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Ucrania pide más involucración de la OTAN en la guerra y Rusia responde con maniobras nucleares

Ante el incesante avance ruso, Kiev pide la involucración de la OTAN con instructores occidentales en Ucrania y el derribo desde bases europeas de los misiles enemigos.

Un militar ucraniano se prepara para disparar un obús autopropulsado 2S1 Gvozdika hacia las tropas rusas, en una posición en la región de Donetsk. REUTERS/Oleksandr Ratushniak
Un militar ucraniano se prepara para disparar un obús autopropulsado 2S1 Gvozdika hacia las tropas rusas, en una posición en la región de Donetsk. Oleksandr Ratushniak / REUTERS

El Gobierno de Volodímir Zelenski ha dado un paso más para empujar a Occidente a una confrontación directa con Rusia. Posibilidad que, cada día que pasa y según ceden más terreno los ucranianos, parece inevitable para algunos países como FranciaReino Unido o las repúblicas bálticas, que ya incluso se plantean el envío de sus "instructores" militares a la guerra.

El avance lento, pero imparable, de las tropas rusas en JárkovDonetsk y Zaporiyia y la destrucción sistemática de las infraestructuras críticas de Ucrania han llevado ahora a su ministro de Exteriores, Dmytro Kuleba, a pedir a los aliados europeos que derriben misiles rusos desde su propio territorio, ya que no están dotando a Ucrania con los medios antiaéreos necesarios para impedir esos ataques. 

Ante éste y otros signos de que Occidente podría estar sopesando involucrarse más en la guerra, el Kremlin ha mostrado de nuevo los dientes de sus armas nucleares para advertir de que hay líneas rojas que no podrán ser cruzadas. 

Maniobras rusas con armas nucleares tácticas

Así, "en respuesta a declaraciones provocativas y amenazas de ciertos funcionarios occidentales", según palabras del Kremlin, arrancaron este martes unas maniobras militares rusas con participación de las fuerzas nucleares no estratégicas, es decir, tácticas.

Los ejercicios, anunció el Ministerio de Defensa ruso, "implica entrenamiento práctico en la preparación y uso de armas nucleares no estratégicas" y se desarrollan en el Distrito Militar del Sur, es decir, junto a la frontera ucraniana. Entre los misiles balísticos incluidos en estas maniobras están los Iskander y los hipersónicos Kinzhal, que pueden incorporar ojivas nucleares tácticas.

El mensaje es claro. Estas armas nucleares, con una potencia destructiva de entre diez y 100 kilotones (la bomba que arrasó Hiroshima era de 16 kilotones) pueden utilizarse en el campo de batalla para eliminar grandes concentraciones de tropas, pero también para reducir a cenizas cualquier instalación desde donde se disparen misiles interceptores contra los ataques rusos. 

El despliegue de armamento nuclear táctico en 2023 en Bielorrusia ya lanzó un mensaje de disuasión a Occidente contra su creciente implicación en la guerra con su asistencia militar a Kiev. Ahora el Kremlin incrementa su amenaza ante los llamamientos ucranianos para que EEUU y los aliados europeos de Kiev se impliquen directamente en un conflicto cada día más desfavorable para Ucrania.

Las maniobras rusas son también una advertencia a la utilización de misiles occidentales de largo alcance por las fuerzas armadas ucranianas que ya están golpeando objetivos militares y estratégicos, como refinerías y depósitos de combustible, en el propio territorio de la Federación Rusa. 

Tropas europeas en Ucrania, una posibilidad cada vez más real

No solo advierten contra el uso por Ucrania de esos misiles de largo alcance, que defendió por ejemplo el ministro de Exteriores británicoDavid Cameron. El presidente francés, Emmanuel Macron, sigue insistiendo en que los países de la OTAN no deberían excluir la posibilidad de desplegar tropas occidentales en Ucrania para participar en acciones de apoyo al Ejército ucraniano.

Esta propuesta ya parece estar calando en los mandos de la OTAN, mientras Ucrania insiste en que, además de sistemas antiaéreos, necesita más soldados y éstos podrían ser europeos. De hecho, Kiev
ha pedido a EEUU y la OTAN que sus militares ayuden a preparar
sobre el terreno a 150.000 nuevos reclutas para cubrir parte de la
línea del frente más desprotegida y con una capacidad de despliegue
rápido. 

EEUU se ha negado de momento y la cercanía de las elecciones presidenciales, en noviembre, no parece que vaya a ayudar. Sin embargo, la semana pasada el jefe del Estado Mayor Conjunto estadounidense, el general Charles Brown Jr., dijo que parece "inevitable" el despliegue en Ucrania de instructores militares de
países de la OTAN. "Llegaremos ahí eventualmente, con el tiempo",
vaticinó. 

Según Kaja Kallas, ya hay instructores europeos en Ucrania

La primera ministra de Estonia, Kaja Kallas, ha sido una de las autoridades europeas que ha querido justificar el envío de militares
de países de la OTAN, entre ellos el suyo, a Ucrania "para entrenar a
los soldados ucranianos". El Gobierno estonio está examinando incluso el despacho de tropas a la retaguardia ucraniana, que si bien no participarían en acciones bélicas, permitirían que los soldados ucranianos que sirven en esas posiciones pudieran ser enviados al frente. 

Según Kallas, en caso de que esas fuerzas occidentales fueran atacadas por Rusia, el país de donde fueran originarias no podría acogerse al artículo 5 de la Alianza Atlántica de defensa mutua, pues estaría actuando a título individual, como propone Macron. De hecho, Kallas indicó en una entrevista al Financial Times, que "hay países que ya están entrenando a soldados ucranianos sobre el terreno" y lo hacen bajo su propia responsabilidad. 

El ministro de Exteriores de Lituania, Gabrielius Landsbergis, aseveró en una entrevista con The Guardian que su país estaría dispuesto también a enviar instructores militares a Ucrania. "Nuestros soldados estuvieron entrenando a ucranianos en Ucrania antes de la guerra", por eso, "volver a esta tradición podría ser bastante factible", refirió. El Kremlin ya ha indicado en diversas ocasiones que cualquier formación militar extranjera operando en suelo ucraniano se convertiría en blanco prioritario para los misiles y aviones rusos.

Europa convertida en escudo antimisiles para Ucrania

La reducción de los suministros occidentales de armamento en el último medio año ha sido aprovechada por Rusia para tomar la iniciativa en toda la línea del frente. La falta de soldados para cubrir esa línea y rotar con tropas de refresco en el frente ha influido mucho en las dificultades que sufre Ucrania para afrontar la presión rusa.

Y Kiev responsabiliza a Occidente de estos males. Ya el sábado pasado, Kuleba elevó el tono de la queja. "Estoy agradecido a todos, pero culpo a quienes no están haciendo lo suficiente", afirmó. Según el ministro ucraniano, la situación de la guerra sería distinta si los países occidentales siguieran el ejemplo de Estonia, que destina el 1% de su PIB a ayudar militarmente a Ucrania. 

Ahora, el ministro de Exteriores ucraniano ha ido más allá al instar a los aliados de Ucrania a crear un escudo antimisiles que permita
destruir desde territorio europeo los misiles lanzados por las baterías
rusas.

"No existe ningún argumento legal, de seguridad o moral que impida a nuestros socios derribar los misiles rusos por encima del territorio
de Ucrania desde su territorio", dijo el martes Kuleba en una rueda
de prensa junto a su la ministra de Exteriores alemana, Annalena
Baerbock
, que debió sorprenderse ante una petición que manifiesta
la desesperación ucraniana ante el curso de la contienda.

Cuando comenzó la invasión rusa de Ucrania, el 24 de febrero de
2022, Zelenski ya pidió a los países occidentales que ayudaran a
derribar los misiles rusos desde la seguridad de sus territorios.
Entonces ningún país europeo apoyó una acción que habría puesto a
Europa al borde de una guerra total. Como podría ponerla ahora.

Kuleba justificó que esos misiles antiaéreos, disparados desde
Polonia, los países Bálticos o la propia Alemania, no matarían
soldados rusos ni afectarían al territorio de la Federación Rusa. "Si
no quieren hacerlo, dennos los medios necesarios. Nosotros los
desplegaremos en el territorio de Ucrania e interceptaremos esos
misiles", explicó. 

Las armas occidentales no son suficientes para frenar a Rusia

Las carencias armamentísticas ucranianas parecía que habían
llegado a su fin con la aprobación en abril de la multimillonaria
ayuda estadounidense atascada durante medio año por la oposición
republicana en el Congreso. Ahora empiezan a llegar municiones y
misiles, pero no van a cambiar la contienda a corto plazo.

Son necesarios muchos más sistemas antiaéreos Patriot y éstos han
de llegar de países como Alemania y otros aliados europeos, que
tampoco disponen de tantas baterías de este tipo y que no parecen
dispuestos a seguir el consejo que se da desde la cúpula de la OTAN
de entregar todas las existencias que tienen de esos sistemas y otros
a Ucrania, y vaciar sus propios arsenales

Se necesitan armas, sí, pero más se necesitan soldados para ocupar los territorios que se puedan recuperar de los rusos o para defenderlos ante nuevas ofensivas del ejército del Kremlin. Y es ese corto plazo que evidencia la debilidad ucraniana es el que está empleando Rusia para abrir y consolidar un nuevo frente en el norte, en Járkov, hacia donde Ucrania se ve obligada a desviar tropas que también son imprescindibles en Donetsk o Zaporiyia

Ejércitos de contratistas para Ucrania

El entrenamiento de soldados ucranianos por militares de la OTAN sobre el terreno ahorraría tiempo y permitiría también a Bruselas
conocer las debilidades y fortalezas rusas en la guerra. Pero Rusia
conoce ya estos planes y no permitirá que esas bases de entrenamiento en el oeste de Ucrania prosperen.

Los recientes ataques sobre Lviv, con misiles de crucero contra instalaciones militares que se estaban levantando allí y que podrían
tener que ver con estos planes, demuestran que Moscú va un paso por delante de las intenciones de la OTAN en Ucrania. 

Otra posibilidad es que, como ocurrió en la Guerra de Irak, empiecen
a llegar a Ucrania auténticos ejércitos de "contratistas" occidentales,
es decir, básicamente mercenarios "camuflados" como equipos de
mantenimiento de los sistemas de defensa occidentales donados a Kiev.

¿Pero quién comandaría a estas tropas? ¿El Pentágono? ¿El mando de
la OTAN en Bruselas? ¿El estado mayor ucraniano? Serían, además,
necesarios cambios en las legislaciones estadounidense y europeas
para poder desplazar esos contingentes y la opinión pública occidental, como ocurrió en Irak, sabría de ellos. Tanto como los propios rusos, que no parece que fueran a quedarse tranquilos a
esperar su desembarco
y concentración en bases dispuestas para su
despliegue. 

Las actuales maniobras rusas con armas nucleares tácticas, muchas
de ellas estacionadas cerca de la frontera occidental de Ucrania, dan
una idea de qué podría pasar
si el conflicto se internacionaliza irremediablemente.

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