Este artículo se publicó hace 4 años.
Moción de censura de VoxVox se queda solo en la moción de censura y Sánchez la utiliza para cargar contra Casado
El PP se aleja de la formación de ultraderecha y asegura que las intervenciones de Abascal le acercan al 'no' en la moción. El Gobierno y el bloque de la investidura se unen en un manifiesto contra el "discurso del odio" de Vox y Sánchez eleva la presión sobre Casado, al que también señalan el resto de grupos como principal destinatario de la iniciativa.
Madrid-Actualizado a
"Ninguna moción de censura ha tenido tantos motivos como la presente", repitió este miércoles en varias ocasiones el líder de Vox, Santiago Abascal; pero el verdadero récord que parece que se va a confirmar este jueves es que ninguna moción de censura ha contado con tan pocos apoyos en el Congreso de los Diputados. La iniciativa de la ultraderecha para tratar de censurar al Gobierno de coalición ha dejado la imagen de un Vox aislado en la Cámara Baja, sin que una sola formación decida prestarle su apoyo.
Las intervenciones de Abascal e Ignacio Garriga (el diputado encargado de defender la iniciativa, candidato del partido a las elecciones catalanas) provocaron algunos efectos que no formaban parte de los objetivos que la ultraderecha pretendía conseguir con su moción de censura. Ha sido, eso sí, un debate bronco, en el que no han vertido propuestas, pero sí descalificaciones, medias verdades y falsedades, ante lo que algunos, como es el caso del portavoz del PNV, Aitor Esteban, han decidido no dar "protagonismo" a la formación de extrema derecha.
El vicepresidente segundo, Pablo Iglesias, intervendrá este jueves para responder a Casado
La sesión, a su vez, dejó a un PP más alejado de Vox y a un Pablo Casado todavía más presionado, a la vez que propició el acercamiento de las fuerzas del denominado bloque de la investidura (con algunos partidos más, como JxCat y las CUP) al Ejecutivo, a una semana de que los de Sánchez hagan público su proyecto presupuestario.
Garriga estrenó la moción centrando la presión en el PP, al que acusó de ser "pasivo" en su labor de oposición: "Están los que no hacen nada porque quieren llegar a La Moncloa a lomos de la inercia del desastre Gobierno de Sánchez e Iglesias. Puede que perdamos, pero habremos dado los motivos que hacen necesarias unas elecciones. Más perderán los diputados que mañana tengan que explicar a los españoles su responsabilidad por la continuidad de este desastre", aseguró, refiriéndose a los de Casado. El resto de su intervención estuvo trufada de llamamientos similares.
A su vez, la intervención de Garriga tuvo algunas diferencias con el fondo y la forma de las alocuciones de Abascal. El líder de Vox y candidato a la Presidencia del Gobierno en la moción de censura apostó por un discurso de corte ideológico, plagado de términos y referencias que desde su propio partido achacaron a la "batalla cultural" que quieren sostener contra la izquierda.
Abascal convirtió a Donald Trump, a China y a la Unión Europea en los protagonistas de su primer discurso, una intervención en la que no faltaron referencias a la ilegalización de partidos independentistas y ataques al feminismo y a los migrantes. El líder de Vox cargó contra el "feminismo supremacista", insistió en su negacionismo del cambio climático y hasta anticipó la creación de la "República Islámica Catalana", si los "renegados separatistas" consiguen "romper España".
Sánchez eleva la presión sobre Casado
El antieuropeísmo fue una de las "novedades" (al menos en la tribuna del Congreso) en el repertorio del candidato de la moción. En una reinterpretación del manual de Trump, Abascal auguró que las "élites" quieren convertir a la UE y a España en una suerte de réplica de la República Popular China, similar también a la "Unión Soviética" y hasta a la "Alemania de Adolf Hitler".
El tono y el contenido de los discursos de los diputados de Vox abrió la veda a que Pedro Sánchez ninguneara la moción de censura y centrara buena parte de sus intervenciones en interpelar directamente a Pablo Casado: "Le pido que constituyan su alternativa desde el respeto y también le pido formalmente que su partido vote 'no' a esta moción de censura y que no ceda a la tentación totalitaria".
"La razón última de esta moción de censura es dividirnos, sembrar discordia y el odio de los españoles. Usted odia a España tal y como es", defendió el presidente, que recogió el guante de la "batalla ideológica" planteada por Abascal y defendió las políticas feministas, el Estado de las autonomías y la Memoria Histórica, entre otras cuestiones contra las que el líder de Vox había cargado durante sus intervenciones.
Los dos partidos que integran el Gobierno, PSOE y Unidas Podemos, elogiaron la actuación de Sánchez, especialmente en lo que se refiere a su primera intervención. Consideran que ha mantenido el perfil institucional que se había propuesto, sin dejar de desmontar los argumentos de la ultraderecha (su falta de propuestas, sus mentiras y sus contradicciones), y que ha cumplido sobradamente con sus objetivos.
La única "pega" que ponen es el precioso tiempo que estas jornadas están robándole al Ejecutivo para luchar contra la pandemia pero, a su juicio, no hay más sorpresas que la improvisación de Abascal y el trazo grueso empleado. Ni nunca temieron que la moción prosperase ni ocultan que los ataques de Vox sirven para retratarles como única alternativa a la unión de la ultraderecha y la derecha.
El Gobierno cree que el PP no ha sido capaz de salvar los muebles y consideran un error que Casado no aclare su voto
Además, quien creen que no ha sido capaz de salvar los muebles es el PP. Fuentes del Ejecutivo afirman que los conservadores ya deberían haber aclarado si votarán 'no' o se abstendrán: teniendo en cuenta que consideran que la moción va dirigida a erosionar al partido de Pablo Casado, desdibujado como oposición frente a Vox, y que la intervención de Abascal ha sido "demencial", "un disparate", "un discurso sin orden ni sentido", creen que el PP comete un error al no aclarar que se opondrá a esta iniciativa.
Tras las intervenciones de los diputados de Vox, las formaciones del Gobierno, los partidos del bloque de la investidura, JxCat y las CUP publicaron un manifiesto conjunto que rechaza los "discursos de odio de la ultraderecha" y que se compromete a pedir a la Presidencia del Congreso que sancione las faltas de respeto y los comportamientos irresponsables en la Cámara.
"El PP y Cs están confinados en la foto de Colón"
Los 10 partidos firmantes habían estado en contacto en las últimas semanas para tratar de consensuar una estrategia con la que frenar la inercia de crispación que Vox ha instaurado en el Parlamento. Aunque no se llegó a acordar ninguna iniciativa concreta y común de cara a la moción de censura (se había hablado incluso de no intervenir para mostrar en mayor medida el aislamiento de la ultraderecha), finalmente se decidió lanzar este manifiesto.
De cara a lo que resta del debate de la moción, se da por hecho que Pablo Iglesias, vicepresidente segundo -que no dejó de tomar notas durante la mañana del miércoles, desde su escaño en la bancada azul-, intervendrá este jueves, previsiblemente como réplica a Casado. Sánchez se ha esforzado por señalar que el PP se encuentra en una encrucijada, sin mapas ni brújula, e Iglesias incidirá en esta idea.
También se espera que Iglesias introduzca en esta ecuación a Ciudadanos; Sánchez, que aspira a hacerse con el centro político, no puede hacerlo, pero las últimas intervenciones de Iglesias ya permiten vislumbrar que recriminará a Arrimadas que gobierne en comunidades autónomas y ayuntamientos como el de Madrid con el respaldo de la ultraderecha.
Una ministra sintetizaba esta idea el miércoles, en conversación informal: "El PP y Ciudadanos están confinados en la foto de Colón". Y el Gobierno va a hacer lo posible por darle la vuelta a la situación y dejar que sean estas fuerzas de derechas las que reciban la onda expansiva de la jugada de Vox.
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