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Moción de censura Ramón Tamames, Julio Anguita y Felipe González: así se viste Vox de partido transversal

En este vídeo repasamos las intenciones de la formación ultraderechista al presentar a un candidato que fue dirigente del Partido Comunista de España (PCE).

Ilustración de Ramón Tamames y Santiago Abascal. Chema Molina repasa los motivos que pueden estar tras la moción de censura de Vox
Ilustración de Ramón Tamames y Santiago Abascal. Chema Molina repasa los motivos que pueden estar tras la moción de censura de Vox.

La moción de censura de Ramón Tamames genera más dudas que certezas sobre la estrategia de Vox. Primero jugaron con el tiempo. Pasaron más de dos meses desde que Santiago Abascal anunció la moción hasta que la registró en el Congreso de los Diputados.

El desenlace ha sido presentar a un candidato que ni siquiera representa el ideario del partido de ultraderecha, como ha dejado reflejado el antiguo dirigente del Partido Comunista de España (PCE) al pronunciarse sobre la emergencia climática o al definir España como "una nación de naciones".

Se ha dicho que es una moción "sin sentido" y que solo beneficia a Pedro Sánchez. Entonces, ¿cuál es la táctica de los de Abacal? Parece que la elección de un candidato que formó parte del PCE conforma un nuevo intento de conectar con antiguos votantes de izquierdas para recabar su apoyo. Vox, de hecho, no ha dudado en apelar a estos electores con el argumento de que los partidos progresistas han abandonado a la clase trabajadora. Macarena Olona era una de las figuras que más recurría a esta estrategia.

El caso francés

Mencionar a antiguos líderes como Felipe González, Alfonso Guerra, Julio Anguita o recuperar la imagen de Tamames nos lleva a la idea de que la formación de ultraderecha quiere el respaldo de aquellas capas sociales, especialmente obreras, que han votado tradicionalmente al PSOE y que podrían estar descontentas con la etapa de Sánchez.

¿Pero por qué esto en España no funciona y por qué le va a servir de poco a Vox? En primer lugar, Vox, como otras fuerzas ultraderechistas, miran mucho a Francia, donde la derecha radical sí ha penetrado en las clases obreras y antiguos electores de la izquierda. Algo que pudimos apreciar en las presidenciales de 2022, cuando Le Pen logró más de la mitad de los apoyos de empleados y obreros, y de una gran parte de franceses en paro.

Gráfico del voto por clase social que recibió el Reagrupamiento Nacional de Marine Le Pen.
Gráfico del voto por clase social que recibió la Agrupación Nacional de Marine Le Pen. IPSOS/PÚBLICO

En España, el escenario es bien distinto. El politólogo Eduardo Bayón explicó en Público cómo Vox se nutre sobre todo de las clases altas y medias y apenas recoge un apoyo significativo de los ciudadanos con menos ingresos.

Para entender todo esto aún más, nos tenemos que ir a la ideología de Vox, que vamos a comparar con el caso francés. Siempre se dice que en Vox hay dos sensibilidades: una rama neoliberal y una más intervencionista. Pero la que domina en la formación ultra es la neoliberal, algo que no ocurre en la Agrupación Nacional de Le Pen, cuyo ideario aboga más por el chovinismo del bienestar; esto es, por una agenda proteccionista, nativista y antiélites.

De hecho, Vox tiene de referentes a tipos como Javier Milei, que directamente es minarquista; es decir, quiere reducir el Estado para que prácticamente solo haya policía y jueces, como explicó a este medio el politólogo Carles Ferreira. Nada de Estado del bienestar. Por ello, da igual las veces que mencionen a Anguita, González o pongan a Tamames. Las ideas de Vox están lejos de ser atractivas para votantes tradicionales de la izquierda. Por no hablar de que su ideario xenófobo, antifeminista y antidemocrático no va a poder esconderse con un perfil aparentemente más moderado como el de Tamames.

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