Este artículo se publicó hace 3 años.
Autónomos y asalariados de pymes soportan las mayores caídas de ingresos por la pandemia
La Agencia Tributaria describe un sistema productivo gripado en el que quienes dependen del sector privado y de sus propios negocios sufren con dureza las consecuencias económicas de una pandemia que ha recortado en más de un 10% sus salarios e ingresos.
Zaragoza-Actualizado a
La crisis económica es menos democrática que la sanitaria: no está afectando por igual, ni mucho menos, a todos los estratos de la sociedad, sea cual sea la estratificación que se observe. Y la Agencia Tributaria acaba de perfilar cómo en uno de esos ejes, el del origen de las rentas salariales, las diferencias son claras entre autónomos y asalariados de empresas privadas, por un lado, y, por otro, empleados públicos y pensionistas.
La masa salarial de las pymes se redujo en más de un 10% y los ingresos de los autónomos en casi un 11% como promedios, algo que, si se tiene en cuenta que el beneficio o margen industrial de las operaciones suele situarse en el entorno del 15% apunta a que una buena parte del tejido productivo micro del país se encuentra en una situación asfixiante y a que esa situación comienza a sentirse con intensidad en los hogares cuyos ingresos dependen de esos sectores productivos.
Ya antes de la pandemia, la cuarta parte de las pymes carecía de rentabilidad y un volumen prácticamente similar tenía resultados equilibrados, sin ganancias ni pérdidas, mientras que medio millón de autónomos, uno de cada seis, declaraba resultados deficitarios.
La merma de ingresos por el parón de la actividad económica que han provocado las medidas adoptadas para hacer frente a la pandemia está extendiendo a los hogares unas consecuencias que ya desde los primeros meses, y a pesar de la amortiguación de los ERTE y el resto de medidas del ‘escudo social’, impactaron con fuerza en el empleo.
Mientras tanto, la Agencia Tributaria, que ya recogía en su Informe de Recaudación de Diciembre, publicado hace unos días, cómo "el elevado crecimiento de las rentas de origen público (salarios y pensiones)" había limitado en términos globales "la caída de las rentas de las familias, que se estima en el entorno del 1%", recaudaba por salarios un 1,5% más que el año previo al coronavirus; un "dato bueno, teniendo en cuenta el entorno", señalaba, aunque "la evolución fue muy distinta en el sector público y en el sector privado, afectado este de lleno por la situación económica".
Pobreza y acaparamiento crecen en un país con la economía gripada
En ese contexto, y vistas la evolución del empleo, de los depósitos bancarios y de los indicadores de morosidad, y fenómenos sangrantes como las colas del hambre o la destrucción de tejido empresarial, todo apunta a que datos como los conocidos este miércoles con las Cuentas Trimestrales no Financieras de los Sectores Institucionales que publica el INE (Instituto Nacional de Estadística), que indican que los ahorros de los hogares crecieron el año pasado en 54.000 millones de euros mientras renta bruta de esas mismas familias se reducía en 30.000 y la disponible en 26.000, enmascaran la convivencia de cuadros de empobrecimiento con otros de acaparamiento, de gente que no llega y de otra sin posibilidades de gastar lo que gana.
Parece, por mucho que esas tendencias tengan una explicación macroeconómica en la caída del consumo por las restricciones de la actividad, una de las pruebas del nueve de esa evolución en K de una crisis que estaría disparando la desigualdad, tal y como vienen alertando entidades como Oxfam-Intermon o Asufín en el plano local e instituciones como el Banco Mundial en el internacional.
Los últimos informes de recaudación de la Agencia Tributaria dibujan un país con el sistema económico gripado como consecuencia de la crisis pandémica, con retrocesos del 13% en el gasto final sujeto a IVA, cuyo grueso se concentra "lógicamente en el gasto de los hogares (-16,3%)", del 5,7% en la compra de vivienda y del 17,4% en los consumos ligados a los impuestos especiales, como la electricidad, los carburantes, el tabaco y las bebidas alcohólicas mientras que, "dada la situación sanitaria y social, el gasto de las administraciones públicas fue el único componente con tasas positivas (4,4%)".
"Todos los indicadores de la evolución económica mostraron el mismo perfil, tanto los generales (PIB, afiliados), como los procedentes de la información fiscal", reseñan esos documentos, que también indican cómo a partir de agosto la tendencia a la recuperación "se estabilizó, y solo a partir de noviembre se pudieron observar nuevas mejoras, aunque insuficientes para alcanzar tasas positivas".
Los datos de esos informes del fisco también comienzan a mostrar el efecto que está teniendo en las arcas públicas la combinación de la crisis pandémica con las recetas liberales de las últimas décadas, en las que el peso de los impuestos indirectos, el IVA y los especiales que gravan el consumo, ha ido ganando terreno al de los directos, el IRPF y el de Sociedades, vinculados a las rentas personales y empresariales: el parón de la actividad hizo que el año pasado el pinchazo de los primeros (11.145 millones de euros, -11,5%) prácticamente duplicara al que registraron los segundos (7-152, -6,3%).
Esa tendencia se está agudizando en el arranque de 2021, con otro retroceso del 8,1% de los indirectos (-1.270) frente a una mejora del 6,3% de los directos (+346) que añade 922 millones al desplome de la recaudación del año pasado, de 18.757, después de tres seguidos de récord.
La décima parte de la masa salarial se esfuma en las pymes
Hace unos días, en el informe referente al mes de febrero, la agencia desgranaba cómo está afectando a los ingresos de cada uno de los grupos de trabajadores la crisis económica asociada a la pandemia.
"En las rentas del trabajo la evolución fue muy distinta según el origen de las mismas", señala el informe, que destaca cómo "los salarios del sector privado acusaron todos los problemas derivados del confinamiento y del descenso de la actividad" con una caída del 5,8% que resultó "más pronunciada" entre los empleados de las pymes, en los que el retroceso alcanzó el 10,3% y "con mayor representación en actividades más afectadas por las restricciones", mientras que entre los asalariados de las grandes empresas el descenso fue del 2,2%.
"Parte de esta reducción de la masa salarial fue cubierta por los ERTE", con los que el SEPE (Servicio Público de Empleo) cubrió "parte de los salarios que dejaron de pagar las empresas". "Si se suma a los salarios del sector privado las cantidades transferidas por el SEPE, la caída de la masa salarial se reduciría al 2%" en su conjunto, anota la Agencia Tributaria.
La merma de ingresos de los autónomos se acerca al 11%
Paralelamente, "las rentas de los hogares ligadas a los beneficios de las empresas personales", es decir, las de los autónomos, "disminuyeron un 10,7%", con un retroceso ligeramente superior incluso al registrado por los asalariados de las pymes.
El motivo fundamental para una caída de esa magnitud se encuentra en "el elevado peso que tienen estas empresas en los sectores más perjudicados por el confinamiento y las limitaciones a la movilidad y a las reuniones", ya que "alrededor del 50% de las empresas personales de las ramas no agrarias se dedican al comercio, a la hostelería y a servicios personales y de ocio".
Esa mayor presencia en esos sectores "conllevó un fuerte impacto" en los ingresos de esos negocios que "en los primeros quince días de confinamiento, todavía en el primer trimestre", alcanzó un 8,3% y que en el segundo se disparó al 24,8%, "estabilizándose la caída en el segundo semestre en el entorno del 5%".
Los salarios públicos aumentan casi un 6% entre subidas y contrataciones
Por el contrario, "la masa de salarios del sector público creció un 5,9% en el año, algo más que en 2019 (5,6%)", especialmente entre los empleados de las comunidades autónomas, entre los que el incremento alcanzó el 7,1%.
No obstante, ese aumento de la masa salarial del sector privado no corresponde únicamente a las revisiones de comienzos de año, sino también, al crecimiento del empleo "sobre todo en la segunda parte del año y concentrado en sanidad y educación".
El incremento "fue más moderado" en la Administración central (5,3%) y en la local (2,5%), y también en ambos casos con "un repunte en el tramo final del año" que en la primera de ellas se debió a "las últimas subidas derivadas del proceso de equiparación salarial en los cuerpos de seguridad".
Las pensiones, por su parte, crecieron un 2,9%, con una subida del 2,4% en el ingreso medio y un aumento del 0,5% en el número de contribuyentes que las perciben, aunque eso no afecta a que buena parte de esos retiros, especialmente entre los autónomos se encuentren por debajo del salario mínimo y del umbral de la pobreza.
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