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Italia La fractura entre el Gobierno y la oposición complica la gestión de la crisis del coronavirus en Italia

A la espera de que Italia se consolide como el nuevo ejemplo a seguir en Europa para el contraste del coronavirus, los partidos transalpinos –y sus líderes– están como desaparecidos en un momento en el que habría que dar una señal de fuerza y unión. Mientras los italianos siguen en cuarentena, con paciencia, a la espera de que los datos relativos al Covid-19 mejoren definitivamente; la clase política del país se muestra más que desunida.

'Todo irá bien', reza la pancarta de un balcón de Roma. EFE
"Todo irá bien", reza la pancarta de un balcón de Roma. EFE

Mientras los italianos siguen en cuarentena, con paciencia, a la espera de que los datos relativos al Covid-19 mejoren definitivamente; la clase política del país, más allá de la urgencia sanitaria que precisa de rápidas decisiones, está más que desunida. El Gobierno por un lado, las autoridades locales por otro. El Parlamento, a efectos prácticos, cerrado.

Paradójicamente, a la espera de que Italia se consolide como el nuevo ejemplo a seguir en Europa para el contraste del coronavirus; los partidos transalpinos –y sus líderes– están como desaparecidos. Nadie, desde los pasillos del poder, parece estar muy por la labor de dar una señal de fuerza y unión. Todo ello, en un contexto en el que Italia es el país más afectado de Europa debido al Covid-19.

La fractura entre el Gobierno y la oposición podría comprometer la gestión del coronavirus en Italia. La coalición de derecha, capitaneada por el líder soberanista de la Liga, Matteo Salvini; está cada vez más distante del Ejecutivo del primer ministro, Giuseppe Conte, quien hasta ahora está siendo el protagonista absoluto de la crisis del coronavirus en el país con forma de bota.

La fractura entre el Gobierno y la oposición podría comprometer la gestión del coronavirus en Italia

Bien es cierto que el premier se encuentra, en cierto modo, entre la espada y la pared: si la cuarentena es mucho más dura, eso afectará a la economía; si es menos restrictiva, entonces incidirá directamente en la propagación del coronavirus. Lo cierto es que, sea cual sea la estrategia del presidente del Gobierno italiano, Salvini y sus aliados no están por la labor de unir todo el país también a través de la oposición.

A última hora de la tarde, con mascarillas encima, Conte y Salvini se vieron las caras este lunes en el Palazzo Chigi, la sede del Gobierno italiano en Roma. Pero el encuentro, que duró tres horas, no sirvió de mucho, porque la oposición se ha reafirmado en su insatisfacción en relación a los últimos decretos leyes del jefe del Ejecutivo transalpino.

Disparidad de opiniones tanto por el cierre total del país –que tan total no es– como por la gestión en sí de la emergencia sanitaria. Una suerte de enmienda a la totalidad, cuando los datos de contagios están mejorando ligeramente y los italianos están avalando el trabajo de Conte. "La reunión ha sido un fracaso", escribe el diario italiano La Repubblica.

Tal era la situación de falta de diálogo entre el Gobierno y la oposición que tuvo que intervenir el jefe del Estado italiano, el presidente de la República, Sergio Mattarella. Ha sido él, de hecho, el artífice de que el lunes Conte y Salvini se vieran cara a cara formalmente, dejando a un lado los medios de comunicación y las redes sociales.

Clientes de una gran superficie en Desio (Italia) esperan para hacer la compra. | EFE
Ciudadanía italiana haciendo cola para entrar a los supermercados. / ARCHIVO

Mattarella tuvo que intervenir por el bien institucional de Italia: tiene muy presente que el país, tal como afirmó Conte estos días, se encuentra en "la peor crisis desde la Segunda Guerra Mundial"; que desde hace un mes que nadie informa acerca de nada en el Parlamento en relación al coronavirus; y que el Gobierno de Conte está siendo a menudo criticado por su gestión mediática de la crisis, a veces desordenada y confusa.

Tras recibir Mattarella una llamada de Salvini, el mismo lunes, en la que éste lamentaba la escasa consideración de la oposición por parte de Conte; el Gobierno y la oposición empezaron a agilizar sus contactos. Atendiendo a lo publicado por el histórico periódico Corriere della Sera: "Mattarella se ha sentido obligado a reiterarle a Conte lo que le aconsejó desde el principio de la emergencia", así pues, que "la oposición hay que involucrarla en la gestión de la crisis".

La cuestión de las últimas semanas es que, por el momento, Conte está gestionando la crisis del Covid-19 a golpe de decretos leyes, habrá habido mínimo una decena desde que empezó el primer foco hace más de un mes.

Conte está gestionando la crisis del Covid-19 a golpe de decretos leyes

Y, antes o después, esas normas tendrán que ser aprobadas y confirmadas en las Cámaras. Por eso la oposición –formada por el líder de la soberanista Liga, Matteo Salvini; la líder soberanista de Hermanos de Italia (HDI), Giorgia Meloni; y Antonio Tajani, ex presidente del Parlamento Europeo y mano derecha del ex premier Silvio Berlusconi en el partido europeísta Forza Italia (FI)– quiere hacer presión para modificar las actuales medidas para contrastar el coronavirus en el país: "Los vetos de la oposición se están transformando en un chantaje sanitario", aseguran desde las filas de la coalición de Gobierno. Incluso Italia Viva (IV), el partido del ex premier Matteo Renzi, pide modificaciones a los decretos del mismo Ejecutivo al que pertenece con tal de rascar algún punto porcentual en los bajísimos resultados que le asignan los sondeos.

El primer ministro transalpino, Giuseppe Conte, está siendo desde hace cinco semanas el protagonista principal de la gestión del coronavirus en Italia, para lo bueno y para lo malo. Desde el principio de la alerta sanitaria del Covid-19 hasta hoy, el premier italiano ha tenido que lidiar con dos grupos bien diferenciados, incluso dentro de su propio Ejecutivo: con aquellos que piensan que la actual cuarentena es demasiado excesiva de cara a las consecuencias económicas del país; y con aquellos que consideran que el cierre del país todavía no es demasiado duro, tal como defienden muchas regiones norteñas como Lombardía, los sindicatos y la propia oposición con el leguista Salvini al frente.

La oposición derechista no quiere mostrar unidad junto al presidente del Gobierno itálico por varios motivos. Uno de ellos es que Giuseppe Conte, en el anterior Ejecutivo italiano, tuvo como vicepresidente al mismísimo Matteo Salvini. Tras la crisis de Gobierno desatada por el jefe leguista en pasado verano, con el objetivo de hacerse rápidamente con las llaves del Palazzo Chigi; Conte logró formar un nuevo Ejecutivo pasando de una coalición de derecha soberanista a una de izquierda europeísta.

Equipos de desinfección limpian las calles de un barrio de Napolés (Italia). /EFE
Equipos de desinfección limpian las calles de un barrio de Napolés (Italia). /EFE

Aun no perteneciendo a ningún partido, el actual premier transalpino ha logrado, en todo este tiempo, mantenerse en pie con el beneplácito de los italianos renunciando a un estilo político y apostando por un tono institucional y conciliador como líder del Gobierno. Lo cual, el jefe de la Liga nunca ha llegado a aceptar del todo. Por eso ahora mismo, cualquier gesto de unidad nacional, para el soberanista Salvini sería concederle aún más terreno al premier.

A lo largo de esta semana, el Ejecutivo italiano ha sido criticado por los propios medios de comunicación del país por la falta de coordinación entre el Gobierno central y las regiones italianas más afectadas por el coronavirus. Es el caso por ejemplo de Lombardía, la que tiene más casos de positivos y de fallecidos, que desde empezó la crisis sanitaria hace más de un mes no ha hecho otra cosa que pedir un cierre aun mayor al presidente del Consejo de Ministros transalpino.

Esa descoordinación tan citadada estos días por los periódicos del país se pudo comprobar, por ejemplo, el pasado fin de semana. El sábado Giuseppe Conte anunció el penúltimo decreto ley el sábado, lo aprobó el domingo y fue aplicado el lunes. Y mientras, tanto las regiones como los ayuntamientos de toda Italia fueron aprobando, en el mismo fin de semana, más medidas añadidas sin coordinarse con el Gobierno central.

El Ejecutivo italiano ha sido criticado por la falta de coordinación entre el Gobierno central y las regiones italianas más afectadas

A última hora de la tarde de ayer, el premier Conte, aprovechando el anuncio de un nuevo decreto ley que impondrá multas de hasta 3.000 euros para quien incumpla la cuarentena, aseguró que las regiones podrán aplicar sus propias recetas de contraste, añadidas a las del Ejecutivo, "dentro de sus competencias".

Parte del Parlamento italiano, mientras tanto, se reunirá esta tarde en la Cámara de los Diputados para asistir a la comparencia del jefe del Gobierno, Giuseppe Conte. Tal como explican algunos medios del país, como el conocido diario La Repubblica; también en esta ocasión se seguirá un protocolo de seguridad debido al coronavirus, ya que entrarán sólo un sexto de los representantes de la Cámara Baja, proporcionalmente a la presencia de su grupo parlamentario, que además tendrá sólo 10 minutos para intervenir en el aula.

En los últimos días, ha sido objeto de debate si el Parlamento italiano debía estar o no cerrado a raíz de la crisis sanitaria generada por el Covid-19. El conocido periodista Bruno Vespa, director y presentador del magacín nocturno Porta a Porta, de la cadena televisiva pública Rai 1, en su cuenta de la red social Facebook una interesante opinión acerca de la importancia, en estos momentos, de una Cámaras en pleno funcionamiento: "El Parlamento es el hospital de Italia", asegura y pregunta: "¿Por qué el Parlamento tiene que trabajar una vez a la semana?".

"De seguir esta situación, estaríamos ante dos posibilidades: que el Parlamento no sirve, lo cual sería terrible. O efectivamente sí sirve, pero no va a trabajar. Lo cual sería todavía más grave".

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