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El servicio social franquista abre la puerta a la jubilación parcial de 2.000 mujeres

Las mujeres que trabajaron en la Sección Femenina desde 1972 y que se jubilan este año o en los seis siguientes podrán acogerse a la jubilación parcial tal y como lo hicieron los hombres que prestaron servicios obligatorios en la dictadura.

La Sección Femenina se mantuvo operativa entre 1937 y 1978.
La Sección Femenina se mantuvo operativa entre 1937 y 1978. Francisco Artacho

Alrededor de 2.000 trabajadoras van a poder beneficiarse de su paso por la Sección Femenina, el servicio social que el franquismo estableció para las mujeres en 1937 y que se mantuvo hasta 1978, en forma de mejora de su carrera de cotización para acceder a la jubilación parcial, según las estimaciones de la Seguridad Social. 

El cálculo figura en la contestación que ha remitido el Gobierno a una pregunta parlamentaria del senador malagueño del PSOE Miguel Ángel Heredia, que se había interesado por saber "cuántas mujeres se podrán beneficiar del reconocimiento efectivo del tiempo de prestación del servicio social de la mujer en el acceso a la pensión de jubilación parcial", una medida aprobada por las Cortes a propuesta de su partido a finales de noviembre.

"Se estima que el número de afectadas ascenderá a 268 al año" que "se jubilarán este año y los seis siguientes", indica el ejecutivo, que advierte que se trata de "una estimación global" y anota que "valorar la medida es muy complejo porque no hay registros del servicio social femenino, no tenía una duración determinada fija y la obligación de hacerlo era laxa según en qué ámbitos".

"Teniendo en cuenta las fechas en las que fue obligatorio y la edad de jubilación, las mujeres que pueden verse favorecidas (...) son las que realizaron el servicio social femenino desde 1972 y que se jubilarán este año y en los seis siguientes", anota la respuesta, que constata cómo, en la práctica, las cotizaciones de los 35 años anteriores se han volatilizado a efectos de cómputo.

Una estimación de 1.876 eventuales beneficiadas

Esa estimación daría lugar a un total de 1.876 trabajadoras eventualmente beneficiadas por la medida, aunque esa cifra puede variar en función de, por ejemplo y entre otros factores, por el volumen de las que hayan atrasado su edad de retiro, algo relativamente frecuente entre los autónomos, y puedan acogerse a ella.

La equiparación del tratamiento del periodo de servicio social que las mujeres se vieron obligadas a prestar durante el franquismo a efectos de cotización con el que los hombres pasaban en la mili o la prestación social, ambas abolidas en 2001, era una de las tareas pendientes del sistema de previsión social español que se ha ido corrigiendo, en ocasiones a remolque de los tribunales, que han ido desbrozando el camino.

La Ley de Garantía del Poder Adquisitivo de las Pensiones ya equiparó el tratamiento de esos tres periodos de prestación forzosa por "deber nacional" a favor del Estado al permitir incluirlos como cotización "con el límite máximo de un año" para sumar los 35 necesarios para acceder a la jubilación anticipada voluntaria o los 33 de la forzosa.

Sin embargo, y a pesar de tratarse de una laguna que intensifica la brecha de género de las pensiones, de que el Defensor del Pueblo había denunciado sus efectos discriminatorios y de que el propio PSOE había presentado una propuesta en ese sentido tres años antes, el tiempo pasado en la Sección Femenina seguía sin entrar en el cómputo para la jubilación parcial, algo que acabó siendo corregido hace unos meses.

“Se salda una deuda histórica del franquismo”

El argumento es sencillo: se trata de prestaciones forzosas que impedían trabajar tanto por cuenta ajena como propia y que, en consecuencia, interrumpían las carreras de cotización de los afectados, motivo que ha ido llevando al Estado a reconocer esos periodos como cotizados aunque no fueran remunerados.

"Con esta iniciativa se afianza un derecho ya reconocido en sentencias que equipara ese servicio social con la mili a efectos de contabilizarlo para calcular estas prestaciones, lo que supone un nuevo avance en la igualdad y un paso necesario para reducir la brecha de género en las pensiones", destaca Heredia, que sostiene que la nueva norma "salda una deuda histórica del franquismo".

Ahora, añade el senador, "se acaban los parches que, vía reclamaciones y sentencias, venían a paliar la flagrante desigualdad entre hombres y mujeres que habían tenido que hacer un servicio obligatorio".

Heredia recuerda, por último, que "para acceder al nuevo derecho que crea esta ley, las mujeres no tendrán que rebuscar entre sus antiguos papeles para encontrar el certificado que acreditaba haber hecho el servicio social obligatorio, sino que existe un registro en la Seguridad Social para ello, accesible vía web".

¿En qué consistía la Sección Femenina?

"El servicio social de la Sección Femenina era un instrumento muy preciado para Falange, porque era lo que le permitía entrar en contacto con la masa femenina, con la mujer de la calle", y, al mismo tiempo, suponía un instrumento de "formación en su concepto de género, de reparto de roles y tareas; de ideologización y difusión de las ideas falangistas y, también, de formación de las mujeres que iban a formar a las mujeres, lo que al mismo tiempo era una vía al trabajo remunerado" aprovechada para tareas de captación, explica Ángela Cenarro, catedrática de Historia Contemporánea en la Universidad de Zaragoza y autora de varios trabajos sobre esta organización, entre ellos La sonrisa de Falange (Editorial Crítica, 2005).

El servicio social nace en octubre de 1937 adscrito a la Delegación Nacional Auxilio Social y bajo la dirección de Mercedes Sanz Bachiller, aunque dos años después, tras la defenestración inicial de esta en una de las purgas iniciales del franquismo, tomaría las riendas Pilar Primo de Rivera.

Inicialmente, señala Cenarro, "se concibió como un equivalente del servicio militar masculino con el que se movilizó a las mujeres de la zona nacional durante la guerra para tareas asistenciales, principalmente en hospitales, comedores y hogares, pero también, aunque de manera más excepcional, en trabajos de oficina o de abastecimientos".

Sin embargo, finalizada la guerra pasa a convertirse en un instrumento para el adoctrinamiento social y político de las mujeres españolas, que recibían a través de las actividades elevadas dosis de doctrina joseantoniana.

Un mecanismo de contacto y de control social

Durante sus 41 años de existencia, el servicio social de la Sección Femenina siguió siendo obligatorio para las de 17 a 35 años por periodos mínimos de tres meses (seis durante la guerra), aunque con muchas modalidades y varias causas de exención como el matrimonio, la viudedad, la orfandad o encargarse del sostén familiar, y con una evolución con la que "con el tiempo se convirtió en una especie de trámite en el que se aprendía la doctrina falangista mientras se hacían canastillas. El trabajo social quedó reducido con el tiempo a la mínima expresión", anota.

El franquismo mostró "un enorme empeño en mantener ese mecanismo de contacto y de control social" con el que "de alguna manera se retroalimentaba y justificaba su existencia la Sección Femenina", señala la catedrática, que añade cómo un aparato de ese tipo "tenía sentido en un Estado autoritario fascista y militarizado, pero dejó de tener sentido con el tiempo".

Paradójicamente, terminó convirtiéndose en "una reminiscencia de otros tiempos que resultaba necesaria para cosas que representaban un horizonte de libertad", como "obtener el pasaporte, el carnet de conducir o el título de licenciada" o, también, para acceder a un empleo remunerado o apuntarse a una asociación.

"Terminó siendo una especie de trámite, un requisito que había que tener", explica la profesora, que recuerda cómo en su última fase la actividad se reducía prácticamente a la realización de cursillos de cocina, la elaboración de manualidades para exponerlas y la confección de canastillas para bebés que se entregaban en navidades a las familias menos favorecidas del lugar.

En cualquier caso, concluye, "desde el punto de vista de cómo se concibe y se mantiene es completamente coherente su equiparación con el servicio militar".

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