una batalla que se ha de situar en términos estratégicos y no perderse en debates sobre el cortoplacismo de los ciclos electorales y de cómo lo hacemos para que en las próximas elecciones el batacazo sea más pequeño. No, de lo que se trata precisamente es de situar esa disputa por la hegemonía y esa disputa por ser capaces de avanzar en la construcción de una sociedad mejor y de ser capaces de ofrecer una propuesta al conjunto de la ciudadanía para que vea esperanza y el camino hacia esa construcción de una república. Porque al final es la única manera de frenar esta deriva autoritaria, de extrema derecha, con la que nos encontramos no solo en Catalunya, sino en todo el mundo.
Tenemos que ofrecer esperanza a la ciudadanía para frenar la deriva autoritaria
¿Cuestiones concretas como el derecho a la vivienda, la oposición al aeropuerto y la defensa de medidas más firmes para abordar el cambio climático, o la solidaridad con Palestina y el rechazo al genocidio en Gaza pueden servir como bases para dibujar un entendimiento más amplio, ya que ahora mismo comparten estas mismas posiciones?
Sí, de manera clara. Además, muchas veces, cuando se han hecho encuentros de este estilo, se ha centrado la cuestión en el programa. Creo que el ciclo anterior, el del 15M y el del 1 de octubre, ya nos ha dotado de un cierto programa común, se ha avanzado. Es verdad que el ciclo ha acabado con derrota, no se han logrado una serie de objetivos que se planteaban al inicio, pero sí ha dejado un poso cultural muy importante. En algunas cuestiones se ha avanzado muchísimo, por ejemplo, respecto al derecho a la vivienda, respecto a cuestiones como una renta básica universal, que hace 15 años era una propuesta muy minoritaria y ahora es una propuesta que se ha ido asentando, y hay toda una serie de cuestiones que están de plena actualidad, como la cuestión palestina.
Una cuestión fundamental es cómo situamos un horizonte compartido
Todo esto son elementos que clarifican, que forman parte de este debate y de cómo nos ubicamos respecto al mundo y en qué términos se producirá la batalla política en los próximos años, que será muy distinta a como se ha producido hasta ahora. Evidentemente aquí hay una cuestión fundamental que abordar con este encuentro, que es cómo situamos un horizonte compartido con lo que vendrá, un horizonte común, unos mínimos comunes denominadores de cómo debe ser esa república democrática, esa república catalana que imaginamos. Y luego, muy probablemente, cada cual tendrá en la cabeza un destino final concreto. La cuestión es que hay un camino muy largo que recorrer en esta lucha, y creemos que una buena parte debemos recorrerlo conjuntamente las izquierdas.
No sé si uno de los elementos fundamentales en esta batalla por la hegemonía es volver a poner mucho el foco en el modelo económico, en el capitalismo, y plantear alternativas. No porque haya desaparecido, sino porque se habla menos de él que hace unos años.
Totalmente. Antes decía que de los tres campos políticos, uno es el de la extrema derecha, otro el del neoliberalismo y otro el de la izquierda. Aquí puede haber discusión, y a veces desde la izquierda nos perdemos un poco en debates de quién es neoliberal y quién no lo es, y quién tiene la etiqueta de izquierda auténtica y quién no. Creo que en ese debate corremos el riesgo de que desde la izquierda pongamos el acento en lo que nos separa y no en lo que compartimos, pero es evidente que el debate sobre el neoliberalismo es una cuestión central para el modelo de país. De qué república estamos hablando, de qué modelo económico hablamos y hacia dónde avanzamos.
Es evidente que en la situación en la que nos encontramos no se puede plantear una ampliación del aeropuerto del Prat, ni se puede plantear un modelo económico que se desarrolle en base a la sobreexplotación del turismo, el ladrillo y la construcción, y seguir un determinado modelo que al final comparten Junts y el PSC. Lo que se ha llamado la sociovergencia, que es una manera de entender Catalunya, de entender la sociedad y de cómo debemos desarrollarnos. Entendemos que hay un modelo alternativo y que hay muchísimos puntos en común por parte de la izquierda.
Después, evidentemente, algunos tenemos planteamientos anticapitalistas de raíz mucho más socialista y otros de socialdemocracia avanzada. Pero ahí es donde existe ese espacio para llegar al mínimo común denominador de construir un proyecto de república democrática que garantice todos los derechos políticos, sociales, económicos y culturales al conjunto de la ciudadanía de Catalunya. Y debe basarse en un nuevo modelo productivo, cambiar el foco y poner la vida en el centro. Esto a veces parece el titular fácil, pero significa toda una serie de cuestiones a desarrollar, como la renta básica universal, un modelo de desarrollo que no se base en la competitividad sustentada en salarios bajos, el turismo y el ladrillo, sino en una apuesta por otro tipo de economía, por el valor añadido, por la economía circular, por la economía social y sostenible con el medio ambiente y con la vida.
¿Organizar un encuentro puede servir para cerrar heridas y tender puentes entre espacios?
Está claro. La cuestión es encontrarse, no para cerrar heridas en sí, sino para empezar a hacer un análisis compartido de qué nos ha pasado. Y aprender de aquellas cosas que se han hecho bien para hacerlas mejor la próxima vez, y aprender de las cosas que no se han hecho bien para no repetirlas en futuras ocasiones. Pero primero hará falta un diagnóstico compartido del último ciclo y de cómo se avanza, porque eso aún no se ha hecho. Y si no hay primero un diagnóstico compartido de cómo hemos llegado hasta aquí, es muy difícil ponerse de acuerdo en cómo continuaremos de aquí en adelante.
Si no hay primero un diagnóstico compartido de cómo hemos llegado hasta aquí, es muy difícil ponerse de acuerdo en cómo continuaremos
Un encuentro de este tipo da para lo que da. ¿La voluntad es que sea un espacio que vaya más allá y tenga cierta continuidad?
Esa debería ser la conclusión lógica, sí. Un primer encuentro tiene sus límites y servirá para lo que sirva. Tiene que haber una parte de diagnóstico, y quizá no de diagnóstico compartido, pero sí de poder compartir diagnósticos de lo que ha pasado, y también de situar esa perspectiva del debate estratégico, que también debe servir para poner sobre la mesa las discrepancias, las dudas y los matices que pueda haber sobre cómo se avanza y cuál ha de ser el planteamiento estratégico de futuro. Pero, evidentemente, es necesario que haya continuidad, que haya un espacio que sea formal y recurrente para poder ir haciendo esa tarea y avanzar.
Hay personas de esos espacios, como Joan Tardà o, con matices distintos, Gerardo Pisarello, que se han pronunciado a favor de las fórmulas del frente de izquierdas o frente popular. Escuchándole, entiendo que eso, en caso de llegar a ello, lo ve como una estación muy lejana y que primero hace falta ese proceso de encuentro y diálogo.
La cuestión aquí es que a veces se abordan estos debates desde un planteamiento de "hace falta unidad". De acuerdo, pero ¿unidad para qué? Si estamos diciendo que aún no hemos sido capaces de hacer un diagnóstico compartido de lo que ha sido el último ciclo, y que tampoco hay una perspectiva estratégica muy clara de cómo se puede avanzar, claramente me parece precipitado hablar de artefactos electorales o de planteamientos de ese estilo. Sobre todo, porque de lo que estamos hablando es de un debate en términos estratégicos, no electorales. Muchas veces lo que pasa es que las urgencias electorales y los ritmos que marca la política institucional hacen que lo urgente impida abordar lo importante. Si tenemos que hacer un debate en términos estratégicos, hace falta situar ese horizonte en el medio y largo plazo y poder hacerlo con pausa, sin las urgencias que dictan las próximas elecciones. Por tanto, creemos que ahora mismo situar el peso del debate en lo que se ha de hacer a nivel electoral no ayuda, ni resulta especialmente útil.
Me parece precipitado hablar de artefactos electorales o de planteamientos de ese estilo
Una organización como Comunistes, pequeña y que seguramente no es percibida como competidor electoral para el resto de partidos que podrían participar en este encuentro, ¿lo puede tener más fácil para ejercer un papel de catalizador o impulsor de los debates?
No queremos ser solo un catalizador o un impulsor de los debates, pero es cierto que este hecho de no representar una amenaza en términos electorales es lo que nos permite hacer esta invitación, poder situar la propuesta sobre la mesa y tener capacidad de sentar a una parte significativa del conjunto de la izquierda en Catalunya en la misma mesa para poder iniciar el debate.
Como organización tienen un acuerdo de coordinación estratégica con Esquerra y algunos acuerdos electorales. Esta misma semana su presidente, Oriol Junqueras, ha anunciado su intención de volver a ser candidato en las elecciones al Parlament y ha defendido la necesidad de un "acuerdo nacional" para defender la democracia y el Estado del bienestar. ¿Esa música les suena más o menos interesante y puede encajar con la idea de definir estrategias comunes?
Creo que aquí lo más importante es que definamos de qué tipo de pacto nacional estamos hablando exactamente. Una vez más vuelvo a esos tres campos políticos que se están abriendo, y creo que es imprescindible primero que desde la izquierda nos pongamos de acuerdo y que haya una coordinación estratégica para poder abordar después cómo se construyen y cómo se articulan y desde dónde mayorías sociales para avanzar en esos pactos nacionales en clave de país. Estamos totalmente convencidos de que es necesario que la izquierda se rearme y que pueda abordar desde una posición de fuerza los debates con el PSC y con Junts. Porque si no será imposible avanzar desde una perspectiva de izquierdas, desde una perspectiva de transformación y también desde una perspectiva de construcción nacional.
Es imprescindible, primero, que nos pongamos de acuerdo para abordar después la construcción de mayorías sociales
Aunque plantee situar esos debates al margen de la batalla electoral, ¿un mal resultado de las izquierdas en la siguiente cita, que teóricamente son las municipales de 2027, puede dificultar la articulación de estrategias comunes?
En primer lugar, diría que no existe una independencia total entre unos procesos y otros, lo que hace falta es un debate sin estar subordinado a las lógicas institucionales ni a los ritmos electorales. Desgraciadamente, creo que en el próximo ciclo electoral tendremos malas noticias, sobre todo por el crecimiento de la extrema derecha, que será extraordinariamente alarmante y de lo cual todavía no se ha tomado suficiente conciencia. Si el conjunto de la izquierda obtiene peores resultados en el próximo ciclo, creo que eso puede hacernos tomar más conciencia de la necesidad de ponernos de acuerdo y de la necesidad de llegar a puntos de encuentro y de colaboración, porque, si no, cada vez será más difícil.
La necesidad de coordinación estratégica y de entendimiento del conjunto de las izquierdas será cada vez más evidente
Nos encontramos aquí con un riesgo muy importante, que es el del "cuanto peor, mejor", esa idea de que si la extrema derecha sube mucho, entonces sí que la gente reaccionará de verdad y avanzaremos mucho desde la izquierda de verdad. Pero la realidad es que en el caso de Italia eso no ha sido así: allí gobierna la extrema derecha y la izquierda se encuentra en una situación extraordinariamente complicada. Esta necesidad de ponernos de acuerdo, de coordinación estratégica y de entendimiento del conjunto de las izquierdas será cada vez más evidente. Y esperamos que podamos empezar y situarnos en un horizonte de construcción y de esperanza lo antes posible, porque si no lo tendremos que hacer en peores condiciones y cuando esa explosión de la extrema derecha sea ya una realidad.
A pesar de que el contexto sea complicado, puede parecer que empieza a reactivarse cierta movilización social, aunque sea por cuestiones concretas. Por ejemplo, el último año hemos tenido dos grandes movilizaciones por la vivienda en Barcelona y este mismo fin de semana otra en solidaridad con Palestina y contra el genocidio.
Sí, sin ninguna duda. Estamos asistiendo a un proceso, una vez más, en el que la ciudadanía desborda lo que han sido las estructuras clásicas y la dinámica de los partidos en cuanto a la movilización, por ejemplo, de manera muy clara con la cuestión palestina y contra el genocidio. Es obvio que hay una necesidad, que la situación ha cambiado y que el genocidio en Palestina lo marca de manera muy clara. Pero se ha acabado una etapa no solo en Catalunya respecto al ciclo político del 15M y del 1 de octubre, se ha acabado una etapa, si me permites, de cómo se ha organizado el capitalismo a nivel global durante los últimos 40 o 50 años, lo que ha sido la globalización neoliberal.
Se ha acabado una etapa de cómo se ha organizado el capitalismo a nivel global durante los últimos 40 o 50 años
Entramos en una nueva etapa. Y cada vez que ha habido una reestructuración, un cambio de fase de acumulación de capital a nivel mundial, se ha entrado en una etapa de inestabilidad y de guerras, en la que sectores enteros de la economía han sido descartados, en la que ha habido muchísimo sufrimiento y se han perdido muchos derechos, etc. Desde la izquierda no podemos estar perdiendo el tiempo con discusiones de política pequeña, de nuestras diferencias y matices, porque hay unos retos enormes que abordar y hay que estar a la altura y ser generosos para poder afrontarlos.
Ya para acabar, ¿en una segunda fase la voluntad sería abrir este debate a representantes de las izquierdas estatales?
Sí, creo que nosotros hacemos un planteamiento sobre todo muy centrado en las necesidades de Catalunya y de su clase trabajadora hoy en día, y hacemos una invitación al conjunto de su izquierda porque necesitamos ese espacio para poder empezar a ponernos manos a la obra. Pero es obvio que también hay retos y amenazas que tenemos en común con el conjunto de territorios de habla catalana, por ejemplo, la defensa de la lengua, y toda una serie de cuestiones en las que necesitamos una coordinación mucho más estrecha de la que tenemos hoy en día.
En el proceso de deconstrucción del Estado español nos hace falta construir alianzas
Después, evidentemente tenemos muy buenas relaciones y ya existe una coordinación política con Euskal Herria, con Galicia, etc. Pero está claro que para que Catalunya pueda avanzar en derechos sociales, en derechos nacionales y en la construcción de esa república catalana es necesario deconstruir el Estado español. Y para deconstruir el Estado español, una de las lecciones que aprendimos el 1 de octubre es que nosotros solos no tenemos suficiente fuerza. Por lo tanto, en este proceso de deconstrucción del Estado español hace falta construir alianzas. Pero creo que primero es necesario ponernos de acuerdo en Catalunya sobre hacia dónde vamos y cuál es nuestro horizonte, para después poder coordinar estrategias con otras fuerzas de todo el Estado.



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