Las protestas no finalizan con La Vuelta: así se busca extender el boicot a Israel por todo el mundo
"La Vuelta es un ejemplo más de la estrategia que estamos desplegando contra el Estado de Israel en el terreno deportivo, el cultural, el académico o el económico", trasladan fuentes de BDS España.

Madrid--Actualizado a
Land for the people. A finales del siglo XIX, en la década de los 80, los jornaleros irlandeses del condado de Mayo protagonizaron uno de los episodios de protesta civil más influyentes de la historia. El primer boicot. Al menos el primero al que se dio este nombre. Organizados en torno a la Liga Agraria Nacional de Irlanda, los agricultores se movilizaron contra el responsable de la administración de sus tierras de trabajo, el veterano inglés Charles Cunningham Boycott. Las protestas, que se proponían forzar la reducción de las rentas agrarias, terminaron, bajo la influencia del movimiento independentista irlandés, reclamando algo mucho mayor. Devolver la tierra a su legítimo dueño, el pueblo. La Guerra de la Tierra, como la bautizaron más tarde. El diario The Times fue el primero en utilizar el apellido del militar para describir lo que consideró una nueva modalidad de protesta. Los agricultores dejaron de trabajar las tierras administradas por el británico, negándose a cerrar acuerdos comerciales o de transporte con él. Le aislaron. Un boicot en toda regla.
Muchos movimientos sociales posteriores han replicado, con sus matices, lo que fue todo un ejemplo de resistencia frente al colonialismo y la desposesión de tierras. O por lo menos han reivindicado su nombre. ¿El ejemplo más paradigmático? Sin duda, el boicot a la Sudáfrica del apartheid. Décadas de una campaña de progresivo aislamiento y sanciones internacionales que condujeron a la caída del sistema de discriminación en la década de los 90. Antes de ayer. Pero volvamos al colonialismo. No es, por mucho que algunos lo repitan, un fenómeno superado. Del siglo pasado. Sigue habiendo países colonizadores y países colonizados. En muchos casos, con firma europea de por medio. "El genocidio de Palestina es el resultado de una dinámica colonial. Israel es una colonia europea, de población de origen europeo, que está ocupando, expulsando y asesinando a la población palestina en lo que son sus tierras", insiste a Público Jorge Ramos Tolosa, portavoz de BDS País Valencià. Frente a la complicidad y al blanqueamiento de los gobiernos europeos, tienen claro cómo combatirlo. Al estilo irlandés. Con un nuevo boicot.
Jorge Ramos Tolosa, BDS País Valencià: "En cada pueblo, ciudadanos de a pie están organizándose de manera colectiva para poner su granito de arena contra el genocidio"
"La Vuelta es un ejemplo más de la estrategia que estamos desplegando contra el Estado de Israel en múltiples frentes", remarca el activista. El deportivo, el cultural, el académico o el económico. "Un ejemplo que, por su alcance y seguimiento, marca el camino a seguir para llevar la causa palestina por todo el mundo", completa el también docente de la Universidad de València. La implicación y la autoorganización popular. Esa es para Ramos la clave del éxito que están cosechando las protestas en la competición ciclista. "En cada pueblo, en cada etapa, ciudadanos de a pie están organizándose de manera colectiva y horizontal para poner su granito de arena contra el genocidio", reivindica el activista. Eso sí, gracias al caldo de cultivo que han sembrado décadas de protestas y boicot. "Un caldo de cultivo que tenemos que aprovechar para escalar la campaña de resistencia palestina", concluye el docente.
El ABC del 'sportswashing'
"Israel utiliza el deporte, las competiciones internacionales, para lavar su imagen. Para presentarse al mundo como un país democrático, abierto, que respeta los derechos humanos", señala sin titubeos el portavoz de BDS. "Una careta que, tras décadas de ocupación y limpieza étnica y casi dos años de genocidio, se le ha caído totalmente", añade. A pesar de todo, ahí sigue. Participando en todos los grandes campeonatos deportivos. Como los Juegos Olímpicos, La Vuelta Ciclista o el Eurobasket. "Este último es especialmente llamativo. ¿Por qué está Israel en competiciones exclusivamente europeas? Es una prueba más de los estrechos vínculos que le unen con Europa", advierte el activista. Y es que el país hebreo lleva participando oficialmente en el europeo de baloncesto desde el año 1953, apenas cinco años después de la creación del propio Estado de Israel. "Hemos normalizado durante décadas su presencia en todos lados, casi como un país europeo más. Por eso nos hemos encontrado con tantas resistencias a la hora de desmontar su imagen internacional", razona Ramos.
No solo utilizan el deporte. "También el ámbito de la cultura. En la música, por ejemplo", apunta Iván Vázquez, portavoz de BDS en la capital. Se vio claro este verano, en los festivales españoles propiedad del fondo proisraelí KKR. "En cuanto salió en prensa, pusimos en marcha una campaña a través de redes para denunciar la complicidad de estos festivales y promover el boicot a cada uno de ellos", refiere Ramos. Consiguiendo que más de 100 artistas se negasen a subir a los escenarios y que su celebración se rodeara de críticas y protestas. "Se consiguió poner sobre la mesa las complicidades del mundo de la música y de los festivales con el genocidio. Sirvió como toma de conciencia sobre la importancia del boicot cultural", defiende el docente. No era la primera vez que pasaba. "Tuvimos un antecedente muy importante hace justo 10 años, en 2015", recuerda Ramos. Ocurrió en un festival de reggae, en el Rototom. "El cartel de un festival que se promocionaba bajo el eslogan de la paz y los derechos humanos, incluía a Matisyahu, un cantante abiertamente sionista", continúa contando. Las protestas que generó su participación estuvieron al borde de forzar su exclusión del evento. "Al final le dejaron actuar y encima nos llevamos una denuncia, pero por lo menos lo hizo bajo abucheos y protestas", valora Ramos.
BDS España: "La educación debe ser un arma contra la violencia, nunca a favor"
Pero la campaña de boicot musical a Israel más importante gira en torno a un nombre propio: Eurovisión. "Tenemos un equipo que trabaja exclusivamente en este asunto", confirma el portavoz valenciano. Con un objetivo claro. Forzar, por fin, la expulsión del país hebreo del certamen. "Este año hemos obtenido algunas pequeñas victorias", sostiene el activista. El mensaje inicial de RTVE, los cortes en la cobertura de la televisión belga, el posicionamiento de varios de los artistas participantes. "Una vez más, la concienciación", subraya el docente. Una concienciación que parece haber dado sus frutos. Ya son tres los países que han puesto en entredicho su participación en la próxima edición del festival, si no se cierra definitivamente la puerta a Israel. Bélgica, España y, nuevamente, Irlanda. "Nosotros vamos a apoyar cualquier movimiento que ayude a precipitar la salida de Israel y a cuestionar su tratamiento como un Estado cualquiera", asegura Ramos. "Mientras continúe vulnerando día tras día el derecho internacional y los derechos humanos, no lo es", sentencia el activista.
La educación es -confirman desde BDS- otro de los frentes clave. "Muchas universidades israelíes están implicadas, participan en el genocidio. A veces de manera muy evidente", denuncia Ramos. Sobre todo en el terreno de la investigación, en el desarrollo de tecnología. Como drones o bulldozers. "También en la promoción de una lectura muy concreta sobre lo que llaman el conflicto", critica el docente. La comunidad educativa española ha dicho basta. "Primero con las acampadas universitarias que empezaron a finales de abril del año pasado precisamente aquí, en València", relata el activista. Unas protestas que se extendieron por toda España. Por todo el mundo. "Llegó a haber más de 300 acampadas a nivel internacional", confirma Ramos. "Y una docena de universidades españolas cortaron sus convenios con Israel", agrega. Han ido un paso más allá. "Además de las recogidas de firmas de personal y estudiantes y de las consecutivas protestas, tenemos dos casos recientes de encierros", incide el portavoz de BDS. Hace unos días en Madrid, en el Círculo de Bellas Artes. Hoy, en la sede de la Universidad de València. "Seguiremos hasta que no se corten del todo estos vínculos. La educación debe ser un arma contra la violencia, nunca a favor".
La piedra angular: el boicot económico
"Hay que atacar donde duele, al beneficio económico que generan muchas empresas, israelíes y transnacionales, de las políticas de ocupación y limpieza étnica desplegadas por Israel", defiende Vázquez. Presionando -completa- para que no se les asignen contratos públicos, para que no se consuman sus productos. "Tenemos, por ejemplo, una campaña muy potente contra Carrefour", refiere el portavoz madrileño. No es una decisión baladí. La cadena francesa mantiene activos convenios con una de las líneas de supermercados israelíes implicada en la distribución de suministros en las colonias: Electra Consumer Products. "Para llevar a cabo el genocidio necesitan productos, infraestructura, transporte", enumera el activista. Y gran parte de estos recursos se lo suministran terceros. Grandes empresas europeas y estadounidenses. "No son agentes neutros, son cómplices directos de las violaciones de derechos humanos que se están produciendo", denuncia Vázquez.
Las inversiones en startups israelíes cayeron un 90% en el primer trimestre de 2023. La deuda del Estado hebreo se disparó a 340 mil millones de dólares en la segunda mitad de 2024. Por lo menos 46.000 negocios israelíes han cerrado desde que comenzó el genocidio. "Está surtiendo efecto", reivindica el activista. Con una lista de éxitos a la espalda. El pasado julio, la agencia española de viajes eDreams celebraba su junta de accionistas. "Una empresa que ofrecía servicios turísticos en territorios ocupados", critica el portavoz. "Organizamos una protesta delante de la junta, moviéndolo en redes y en los medios de comunicación", relata Vázquez. Han dado marcha atrás. "Ya no operan en Israel", confirma el activista. También Puma ha roto relaciones con el país hebreo. "Antes promocionaba a su federación de fútbol. Ha dejado de hacerlo", celebra el portavoz madrileño. G4S, Veolia, Orange. "Tota pedra fa paret, como diríamos en València", valora, por su parte, Ramos.
No van a parar. "Hasta que acabe el genocidio, Israel rienda cuentas y los palestinos puedan regresar a sus hogares", matiza Ramos. Hasta que se respete el derecho internacional. Los derechos humanos. "Estamos en un momento álgido, las protestas no van a hacer más que crecer. Hasta hemos conseguido que líderes políticos de la derecha europea empiecen a cambiar su discurso", continúa el activista. Con las próximas convocatorias ya en mente. Este fin de semana volverán a salir a las calles en todo el país. Para frenar La Vuelta, pero también para exigir el efectivo embargo de armas a Israel, la ruptura de las relaciones diplomáticas con el Estado hebreo y la imposición de sanciones. Tal y como solicitó la Corte Internacional de Justicia, el máximo tribunal de la ONU, ya en julio del año pasado. Las manifestaciones más grandes, eso sí, se esperan para el fin de semana del 4 y 5 de octubre. Por el segundo aniversario del inicio del genocidio. "Se acabó mirar para otro lado. Basta de impunidad", sentencian los convocantes.
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