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Saakashvili se juega el todo por el todo en las presidenciales anticipadas en Georgia

EFE

El líder georgiano, Mijaíl Saakashvili, se juega el todo por el todo en las elecciones presidenciales anticipadas del sábado, en las que los ciudadanos de Georgia se pronunciarán también sobre el ingreso en la OTAN y la fecha de las próximas elecciones parlamentarias.

Un total de 3.372.836 electores están convocados a las urnas para elegir al nuevo jefe del Estado entre siete candidatos, pero sólo hay dos favoritos: Saakashvili, quien dimitió para presentarse a la reelección, y el líder de la oposición, Leván Gachechiladze.

Los colegios electorales, 3.511 en todo el país, permanecerán abiertos entre las 08.00 y 20.00 hora local (04.00 y 16.00 GMT, respectivamente), tras lo cual se dará comienzo al escrutinio.

La Comisión Electoral Central (CEC) de Georgia habilitó además 41 colegios en el extranjero para que los georgianos que residen en el exterior puedan ejercer su derecho a voto.

Los sondeos señalan que ninguno de los candidatos obtendrá más del 50 por ciento de los votos, por lo que será necesaria la celebración de una segunda vuelta.

Gachechiladze, diputado y empresario de 43 años, aventaja ligeramente a Saakashvili en intención de voto, diferencia que es de casi cinco puntos en el caso de la capital, Tiflis, escenario de las protestas masivas de la oposición en noviembre pasado.

Esas protestas fueron reprimidas violentamente por las fuerzas de seguridad, tras lo que Saakashvili decretó el estado de excepción, medida que levantó fuertes críticas en la comunidad internacional, incluido Estados Unidos.

Precisamente, con el objetivo de poner fin a la crisis desatada por las protestas y la repulsa internacional, Saakashvili adelantó los comicios, previstos inicialmente para enero de 2009.

Pese a los resultados de las encuestas, los partidarios tanto de Saakashvili como de Gachicheladze se muestran convencidos de que sus respectivos candidatos se impondrán ya en la primera vuelta.

Lo que sí todos descartan es que Saakashvili, que llegó al poder tras desbancar a Eduard Shevardnadze en la incruenta Revolución de las Rosas de noviembre de 2003, repita los resultados de las elecciones de enero de 2004, cuando obtuvo el 96 por ciento de los votos.

El empleo de la fuerza contra la oposición y la implantación del estado de excepción hicieron que Saakashvili perdiera apoyos en Occidente, pero tanto EEUU como la Unión Europea reconocen su exitosa campaña contra la corrupción policial y sus reformas económicas liberales.

La principal baza electoral de Gachechiladze es su promesa de abolir la figura del presidente para transformar a Georgia en una república parlamentaria y dimitir tras sólo unos meses en el cargo.

Además, en su programa electoral conocido como "200 pasos" el líder de la oposición se pronuncia a favor de restaurar los lazos con Rusia, cuyo deterioro ha afectado negativamente a la economía nacional, aunque no es contrario al ingreso en las instituciones occidentales.

El único candidato que podría inmiscuirse en la lucha de los dos favoritos es el hombre más rico del país, Badri Patarkatsishvili, quien se encuentra en Londres y a última hora reconsideró su decisión de retirarse de la carrera presidencial.

Patarkatsishvili, que apoyó las masivas protestas opositoras de noviembre pasado en Tiflis y afronta acusaciones de urdir un golpe de Estado, ha hecho promesas populistas como repartir su fortuna entre la población.

En cuanto al referéndum sobre la OTAN, más del 80 por ciento de los georgianos se ha manifestado en diversas ocasiones a favor del ingreso, aunque en un número similar se expresa en contra del despliegue de tropas extranjeras en su territorio.

Saakashvili confía en que, a la vista del respaldo popular con el que cuenta la Alianza Atlántica, Georgia sea invitada formalmente a ingresar en la cumbre que la organización celebrará en abril próximo en Bucarest.

Un factor que allanará el camino para el acceso en la OTAN es la salida en noviembre pasado de las tropas rusas de territorio georgiano.

Además, Tiflis ha prometido que no recurrirá a la fuerza para recuperar las regiones separatistas de Abjasia y Osetia del Sur, que según las autoridades georgianas son objeto de una política de "anexión soterrada" por parte de Rusia, mediante la concesión masiva de la ciudadanía rusa a sus habitantes.

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