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Eurovisión Israel y Eurovisión, el festival más político de la historia

En los próximos días se celebrará en Tel Aviv la edición anual del festival de Eurovisión, un acontecimiento que es seguido por millones de personas en Europa y fuera de Europa. Aunque los organizadores europeos e israelíes intentan despolitizar el festival, la tarea es imposible de completarla con éxito, y así ha sido desde su fundación en 1956.

Los manifestantes boicotean el concurso de Eurovisión. Reuters

EUGENIO GARCÍA GASCÓN

Entre el 14 y el 18 de mayo tendrá lugar en Tel Aviv el festival de Eurovisión más político de la historia. Hasta el momento se han producido algunos incidentes, como la descalificación de Ucrania, pero es posible que en los próximos días asistamos a más incidencias políticas, especialmente las relacionadas con el BDS, la campaña internacional de boicot contra la ocupación militar israelí de los territorios palestinos.

En realidad, el festival de Eurovisión, que funciona desde hace 63 años, ya nació como un acontecimiento político. Su intención era unir a los países europeos durante una posguerra de desconfianza mutua. Ya en su primera edición, celebrada en Lugano en 1956, Alemania occidental presentó a un judío superviviente del Holocausto, y desde entonces las incidencias políticas han sido innumerables.

Ha habido comunicados y manifiestos donde se ha denunciado que Israel pretende realizar un lavado artístico a la ocupación militar

La misma elección de Tel Aviv como sede es una decisión política. El primer ministro Benjamín Netanyahu quería celebrarlo en Jerusalén, pero la realidad lo forzó a ceder y rectificar. Si el festival se hubiera celebrado en Jerusalén habría sido un escándalo monumental y probablemente los cohetes de las milicias palestinas de Gaza hubieran tomado cartas en el asunto.

Decenas de artistas europeos han pedido el boicot de esta edición, como es el caso de Roger Waters, uno de los artistas más implicados en la campaña BDS. En los últimos meses ha habido comunicados y manifiestos donde se ha denunciado que Israel pretende realizar un lavado artístico a la ocupación militar de los territorios palestinos.

Existe, naturalmente, una respuesta israelí a la campaña BDS. Su principal portavoz ha sido Netta Barzilai, que ganó el festival el año pasado en Lisboa: "Compartir un mismo escenario, con independencia de tu etnia, religión o color, de todos esos países, de todas esas culturas, es un festival de luz. La gente que boicotea la luz, disemina la oscuridad. Es exactamente lo contrario".

Las milicias de Gaza amenazaron con lanzar cohetes contra Tel Aviv si Israel no cumplía sus viejos compromisos 

El pasado sábado, a media mañana comenzaron en Tel Aviv los primeros ensayos. Simultáneamente, las milicias de Gaza empezaron a la lanzar cientos de cohetes contra el sur de Israel. No dispararon ninguno contra Tel Aviv, pero sí que amenazaron con hacerlo si Israel no cumplía sus viejos compromisos de aliviar el férreo bloqueo del enclave palestino. Al final, al cabo de dos días, Netanyahu tuvo que negociar rápidamente un nuevo alto el fuego.

Las amenazas de las milicias contra el festival no han terminado. Algunos líderes de la Franja han advertido que no descartan una reanudación de la violencia coincidiendo con el festival si Netanyahu no adopta medidas urgentes para acabar con el bloqueo. En las últimas horas Israel, donde el festival se vive como una experiencia muy intensa, ha adoptado algunas de esas medidas, pero no está claro qué ocurrirá el día de la final, el 18 de mayo.

Los trabajadores trabajan en la construcción del escenario donde se presentará Eurovisión. Reuters

Los trabajadores trabajan en la construcción del escenario donde se presentará Eurovisión. Reuters

Las normas de la Unión Europea de Radiodifusión, que organiza el evento cada año, buscan en todos los casos despolitizar el festival de una manera muy estricta, pero no siempre es posible. Los casos que han quedado para la historia son abundantes. En una fecha tan temprana como 1976, el representante griego cantó una canción que denunciaba la ocupación turca de Chipre.

La Unión Europea de Radiodifusión busca despolitizar el festival de una manera estricta, pero no siempre es posible

Más recientemente, en 2009, Georgia fue descalificada cuando tituló su canción "Put in Disco". En el estribillo se decía "We don’t wanna put in", que sospechosamente sonaba como "No queremos a Putin". En las ediciones de 2010 y 2015 las canciones de Armenia criticaron la negación del holocausto armenio por parte de Turquía. Y estos son solo unos pocos ejemplos de lo que ha deparado la política en Eurovisión.

Este año, el representante de Islandia, Hatari, no se dispone a boicotear el festival, como le han pedido en su país, pero una vez llegado a Israel ha formulado declaraciones políticas que no han agradado nada en el estado judío. Según Hatari, es "absurdo" celebrar un festival que simboliza la unión en un país afectado por la "desunión". Después de visitar Hebrón, una de las ciudades más castigadas por la ocupación militar, Hatari habló de "segregación" y añadió que "el apartheid es muy evidente".

La política se ha manifestado también en el caso de Ucrania, donde las autoridades han descalificado a su representante Maruv por no ser lo suficientemente "patriota". Resulta que Maruv suele actuar en escenarios rusos y dadas las tensas relaciones entre los dos países, las autoridades nacionalistas ucranias no han tenido más remedio que dar este paso.

La política está en todas las partes relacionadas con el Festival, incluida la votación

La política está en todas las partes relacionadas con el Festival, incluida la votación. Se han realizado estudios que documentan que algunos países son particularmente propensos a votar a otros en función de las relaciones políticas que mantienen, especialmente en el este de Europa, de manera que la política también se ve en los puntos que un país puede dar a otro.

La televisión pública israelí Kan, que organiza la edición de Tel Aviv, ha tenido que negar que haya prohibido a los participantes hacerse fotos más allá de la línea verde de 1967, tal y como se le ha acusado, aunque es evidente que los israelíes ven con malos ojos a quienes cruzan a los territorios palestinos.

Varias ONG palestinas han hecho un llamamiento para que los artistas palestinos no se relacionen con los intérpretes extranjeros del festival que solicitan entrevistarse con ellos para lavar su imagen antes o después de intervenir en el concurso.

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