Entrevista a Sergi Perelló, secretario general de la Intersindical-CSC"En los últimos 40 años, los sindicatos no hemos sido capaces de frenar la pérdida de derechos"
El secretario general de la Intersindical-CSC se fija como objetivo situarla como la tercera fuerza sindical de Catalunya. "No tenemos que perder la capacidad de movilizarnos y de presionar", afirma en una entrevista con 'Público'.

Barcelona--Actualizado a
Sergi Perelló, secretario general de la Intersindical-CSC, explica, en una entrevista con Público, que un conflicto laboral en la naviera argentina Buquebús en 2001, donde ejercía de taquillero, despertó su vocación al descubrir la utilidad de la intermediación sindical. De joven, ya había sido militante de la independentista Plataforma per la Unitat d'Acció (PUA), dedicando parte de su trayectoria como militante a la defensa de los derechos humanos y laborales en Colombia.
Desde el año 2004 y durante una década fue secretario de organización de la Intersindical - Confederació Sindical Catalana (CSC). Desde 2013 ocupó el cargo de vicesecretario general, y cinco años después pasa a ser el portavoz. En julio del año 2020, Sergi Perelló se convierte en el secretario general del sindicato en sustitución de Carles Sastre.
Uno de los propósitos al acceder al cargo fue situar a la entidad, de carácter marcadamente independentista, como la tercera fuerza sindical en Catalunya. Con los años dorados del procés vivió un momento dulce en afiliación y representación, que ahora se ha estabilizado, "a pesar de que todavía tenemos un crecimiento sostenible".
Perelló, que considera que los derechos sociales y los nacionales están estrechamente vinculados, puesto que forman parte de la condición de vida de las personas trabajadoras, atiende a Público a las puertas de las movilizaciones del 1 de Mayo, que precisamente se centran en este aspecto.
¿Por qué el lema Queremos decidir para vivir mejor, que protagoniza el 1 de Mayo de la Intersindical?
Nuestra reivindicación tiene dos vertientes claras que tienen que ver con las condiciones de vida que tenemos así como con la capacidad de decisión. Partimos del escenario de que la decisión de estas condiciones está afectada por el marco político en el que estamos. Este, está marcado por la preponderancia del Estado español en las cuestiones laborales, sociales y legislativas que acaban afectando a los salarios de los catalanes y catalanas, las jornadas laborales y otras situaciones globales como la crisis de la vivienda y del transporte.
Fruto de este contexto, ¿se puede concluir que la lucha sindical en los últimos tiempos se ha hecho más transversal?
Es evidente que no podemos aislar las discriminaciones que sufren los trabajadores y trabajadoras de sus condiciones integrales. No se puede entender la reducción de la jornada laboral sin que haya elementos que puedan modificar el modelo productivo. En este aspecto, existe un tema de fondo importante, que es que en Catalunya no tenemos capacidad de decisión en temas que son capitales. Esto hace que nos quejemos de medidas como el decreto sobre el Salario Mínimo Interprofesional (SMI), puesto que el coste de la vida en el territorio catalán es superior al de otros puntos del Estado.
Además, en Catalunya, las estadísticas muestran que un 26% de la población se encuentra en riesgo de exclusión o de pobreza. Así, siguiendo las indicaciones de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) y la Carta Social Europea, el 60% del SMI se tendría que adecuar a la media salarial general. De forma que el SMI catalán tendría que ir hacia los 1.425 euros mensuales. En el caso de la reducción de la jornada laboral, a pesar de no disponer de capacidad legislativa, consideramos que, basándonos en la justicia social y los avances tecnológicos, esta tiene que tender hacia las 32 horas semanales.
¿Cómo se tendría que articular esta reducción de la jornada, teniendo en cuenta que hay un paso previo, que son las 35 horas semanales?
No nos oponemos a los pasos previos para reducir la jornada laboral, pero tampoco nos gustan determinadas actitudes que tiran campanas al vuelo o hacen brindis al sol en el sentido de que, sin las competencias o un marco propio de relaciones laborales, se impide que se establezcan sistemas de inspección efectivos. De hecho, ahora mismo hay contabilizados un centenar de inspectores de trabajo aproximadamente, cuando tendría que haber como mínimo unos 700.
Se pueden dar muchos avances en materia laboral o en la reducción de la jornada, pero si no se ponen unos mecanismos de control, la norma puede quedar como agua de borrajas. Por lo tanto, cuando hablamos de nuestras demandas, no las entendemos de una manera aislada, sino de una forma integral. A pesar de que nos alegramos de las reducciones de la jornada que se aprueben, también hace falta una dotación legislativa y presupuestaria para que la medida sea más efectiva.
"Sin las competencias o un marco propio de relaciones laborales se impide que se establezcan sistemas de inspección efectivos"
¿Qué papel tiene la Intersindical en el panorama sindical catalán, ahora que ya no nos encontramos en el momento álgido del procés?
Es cierto que en 2018 y 2019 tuvimos un crecimiento muy acelerado. Ahora estamos en una fase de consolidación, en la cual continuamos incrementando nuestra presencia a un ritmo más pausado con un crecimiento más cualitativo. El boom nos sirvió para constituir nuestra estructura sindical, formada por la Federación de Industria, la de Servicios Públicos y Servicios Privados, a la vez que contamos con más de un millar de representantes sindicales y recursos para afrontar con garantías la negociación colectiva y los conflictos laborales. Desde principios de este año, hemos constituido una caja de resistencia, destinada justamente a gestionar estos procesos. Estamos a punto de llegar a los 7.000 afiliados, manteniéndonos como el quinto sindicato en representación en Catalunya.
En el caso de la Intersindical, se tiene una imagen de un sindicato muy vinculado a los servicios públicos. ¿Cuál es la realidad detrás de este mito?
En proporción de afiliación, nos encontramos en la media de la mayoría de los sindicatos, acumulando un tercio de las afiliaciones en cada una de las áreas: Industria, Servicios Públicos y Servicios Privados. La que tiene más afiliados es Servicios Privados. En el caso de Industria, tenemos más fuerza en el sector químico, el auxiliar del automóvil y el metal.
En Privados, hay más personas en banca. A pesar de que la proporción de trabajadores públicos en Catalunya sobre el total se sitúa sobre el 12%, la representación sindical es más elevada. La actividad sindical en la Administración Pública es más fácil porque no existe tanto miedo a las represalias. Lo que pasó en 2018 y 2019 es que crecimos en las administraciones públicas más grandes, como el caso de la Generalitat, lo que nos dio más visibilidad.
"La actividad sindical en la Administración Pública es más fácil porque no existe tanto miedo a las represalias"
Últimamente han puesto el foco en aspectos como el traspaso de Rodalies o la pérdida de poder adquisitivo de los catalanes. ¿Cómo se puede avanzar?
Partimos de la base de que en los últimos 25 años, fruto de la victoria de las tesis neoliberales en la economía y la aparición de la extrema derecha, se ha producido una transferencia de las rentas del trabajo al capital. Así, las diferencias salariales que hay entre los sueldos de los directivos y los de los trabajadores se ha ido ensanchando cada vez más. Nuestros cálculos, basados en datos del Idescat [Institut d'Estadística de Catalunya], muestran que desde el año 2004, la subida de precios ha sido del 58%, mientras que la de los salarios se ha quedado estancada o congelada.
En los últimos tiempos, se ha agravado la situación con políticas que impulsan el recorte de los servicios públicos y rebajan la protección social. Se está avanzando hacia un modelo que se basa en la especulación con servicios de bajo coste, como el turismo, que tiene efectos en un derecho universal como el de la vivienda, que ha pasado a ser un bien de mercado, o en la gestión del transporte.
En este escenario, ¿los sindicatos han perdido su capacidad de movilización a favor de la concertación o de los pactos?
La percepción que tiene la población, que mayoritariamente es clase trabajadora, es que los sindicatos tienen que ser herramientas útiles y transformadoras de la sociedad. En el momento en el que esta función la hacen con menos intensidad, se abre la puerta a acumular una falta de prestigio. Sin demonizar la función de determinados agentes, los sindicatos no hemos sido capaces de frenar la pérdida de la mayoría de los derechos en los últimos 40 años.
De hecho, de las 25 reformas laborales, más de la mitad han sido lesivas para los trabajadores, a pesar de que se hayan querido vender como positivas. La última prosigue con la senda del abaratamiento del despido, el debilitamiento de la negociación colectiva o el maquillaje de la temporalidad.
El modelo sindical tiene que poder hacer frente a las pérdidas continuadas de derechos. Como mínimo, tiene que haber una mejora de la capacidad de los sindicatos para defender nuestros derechos. En Catalunya, los datos de afiliación están por debajo del 15% de la población. La acción sindical tiene que estar enfocada a mantener o ganar derechos laborales y sociales y si es necesario, llegar al conflicto y la movilización como medio de logro de los objetivos.
"La acción sindical tiene que estar enfocada a mantener o ganar derechos laborales y sociales"
¿Se tendrían que replantear o repensar el concepto de las elecciones sindicales teniendo presentes las nuevas fórmulas empresariales?
Como modelo, damos mucha importancia a tener secciones sindicales fuertes que puedan hacer frente a los empresarios y las patronales con una acción útil y con garantías. No tenemos que perder la capacidad de movilizarnos y de presionar.
En este ámbito, se podría tomar como ejemplo la trayectoria de sindicatos como la CIG en Galicia o ELA en Euskadi, que, con el concepto de confrontación, han superado en afiliación y en implantación a las organizaciones tradicionales con representación estatal. Son estructuras que, estando más cerca de su contexto social y nacional, acaban siendo más útiles para el conjunto de la población.
¿Qué estrategia tiene que seguir la Intersindical para continuar creciendo en el panorama sindical catalán?
La Intersindical viene de un periodo de construcción interna, en el cual hemos multiplicado por siete nuestra afiliación y por cinco la representación sindical. En este proceso, hemos construido las estructuras internas y hemos hecho el despliegue territorial con ocho federaciones. Nuestra consolidación implica reforzar las acciones sindicales, haciendo formación y ofreciendo servicios y asesoramiento. Nuestro planteamiento es el de un sindicato sociopolítico, en el que entendemos el marco político y el contexto social y económico de una manera integral.

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