Los países ricos se refugian en un lenguaje ambiguo para salirse con la suya en la recta final de la COP30
La UE aboga por establecer un 'plan de acción' en lugar de un 'mecanismo' para la transición ecológica justa. Este cambio de nombre supone una rebaja del compromiso para abandonar los combustibles fósiles.

Madrid--Actualizado a
Comienza la cuenta atrás en la COP30. La presidencia de la cumbre –que este año ostenta Brasil– presentó este martes los primeros borradores para la negociación de los acuerdos con los que se pretenden clausurar el encuentro de alto nivel. El líder brasileño, Lula da Silva, acudió a Belém, enclave de entrada a la Amazonía y donde tiene lugar la reunión, para acelerar el proceso. Su intención era cerrar los principales pactos este mismo miércoles para que la edición de esta COP pueda llegar este viernes con éxito a su fin, de manera que el presidente pueda acudir triunfante a la cumbre del G20 que se celebrará este fin de semana.
Unos 80 países, incluido España, apoyaron este martes la creación de una hoja de ruta para el abandono progresivo de los combustibles fósiles. "Tiene que ser un hito fundamental que se formule como éxito de esta cumbre", ha declarado este miércoles la ministra para la Transición Ecológica (MITECO), Sara Aagesen, desde Belém. "Será parte del plan de respuesta ante la brecha que existe para el cumplimiento de los objetivos que nos marca la ciencia". La titular ha añadido que continúan las negociaciones en esta jornada para ampliar el paquete de compromisos, bautizado como mutirão (esfuerzo colectivo). Aunque se esperaba una actualización de los documentos a lo largo de la mañana de este miércoles, al cierre de la información no se han publicado.
El peligro de que los pactos queden en papel mojado
Representantes de la sociedad civil lamentan sin embargo que esta hoja de ruta no establece medidas concretas. "Las últimas propuestas preliminares sobre combustibles fósiles son muy insuficientes", critica en declaraciones a Público Alex Rafalowicz, director ejecutivo de la Iniciativa para el Tratado de No Proliferación de Combustibles Fósiles. Presente en la cumbre, subraya que "no establecen una hoja de ruta; simplemente convocan reuniones sin resultados concretos. Lo que necesitamos es una estructura clara para alinear la extracción y el uso de combustibles fósiles con el límite de 1,5 °C, porque actualmente vamos por mal camino".
La investigadora sobre justicia climática en el Observatori del Deute en la Globalització (ODG) Clàudia Custodio, también reflexiona en conversación con este medio sobre cómo se utiliza un "lenguaje ambiguo" en la redacción de los textos. En el borrador presentado "se pide a las partes reformar los subsidios a los combustibles fósiles ineficientes. Está bien pedir eso, pero ¿qué son los subsidios ineficientes?", ejemplifica al experta. "Lo que habría que hacer es prohibir cualquier subsidio a la industria fósil, pero esto no se menciona de forma explícita".
Las negociaciones a lo largo de este miércoles "han seguido a puerta cerrada y sin transparencia", ha expresado a los medios Eva Saldaña, directora de Greenpeace España y Portugal, desde Belém. "La noticia de que el Gobierno español es uno de los 80 países comprometidos con el abandono progresivo de los combustibles fósiles es una excelente noticia", ha añadido. Custodio destaca que el abandono de los combustibles fósiles es clave, pero insiste en que se deben establecer unos pasos para garantizar que se implementa "una transición justa, equitativa y ordenada".
Reticencias al abandono de los combustibles fósiles
Para Javier Andaluz, responsable de Energía y Clima en Ecologistas en Acción y también presente en Belém, señala a este diario que "si salieran las opciones más positivas, podría ser un paso adelante, pero sin duda está muy lejos de la ambición necesaria". El activista señala la incapacidad de los países para "poner unos compromisos a la altura", así como para garantizar "las formas de implementar [el abandono de combustibles fósiles]". Andaluz defiende un paquete "íntegro", que avance en la reducción de emisiones, pero también en el apoyo del norte al sur global.
"Es evidente que los países del norte global deben asumir la responsabilidad de su papel histórico en la expansión de la industria de los combustibles fósiles y actuar con la mayor celeridad para abordar este problema", incide Rafalowicz. En este sentido, Aagesen ha apuntado ante los medios una resistencia por parte de los países que más dependen de los combustibles fósiles para apoyar su abandono y ha reconocido un "retardismo" presente en la agenda climática. La ministra ha aludido a EEUU, donde señala que la penetración de renovables también está teniendo lugar.
Andaluz señala que los países más activos en su resistencia son "las grandes potencias petroleras" como son los estados árabes. "Bloquean cualquier mención a los combustibles fósiles y en las negociaciones levantan la mano para eliminar los párrafos que venían a reflexionar, no acuerdos nuevos, sino lo que ya se aprobó en Dubái". En esta ciudad tuvo lugar la COP28, donde se sentaron las bases para una transición verde. No obstante, el ecologista también identifica saboteadores pasivos como EEUU, "que ni siquiera aparece en estas negociaciones cuando es el mayor responsable histórico". Además, remarca que, aunque no esté presente, "opera mediante otros países de influencia" que adoptan "posiciones de bloqueo".
El Mecanismo de Acción de Belém, en la cuerda floja
Uno de los puntos candentes de esta COP es el Mecanismo de Acción de Belém (BAM, por sus siglas en inglés). La Red por la Justicia de los Recursos lo describe como un mecanismo que permitirá aunar esfuerzos y estrategias y, sobre todo, proteger que la transición ecológica no deja a nadie atrás. Su aprobación "permitiría poner en relación el fin de los combustibles fósiles con el apoyo y la protección de derechos", describe Ecologistas en Acción en un dossier informativo sobre la cumbre.
La ambigüedad del lenguaje también juega aquí un papel determinante. "Hay países que se niegan a aceptar que el resultado de este programa sea un mecanismo y en el caso de la Unión Europea, han planteado lo que ellos llaman un plan de acción, que no es lo mismo", remarca Custodio. "El lenguaje sí que importa y significan cosas distintas". La investigadora del ODG aclara que "un mecanismo tiene más herramientas y cuenta con un calendario específico de implementación". Por el contrario, un plan se basa en la voluntad de cada país y contempla una menor concreción. De este modo, "es muy difícil que realmente sirva para operativizar esta transición", advierte.
"Un mecanismo no solamente implica diálogos o debates sobre formas de coordinarse con pequeños encuentros, que es la propuesta de la UE", añade Javier Andaluz. "Necesitamos una institución fuerte que coordine todos los trabajos para la transición justa". "Es muy importante que salga un mecanismo que tenga todas las herramientas para garantizar que su transición sea realmente justa", recalca por su parte Custodio. Concluye que es necesario "un mandato para poder implementar el BAM de forma coordinada en los distintos países, reconociendo las diferentes necesidades y realidades, dada la responsabilidad histórica ante la emergencia climática".
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