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Ni pruebas, ni indicios, ni delito: la "maquinaria del fango" contra Begoña Gómez vuelve a quedar en evidencia 

Un informe de la Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil encargado por el mismo juez que abrió diligencias contra ella asegura que la esposa de Pedro Sánchez no ha cometido ningún delito.

Pedro Sánchez
El presidente del Gobierno en funciones, Pedro Sánchez, junto a su mujer, Begoña Gómez, en octubre de 2023 en la cumbre de la Comunidad Política Europea celebrada en Granada. Álex Cámara / EUROPA PRESS

Si un nombre propio ha copado la agenda mediática en las últimas semanas ese ha sido el de Begoña Gómez, esposa de Pedro Sánchez. Es un hecho insólito: nunca antes la pareja de un presidente del Gobierno había sido utilizada como ariete político para dañar a su marido ni había acaparado tanto protagonismo en la vida política de España, un país en el que el rol de la esposa del jefe del Ejecutivo siempre ha ocupado un lugar secundario y bastante desdibujado. Ni siquiera la esposa de José María Aznar, Ana Botella, que llegó a ser una peculiar alcaldesa de Madrid, influyó tanto en la política nacional.

Begoña Gómez es protagonista a su pesar. No ha elegido ser el epicentro político: otros lo han decidido por ella. Entre otros, lo eligió Javier Milei, el ultraderechista presidente de Argentina, cuando el pasado domingo la llamó "corrupta" durante su intervención en la convención nacional de Vox. Estas afirmaciones de Milei han provocado un conflicto diplomático entre España y Argentina: el Gobierno español ya ha retirado a su embajadora en Buenos Aires.

El enfado del Gobierno español y de su jefe es mayúsculo, sobre todo porque este martes ha vuelto a confirmarse, una vez más, que las acusaciones contra Begoña Gómez son, como mínimo, inconsistentes, cuando no directamente falsas. Un informe de la Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil encargado por el mismo juez que abrió diligencias contra ella a finales de abril por un supuesto delito de tráfico de influencias afirma que no hay delito alguno en la actuación de Begoña Gómez

El informe de la UCO, las palabras de Milei y el enfrentamiento diplomático que han provocado son, por ahora, el último capítulo de una historia en la que se juntan elementos dignos de una novela.

Hasta principios de año, Begoña Gómez ocupaba un discreto lugar en la agenda política española. Es cierto que había disfrutado de sus minutos de fama, como ocurrió en la cumbre de la OTAN celebrada en Madrid en junio de 2022 o en la de la Comunidad Política Europea en octubre de 2023, y que también era víctima ocasional de bulos maledicentes por parte de la ultraderecha, algunos tan burdos como uno que decía que en realidad era una mujer trans. Ataques lamentables que también han sufrido y sufren otras mujeres, como es el caso de Irene Montero

Sin embargo, a principios de año, se produjo un giro de tuerca: varios medios de comunicación conservadores y ultraconservadores, algunos generosamente financiados -en parte- con dinero de la Comunidad de Madrid, incrementaron el nivel de bulos sobre la esposa del presidente.

Fue entonces cuando hasta cuatro medios distintos comenzaron a informar sobre la actividad profesional de Begoña Gómez. Un popurrí informativo en el que se mezclaban medias verdades y falsedades y que apuntaba siempre en la misma dirección: sin afirmarlo categóricamente, estos medios sugerían que la esposa de Sánchez ejerció tráfico de influencias para que determinadas empresas recibieran generosas subvenciones del Gobierno presidido por su marido a cambio de ayudarla con la fundación que dirige, el IE Africa Center, un organismo dependiente del Instituto de Empresa.

Las primeras informaciones sobre la actividad profesional de Begoña Gómez ya salieron en el sumario del caso Koldo y las publicó El Confidencial. Pese a las insinuaciones, el juez del caso renunció a citarla para declarar. La prensa conservadora puso entonces el foco en una serie de presuntas reuniones con representantes de Air Europa durante la pandemia con la esposa del presidente del Gobierno. Air Europa recibió 475 millones de euros de los fondos europeos a finales de 2020. De ahí a insinuar que Begoña Gómez había influido en la concesión de esa ayuda sólo había un paso, pero ninguna prueba: todo el relato se basaba en pruebas circunstanciales y suposiciones.

Pese a la endeblez de los datos, las informaciones sobre Begoña Gómez se multiplicaron hasta el punto de difundir el bulo de que su nombre figuraba como beneficiaria de una ayuda pública durante la pandemia. La información, publicada por el medio ultraderechista The Objective y replicada por Telemadrid, escondía que la Begoña Gómez que recibió esa subvención era una hostelera de Cantabria compartía nombres y apellidos.

PP y Vox trataron de rentabilizar al máximo esta situación y alimentaron la hoguera de bulos y mentiras todo lo que pudieron. El PP llegó incluso a presentar una querella ante la Oficina de Conflicto de Intereses en la que denunciaba que Pedro Sánchez tendría que haberse abstenido en el rescate de Air Europa. La denuncia del PP no prosperó, pero contribuyó a enturbiar el ambiente. La ultraderecha de Vox ha hecho lo mismo: los de Abascal no han soltado la presa y la exprimen siempre que pueden. Lo ocurrido este pasado fin de semana con Milei es un claro ejemplo.

La estrategia de desgaste funcionó a pleno rendimiento y logró que a finales de abril un juez de Madrid, Juan Carlos Peinado, también padre de una concejala del PP en el Ayuntamiento de Pozuelo de Alarcón (Madrid), abriera diligencias contra Begoña Gómez tras la denuncia de Manos Limpias, un pseudosindicato de claro corte ultraderechista cuyos dirigentes llegaron a pisar la cárcel por extorsión.

Desde el primer momento quedó muy claro que la querella de Manos Limpias no tenía mucho recorrido. El propio sindicato ultra llegó a reconocer que su querella "podría basarse en informaciones falsas". Eso no impidió el intenso ruido mediático que se generó alrededor ni que Pedro Sánchez, hastiado y cansado, amagara con dejarlo todo e irse. Durante cinco días, el país esperó la decisión de un presidente que denunció entonces que la derecha y la ultraderecha habían puesto en funcionamiento "la maquinaria del fango" contra él y que utilizaban a su esposa como ariete para desgastarlo a él.

La Fiscalía pidió desde el primer minuto archivar la causa contra Begoña Gómez al no apreciar ni un solo indicio de delito. Pero la verdadera prueba del algodón se produjo este martes: la Guardia Civil emitió un informe por encargo del juez Peinado en el que tampoco aprecia delito alguno en la actuación de Begoña Gómez.

La inconsistencia de las acusaciones contra Begoña Gómez es más que evidente, pero eso al PP parece importarle poco: este martes ignoró deliberadamente el informe de la UCO e insistió en el cerco a la esposa de Sánchez. "Exonerar a alguien de una responsabilidad penal solo le corresponde a un juez, no a un informe de la UCO", dijo este martes Miguel Tellado, portavoz de los populares en el Congreso, confirmando, una vez más, que en la política española la verdad sigue teniendo un precio muy bajo.

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