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Harry Potter y el misterio de los cuatro trampolines

El saltador suizo Ammann busca el triunfo que se le resiste en la mítica prueba

PACO GRANDE

Harry Potter se enfrenta a uno de los misterios más insondables del mundo del deporte: el misterio de los cuatro trampolines. No estará solo. Como es habitual por estas fechas navideñas, un grupo de selectos compañeros deportistas se lanzarán con él a lo largo de los más de 100 metros de cada una delas cuatro plataformas de las que se compone el torneo, para sondear, una vez más, como hacen durante todo el año de noviembre a marzo, los secretos más impenetrables del vuelo con esquís.

Se trata de desafiar a la gravedad y a las fuerzas ocultas de la atmósfera, de volar sin descomponer la figura; de aterrizar lejos, muy lejos, con la gracia y la elegancia de una pluma de ave. Si es posible, sin romperse la crisma en el intento y sonriendo a la audiencia mundial.

Hay que ser un poco artista y un poco mago, además de entrenar mucho, para desvelar todos los misterios de un espectáculo deportivo al que, por primera vez desde hace 34 años, llega como favorito un suizo: Simon Ammann, elHarry Potter de los saltos y líder de la Copa del mundo.

A igual que en los libros de JK Rowling no queda muy claro el auténtico origen y el real destino del joven Potter; la trayectoria de Ammann en las grandes competiciones de saltos resulta desconcertante. Llegaba, deslumbraba a todos con sus ejercicios, ganaba y desaparecía como por arte de magia. Fue en Salt Lake City (USA), en 2002, cuandoAmmann ganó con sendos golpes de arte los dos oros olímpicos en juego, trampolín corto de 90 metros y largo de 120. Batió a todos los favoritos y se convirtió en la gran estrella de los Juegos de invierno.

Lo suyo fue una gesta. Había igualado lo conseguido por el legendario finés Matti Mykaenen en Calgary 88, pese a presentarse en Salt Lake casi de milagro, con dos segundos puestos y un tercero en pruebas de la Copa del Mundo, pero con las secuelas de una caída sufrida un mes antes durante los entrenamientos de la prueba de Willingen (Alemania). En esta se desequilibró y acabó dando con la cara en el suelo. Tuvo conmoción cerebral, un fortísimo golpe en la espalda y el primer día de los Juegos, en el trampolín de 90 metros, se le notaban las rozaduras del accidente.

Por la noche, en el podio, aquel joven de 21 años con las dos medallas colgadas del pecho, sus gafas azules, su sonrisa infantil y sus gestos chisposos y ocurrentes recordó a todos a Harry Potter. Y comenzaron a llamarle así. Su magia se prolongó hasta el 17 de marzo de aquel año, cuando ganó su primera prueba de la Copa del Mundo en el festival de esquí del mítico trampolínde Holmenkollen, en Oslo. A partir de ahí y hasta cuatro años después, su estrella ya no volvería a brillar.

No volvió a ganar una prueba de la Copa del Mundo hasta Lillehammer (Noruega), en diciembre de 2006, casi cinco años después de su primera victoria. Ammann regresaba con fuerzas renovadas después de alojarse durante un largo y oscuro periodo en la trastienda de la élite.

Así, en los campeonatos del mundo de esquí nórdico de Sapporo (Japón), en 2007, dio otro golpe de autoridad y consiguió de nuevo un doble triunfo: campeón del mundo en gran trampolín y subcampeón en trampolín corto. Aquella acabaría convirtiéndose en su mejor temporada, con siete podios y dos terceros lugares en la Copa del Mundo. Sin embargo, el cuatro trampolines se le seguía resistiendo. Una fuerza oculta le tumbaba cada vez que, lleno de moral y energía, afrontaba el legendario desafío de Navidad.

Hace dos años, Ammann llegó al torneo de los cuatro trampolines en las mismas condiciones en las que lo hizo este 2008. Era el mejor de todos los saltadores al llegar a Oberstdorf, pero perdía el liderato en Garmisch, con un puesto 18º, y se recuperaba en Innsbruck con un gran salto de 132 metros en la segunda manga. Estaba a sólo 4 metros del récord del trampolín, el polaco Adam Malysz, para acabar 3º en el ranking final de ese año, acompañando en el podio a las nuevas estrellas Jacobsen y Schlierenzauer.

Con aquella tercera plaza se convirtió en el segundo saltador suizo en ocupar puesto de honor en el cuatro trampolines desde los tiempos de WalterSteiner, quien fue segundo en la general final de los años 74 y 76. Pero después de la gloria, como había pasado tras Salt Lake, de nuevo la oscuridad. Hasta esta Navidad 2008, en la que emerge de nuevo.

Ammann se ha armado mejor que nunca para enfrentarse, otra vez, a su Lord Valdemore particular. El equipo suizo ha sido uno de los once de la Copa del Mundo que ha cambiado de entrenador y con el nuevo técnico, Martín Kunzle, han llegado los triunfos.

El comienzo de Ammann ha sido arrollador y ha ganado cuatro de las ocho pruebas del calendario. Por eso, se presenta ante la gran prueba con toda la fuerza que da el sentirse líder de la Copa del Mundo y con la idea de desentrañar para siempre los misterios de este torneo de los cuatro trampolines.

Desde su creación, hace 57 años, por un grupo de pioneros en la casa Maier de Parterkirchen, está considerado como una de las grandes competiciones que un saltador quiere tener siempre en su palmarés. Tanto o más que una Copa del Mundo, unos Juegos o un Mundial.Ammann ya tiene los tres primeros triunfos, pero se le resiste la victoria en este gran slam navideño. Este año sin embargo, sí es posible.

De hecho, el lunes, en el Shattemberg de Oberstdorf (Alemania), primero de los cuatro monstruos sagrados, Ammann fue el mejor. Efectuó dos saltos de 136,5 y 134 metros y contabilizó 286,4 puntos, 1,2 más que el austríaco Wolfgang Loizl. Le aguardan otras tres fieras de hielo y acero: el Olympia Schanze de Garmisch- Parterkirchen (Alemania), el Bergiselde Innsbruck (Austria) y el gigantesco Paul Ausserleitner de Bischofshoffen (Austria).

A los 27 años está ante su gran oportunidad. Ha sido un largo camino de claros y oscuros desde que entrara en el equipo de saltos suizo con 11 años y debutara en Oberstdorf con 16.

Harry Potter y el resto de brujos del aire deberán sacar de la varita sus mejores trucos y todos sus conocimientos para superar un año más estos escalofriantes y misteriosos cuatro trampolines.

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