El PP hace equilibrios para no salir salpicado por una moción de censura alineada con su discurso
El PP lleva meses defendiendo que la moción de censura a Sánchez "la harán las urnas" el próximo 28M pero rechaza ahora el adelanto electoral propuesto por Vox.
Madrid-Actualizado a
Si un espectador, o un lector, escucha o lee a cualquier dirigente del Partido Popular en las últimas semanas rápidamente asumirá que su posición sobre la moción de censura al Gobierno registrada este lunes por Vox con Ramón Tamames como candidato es clara. "Están en contra", diría. A juzgar por los calificativos con los que la definen ("show", "esperpento" o "espectáculo") lo están. Pero su voto no dirá lo mismo que sus palabras gruesas y los 88 diputados populares marcarán el botón de la abstención. Según Borja Sémper, portavoz nacional del partido por la vía de los hechos, esto quiere decir que el PP ni esta "con la autocomplacencia del Gobierno, ni con las tácticas de Vox".
Si uno escuchara además el modo en el que desde el PP se refieren a la última estrategia política de Vox pensaría que las relaciones entre el principal partido conservador en España y la formación de extrema derecha no están en su mejor momento. Desde Génova, por ejemplo, se acusa Vox de "convertir el Congreso en un nuevo circo". Al mismo tiempo, Alberto Núñez Feijóo asegura (lo hizo este fin de semana en una entrevista en The Objective) que tiene "mucha mejor relación de la que tenía antes" con Abascal.
"He de reconocer que Santiago Abascal es un político educado que escucha mis planteamientos", presumió Feijóo. La relación entre ambos es fluida y constante, según se ha reiterado en numerosas ocasiones desde el entorno del presidente del PP. Y uno de esos "planteamientos" que el líder de la oposición le trasladó a Abascal fue precisamente que no compartía su decisión de seguir adelante con la moción y que, con Tamames como candidato, "era un disparate". Pero Abascal, acorralado por su propias decisiones, siguió adelante.
En Génova siempre han pensado que la moción de censura era en realidad "una moción contra el PP" y es el principal argumento que siguen esgrimiendo ahora. Por eso, miden milimétricamente su posición. Se trata de distanciarse de Vox sin distanciarse de su electorado ni alinearse con el resto del hemiciclo.
De ahí que Feijóo quiera borrarse de las fotos de esa jornada y no se vaya a sentar en la bancada popular durante el debate de la moción, como sí hizo en el debate del estado de la nación. El presidente del PP plantará a Abascal, a Tamames y a sus diputados, que tendrán que votar abstención por decisión de la dirección nacional aunque no todos estén de acuerdo. Tal y como contó Público, hay dirigentes del partido que no ven bien abstenerse en la moción pero justifican la postura de Génova por la cercanía de las elecciones autonómicas y municipales.
Sobre la ausencia de Feijóo, en la cúpula del PP creen que si estuviera en el hemiciclo presenciando el debate, todos los argumentos del PP contra la moción "se caerían". Su objeto es marcar "distancia sideral", señalan fuentes de la dirección. A esos equilibrios que marcan los once meses de Feijóo como presidente del PP responde también que esa distancia no se vaya a traducir en el voto.
El PP rechaza el órdago de Vox para el 28M
Así, Abascal, conocedor del calculado rechazo del PP a la moción, les lanzó este lunes el último órdago. Anunció que Ramón Tamames se había comprometido a que si la moción de censura salía adelante -lo que lo convertiría en presidente del Gobierno- convocaría las elecciones generales con las municipales y autonómicas, previstas para el 28 de mayo. Es decir, un superdomingo electoral.
El PP lleva meses defendiendo que la moción de censura a Sánchez "la harán las urnas" el próximo 28M por lo que el escenario propuesto por Abascal y Tamames parecería, a priori, el más deseable para los populares. No lo es. La formación conservadora rechaza ahora la posibilidad de adelantar las elecciones generales y esgrimen una falta de confianza absoluta en las intenciones de Tamames.
El discurso del PP, colaborador necesario
Y más allá de las tácticas partidistas de las que el PP reniega pero que también le condicionan, los argumentos políticos en los que Vox sostiene la moción están alienados con los ataques al Gobierno desplegados por los populares desde hace meses. En el documento de más de cuarenta páginas enviado por Vox a la mesa del Congreso para justificar la moción, los de Abascal denuncian la "deslegitimación de las instituciones", la "destrucción de la soberanía nacional" o el "desmantelamiento de la democracia". Un mensaje casi idéntico al que sale desde Génova.
Los de Abascal acusan también a la coalición de ser un "Ejecutivo ilegítimo en su origen, por estar asentado en la mentira y la traición a aquellos españoles que dieron su voto al PSOE, partido a cuyos diputados también convoca esta moción". Feijóo, y otros dirigentes del PP, han pronunciado discursos parecidos en numerosas ocasiones. "Sánchez es legítimamente presidente, pero no es legítimo lo que está haciendo", decía en diciembre el líder de los populares.
Es innegable, por tanto, que el PP ha contribuido a colocar la pista de aterrizaje para una hipotética moción de censura que acabó materializándose y de la que ahora solo esperan no salir salpicados. Feijóo despejó la incógnita sobre el voto del PP tan rápido como pudo y falta por saber cómo articulará Cuca Gamarra, portavoz del partido en Congreso, su intervención durante el debate. Abascal, sarcástico, recordaba este lunes los aplausos que le granjeó a Pablo Casado su "demonización de Vox" en la anterior moción de censura.
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