Este artículo se publicó hace 2 años.
¿Qué tiene de positivo, y de negativo, el creciente uso de purines en la agricultura?
Las sanciones a Rusia por la invasión de Ucrania intensifican el desbocado encarecimiento de los fertilizantes, iniciado con el desplome del consumo de petróleo por la pandemia, y llevan a los agricultores a recurrir al nitrógeno orgánico procedente de las deyecciones del ganado para reducir costes, lo que atenúa el impacto ambiental de la agroindustria.
Zaragoza-Actualizado a
"La gente está mucho más dispuesta a echar purín en el campo por lo caro que está el abono", explica Robert Jaimejuan, agricultor catalán y responsable del sector de Forrajes de la organización agraria COAG, que recuerda cómo el encarecimiento de los fertilizantes minerales y sintéticos, especialmente estos últimos, ha obligado a muchas explotaciones agrarias a replantarse los laboreos y a recurrir en mayor medida a los orgánicos.
"Se importaba mucho abono nitrogenado de Rusia, pero esta ha restringido las exportaciones como respuesta a las sanciones por la invasión de Ucrania, y eso ha acabado de disparar los precios, que ya habían comenzado a subir cuando con la pandemia se redujo el consumo de petróleo", del que son un producto secundario, anota.
Esa situación ha generado como ‘efecto secundario’ la atenuación de los impactos ambientales de la ganadería industrial, al menos de forma puntual, al reducir los sobrantes de purín de las macrogranjas, que se han convertido en uno de los principales contaminantes de las aguas y los suelos, por nitratos y fosfatos, y de la atmósfera, por el amoniaco: no es que las macrogranjas vayan a producir menos residuos orgánicos, sino que una parte de ellos va a pasar a sustituir a los abonos de origen mineral y sintético en lugar de, como ocurría hasta ahora, solaparse como excedente.
¿De qué cantidades de purines hablamos?
Resulta prácticamente imposible determinar la producción de purín y cieno de la potente ganadería industrial española, aunque sí hay algunas estimaciones que apuntan a que un cerdo genera entre cuatro y siete litros diarios, y en España hay, según los datos del Ministerio de Agricultura, 35,4 millones de plazas autorizadas que se encuentran ocupadas la mayor parte del año.
A esa nebulosa, que en cualquier caso apunta a unos volúmenes desmesurados de residuos orgánicos, hay que añadirle otras dos: tampoco hay constancia oficial de qué parte de ellos se utilizan como fertilizante ni de cuál es su composición.
"El problema del purín es que no se puede controlar cuánto nitrógeno, carbono o fosfato hay en su composición" porque no se trata de un producto homogéneo sino de excrementos que dependen de la dieta del animal, explica Gabriel de la Fuente, profesor del Departamento de Ciència Animal de la Escola Tècnica Superior d’Enginyeria Agrària de la Universitat de Lleida (UdL).
¿Se sabe qué volúmenes de abonos van a sustituir?
Tampoco hay certeza, aunque sí se sabe qué volúmenes de abono sintético y mineral adquieren cada año los agricultores españoles, una parte importante del cual va a quedarse este año en los países de origen por la caída de la demanda que han provocado el encarecimiento y la disponibilidad de un sustituto orgánico.
Los datos del Ministerio de Agricultura señalan que el campo español recibe cada año en torno a 5.000 toneladas de fertilizantes, más de la mitad de ellos con el nitrógeno como componente mientras los fosfatos y las potasas tienen una presencia netamente inferior. Todos esos elementos se encuentran en los purines, aunque en concentraciones inferiores por tratarse de un compuesto orgánico.
¿Cuánto purín necesitan los agricultores?
Tampoco es fácil de determinar, ya que el uso de fertilizantes tiene limitaciones: 150 kilos de nitrógeno por hectárea en zonas declaradas vulnerables por la presencia de nitratos y 210 en las que no alcanzan ese grado de afección, y alcanzar las dosis dependerá de la composición de las deyecciones.
En cualquier caso, sí parece que la magnitud del reemplazo va a ser de calado. "El precio del abono nitrogenado se ha multiplicado por tres y por cuatro. La tonelada de urea estaba a 300 euros hace dos años y ahora pasa de 1.200", apunta Jaimejuan. Eso supone entre 180 y 250 euros por hectárea, un coste que resulta prohibitivo para buena parte de los agricultores.
"Para sacar 18 toneladas de maíz por hectárea hay que darle de comer a la tierra. Si la planta no tiene buen alimento no se desarrolla ni captura carbono ni fija el nitrógeno, y para hacer dos cosechas necesitamos más de 400 kilos de nitrógeno", señala el agricultor.
¿Qué es el purín?
Son los excrementos del ganado, principalmente del porcino, en los que se mezclan los sólidos y los líquidos, y en los que hay una fuerte presencia de elementos nitrogenados, tanto nitrógeno como nitratos, nitritos o amoniaco. Se trata de un residuo orgánico de cuya densidad de uso depende que actúe como fertilizante o como contaminante.
"Hay distintos tipos de nitrógeno en el purín", explica De la Fuente, que anota que, por lo variado de la composición, "a veces puede no obtenerse la aplicación que se desea" en el campo.
¿Cómo se aplica?
Se traslada al campo en cubas tras un tratamiento previo y se vierte directamente sobre las parcelas. "No se puede aplicar a voleo, por aspersión como se hacía antes, sino que hay que inyectarlo para evitar que se volatilicen el amoniaco y los nitritos", explica el profesor, que llama la atención sobre otro de sus componentes como el fósforo.
"El gran problema que viene es el de los fosfatos, que comienza a provocar problemas de eutrofización de suelos por exceso de nutrientes", explica, algo que altera los equilibrios químicos y ambientales como ocurre en algunos ríos y embalses. "El nitrato tiene un ciclo más rápido que el fosfato", añade.
¿Cómo se produce la contaminación por nitratos?
"Cuando el suelo y las plantas no pueden absorber el exceso de nutrientes, la lluvia y el agua del riego pueden arrastrar ese sobrante y hacer que vaya a parar a los acuíferos y los ríos", expone De la Fuente, que anota que "el suelo tiene capacidad para transformar los nutrientes en otros elementos, pero el excedente puede generar lixiviados" que acaban en los sistemas hídricos.
¿Qué alcance tiene la contaminación por nitratos?
Algunos estudios destacan que la superficie declarada como zona vulnerable por la presencia excesiva de nitratos equivale a una cuarta parte de la extensión total del país, lo que es tanto como decir la mitad de la que se explota a través de la agricultura, mientras el deterioro de las aguas comienza a ser alarmante en cuencas como la gallega del Limia y en varias zonas de la demarcación del Ebro. Que los datos del Ministerio de Sanidad constaten la detección de nitratos en las redes de agua potable de más de la mitad de los pueblos de España habla por si solo, como también lo hacen las repetidas advertencias a España por parte de la UE sobre las vulneraciones de la normativa comunitaria sobre nitratos.
¿Hay medios para evitar esos procesos contaminantes?
"Es evidente que el impacto de la ganadería en la atmósfera y en el agua es elevado. La UE está empezando a legislar para reducirlo y eso ha hecho que las empresas empiecen a preocuparse por cómo hacerlo", explica el profesor, que señala a la alimentación del ganado como una de las vías de actuación: "se trabaja en reducir el nivel de nitrógeno incluyendo menos proteína en las dietas", lo que equivale a incluir menos soja y menos guisantes en los piensos, señala. "Si hay menos proteína, el animal lo absorbe mejor y elimina menos a través del purín", anota.
El aprovechamiento del purín para producir biogás no acaba de despegar, y menos tras los recortes de la pasada década, mientras que el equipamiento de las granjas con plantas de tratamiento previo a su aplicación en la agricultura apenas sale del marco de la teoría, al menos por ahora. Sí se utilizan para elaborar abono mediante compostaje, destilación y secado, como explica esta guía de la Generalitat catalana.
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