Abusos, "chantajes" y conflictos laborales: Ryanair, la compañía que siempre viaja a bordo de la polémica
La aerolínea irlandesa protagoniza un nuevo choque contra el Gobierno debido al aumento de tasas y anuncia el cierre de su base en Santiago y la cancelación de vuelos en otros aeropuertos.
El cobro por el equipaje de mano, las tarifas dinámicas y la falta de transparencia son solo la punta del iceberg de las denuncias por políticas abusivas de Ryanair.

Ryanair vuelve a sacudir el cielo español con una decisión que afecta a miles de pasajeros y deja a sus propios empleados en la incertidumbre. La aerolínea irlandesa anunció el cierre de su base en Santiago de Compostela y la cancelación de sus vuelos a Vigo y a Tenerife Norte, además de reducir operaciones en aeropuertos como Zaragoza o Santander. Según la compañía, la razón es el aumento de las tarifas aeroportuarias, pero Aena y el Gobierno lo califican como un "chantaje". Con esta decisión, se perderán más de un millón de plazas a disposición de los usuarios.
Este no es un conflicto aislado. Ryanair ha vivido en el último año una serie de choques contra el Gobierno, protagonizados por su excéntrico CEO, Michael O'Leary, que ha acumulado titulares por llamar "idiota" y "comunista" al ministro de Consumo, Pablo Bustinduy, hasta disfrazarlo de payaso en una campaña de la aerolínea.
Su inquina contra Bustinduy se explica porque su empresa había sido sancionada por el Ministerio de Consumo con 107 millones de euros por prácticas abusivas, centradas principalmente en el cobro del equipaje de mano, aunque también incluían otros abusos, como cobrar por reservar asientos contiguos para acompañar a personas dependientes, impedir el pago en efectivo en los aeropuertos o imponer tasas desproporcionadas por imprimir la tarjeta de embarque. No obstante, el Tribunal Superior de Justicia de Madrid (TSJM) suspendió la sanción de forma cautelar, aunque exigió avales por 111,8 millones.
La estrategia de confrontación de O’Learly se repite ahora también con el Ministerio de Transportes, Óscar Puente, al que acusa de "monopolio" por no rebajar las tasas en aeropuertos regionales, que, según la aerolínea, operan "casi al 70% vacíos". La compañía irlandesa sostiene que sus decisiones de trasladar operaciones a otros países responden a políticas fiscales más atractivas en Italia, Hungría, Suecia o Marruecos, donde se reducen impuestos y se abaratan tasas para fomentar el crecimiento, acusando de monopolio a Aena al no entender la necesidad de competir para expandirse.
Esta no es la única decisión polémica que ha tomado la compañía low cost, pues desde su nacimiento acumula una serie de prácticas cuestionables:
Control sobre el equipaje
El equipaje de mano, que hasta ahora era una fuente constante de conflicto para los pasajeros de Ryanair, desde este jueves permite llevar bolsas un poco más grandes, hasta 40 x 30 x 20 cm frente a los 40 x 20 x 25 cm anteriores, aumentando el volumen máximo de 20 a 24 litros. A primera vista, parece una medida positiva que iguala a la aerolínea con otras compañías europeas como Wizz Air o Vueling, que ofrecen dimensiones similares.
Sin embargo, la aparente flexibilidad es solo la otra cara de una estrategia abusiva, ya que Ryanair ha decidido, a su vez, intensificar el control sobre el equipaje aumentando la prima que reciben sus empleados por detectar maletas fuera de tamaño de 1,50 a 2,50 euros por equipaje y eliminando el límite mensual de bonificaciones. Lo que antes era una revisión rutinaria se convierte ahora en un incentivo económico para sancionar a los pasajeros, mientras la compañía justifica estas prácticas como una forma de agilizar el embarque y premiar a quienes cumplen con la normativa.
Publicidad engañosa
Además, algunas aerolíneas incurren en publicidad engañosa con sus tarifas y en una preocupante falta de transparencia. "Cuando compras el billete piensas que incluye los servicios básicos, pero de repente descubres que tienes que pagar por elegir asiento o incluso por llevar una maleta en la cabina", explicaba a este medio Eric Napoli, de AirHelp. Es el caso claro de Ryanair, la aerolínea cobra a los pasajeros por subir a bordo con el equipaje de cabina, un servicio que, según la normativa europea, debería estar incluido en el precio del billete.
Conflictos laborales
Los abusos de Ryanair también afectan a sus propios trabajadores. El personal de tierra de Azul Handling, filial de la compañía irlandesa, se encuentra en huelga desde el 15 de agosto hasta el 31 de diciembre a modo de protesta contra las sanciones a trabajadores.
Azul Handling, empresa 100% controlada por Ryanair, gestiona directamente los servicios en tierra como carga y descarga de equipaje, limpieza de aeronaves, asistencia en mostradores, ayuda a personas con movilidad reducida o coordinación en pista. Solo en España emplea a más de 3.000 personas.
Además, ahora, el cierre de la base en Santiago ha golpeado de lleno a su plantilla. Los trabajadores de tierra se enteraron por la prensa mientras que el personal de vuelo fue convocado a principios de semana y se les comunicó que serían trasladados. En total, son unos 120 empleados a los que se les ofrece un cambio de destino, aunque varios de ellos ya reconocen que piensan en dejar la aerolínea, según recoge El País.
Trabas para reclamar
Otro frente de conflicto es el acceso a la compensación por retrasos o cancelaciones. Según AirHelp, menos del 2% de los pasajeros reciben compensación por parte de las compañías europeas. Ryanair no informa a los pasajeros sobre sus derechos ni abona automáticamente las compensaciones, obligando al consumidor a iniciar reclamaciones que, a menudo, terminan en respuestas negativas. La organización FACUA-Consumidores en Acción ha pedido al Ministerio de Consumo que las compensaciones se paguen de manera automática, ya que la mayoría de los pasajeros desconoce sus derechos.
Baile de precios
El coste de los billetes también es una preocupación para los viajeros de las aerolíneas. Se trata de precios dinámicos, es decir, bajan cuando hay poca demanda y suben cuando más gente los necesita.
El Ministerio de Bustinduy ha anunciado que regulará los algoritmos por los que se rige Ryanair y la mayoría de las compañías aéreas para que sean "transparentes y accesibles", y prohibirá que sean discriminatorios. Las aerolíneas no podrán variar los precios ni estos se personalizarán durante el proceso de compra. Así, pretenden evitar que el cliente tome una decisión apresurada de comprar ante la incertidumbre de que puedan subir rápidamente de precio.
Descontento entre los consumidores
Las prácticas abusivas de la compañía y su cuestionable trato a los pasajeros han llevado a que la aerolínea sea elegida como La Peor Empresa del Año 2024 por los consumidores. En la última edición de este reconocimiento, convocado por FACUA-Consumidores en Acción, Ryanair recibió el 38,5% de los votos, reflejando el descontento generalizado frente a sus políticas y su gestión.
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