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Coronavirus China La gran cita política de China comienza con el desempleo amenazando la estabilidad

El desempleo causado por la pandemia, en especial entre jóvenes y trabajadores migrantes, acecha sobre una situación económica y social irrenunciable para las autoridades.

Varios obreros de la construcción aguardan en la calle junto a un cartel en el que ofrecen sus servicios en Cantón (China) / EFE
Varios obreros de la construcción aguardan en la calle junto a un cartel en el que ofrecen sus servicios en Cantón (China). /EFE

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El desempleo causado por la pandemia, en especial entre jóvenes y trabajadores migrantes, se percibe como una gran amenaza para la estabilidad económica y social irrenunciable en China. Esto se debatirá a partir de este viernes en la reunión anual del Legislativo.

Así, el cónclave anual de la Asamblea Nacional Popular (ANP, equivalente al Parlamento) tratará de poner sobre la mesa los instrumentos necesarios para capear el temporal, que conjurarán las políticas para combatir el paro.

La tasa de desempleo urbano se encuentra ahora mismo en máximos históricos: un 6 % en abril, un 5,9 % en marzo, un 6,2 % en febrero, cuando lo máximo que había alcanzado en 2019 era el 5,3 %.

Cabe destacar que esas estadísticas son las ofrecidas por el Gobierno, pero analistas independientes como la consultora británica Capital Economics aseguran que la verdadera tasa de desempleo podría situarse en el doble.

Cifras del Gobierno

Acogiéndose a los últimos datos, la semana pasada, el Ministerio de Finanzas tomó la decisión de llevar a cabo la contratación como "la máxima prioridad" hasta el momento. Sobre todo entre trabajadores migrantes, unos 300 millones en China, y jóvenes recién graduados.

Según cálculos efectuados, en lo que va de año se podrían haber perdido unos 3,7 millones de empleos en las zonas urbanas

Máxime cuando 8,7 millones de universitarios chinos están a pocas semanas de graduarse e incorporarse a un ahora maltrecho mercado laboral, especialmente herido entre los 16 y los 24 años: un 13,8 % de paro urbano en abril en ese segmento.

"El problema siempre ha sido el desajuste entre las expectativas laborales de los titulados y la realidad económica", aseguran desde la organización defensora de los derechos laborales China Labour Bulletin (CLB). "Ahora, con la desaceleración económica y la pandemia de covid-19, los graduados se han visto obligados a moderar sus expectativas".

Asegurar el empleo

Las autoridades ya han adelantado sus planes de hacer un extenso uso de los subsidios de desempleo y primas a la contratación, al tiempo que pretenden rebajar la carga impositiva de las pymes.

El analista del estatal Banco de Comunicaciones, Tang Jianwei, citado esta misma semana por el rotativo oficial Global Times, llegó a proponer que China estableciese este año la tasa de desempleo como objetivo económico más importante en lugar del crecimiento del PIB, del que aún se duda que vaya a fijarse una meta en forma de porcentaje.

“Pekín deberá garantizar la creación de al menos 10 millones de empleos para alcanzar el objetivo"

En los últimos siete años, las estadísticas gubernamentales muestran una adición anual de más de 13 millones de empleos.

La pandemia no ha hecho más que exacerbar la preocupación por el mercado laboral de Pekín, consciente de que buena parte del apoyo popular al régimen se basa en el tan cacareado "milagro económico" chino.

Las seis garantías 

Tal es así que en 2018 los líderes del país acuñaron las conocidas como "seis estabilidades", la primera de las cuales ya era precisamente el empleo.

No obstante, en las últimas semanas estas "estabilidades" parecen haber dejado paso a unas nuevas "seis garantías" o "seis prioridades", que establecen campos de actuación más urgentes, directamente relacionados con los efectos de la pandemia.

En palabras del primer ministro, Li Keqiang, se trata de "ganar tiempo contra las dificultades".

Entre ellas, de nuevo, la primera es el empleo; el resto son el sustento de la población, el desarrollo de entidades del mercado, la seguridad alimentaria y energética, la operativa estable en las cadenas industriales y de suministro y el "funcionamiento fluido" a nivel de comunidad.

No ha sido hasta ahora cuando Pekín ha comenzado a tratar de evitar la inestabilidad social vía impulso económico: su razonamiento es que, al garantizar el empleo, el sustento y la viabilidad de los agentes del mercado, la población mantendrá sus ingresos y, así, se impulsará el consumo y se ensanchará la demanda interna.

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