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Franja de Gaza Gaza, una prisión que se encuentra de nuevo al borde de la guerra 

La Franja de Gaza corre el riesgo de convertirse de nuevo en un escenario de guerra. Dos millones de civiles sufrirán las consecuencias de un conflicto, de mayor o menor intensidad, para el que Israel y los palestinos se están preparando y que puede cristalizar antes de las elecciones israelíes del 9 de abril.

Llamas y humo durante un ataque aéreo israelí en Gaza. / REUTERS

EUGENIO GARCÍA GASCÓN

El disparo desde la Franja de Gaza de un cohete que en la mañana del lunes impactó en el moshav Mishmeret, en el área de Tel Aviv, causando heridas a siete israelíes, pone de nuevo en primera fila la posibilidad de un conflicto armado de gran envergadura entre el ejército del estado judío y las milicias palestinas de la Franja lideradas por Hamás.

Existen varios motivos posibles para el disparo del cohete. En primer lugar está el permanente bloqueo de la Franja que Hamás intenta romper desde que se inició en 2007, hace doce años. Durante todo ese tiempo, Israel no ha dado su brazo a torcer y la comunidad internacional, incluida la Unión Europea, no ha hecho absolutamente nada para acabar con la pesadilla de dos millones de civiles palestinos. Convertido en un títere de Israel, Egipto contribuye a la gran catástrofe humanitaria por todos los medios a su alcance.

Un segundo motivo es la reunión que el lunes celebraban en la Casa Blanca el presidente Donald Trump y el primer ministro Benjamín Netanyahu para desplegar los oropeles del reconocimiento del Golán ocupado por Israel en la guerra de 1967 como parte del estado judío, una decisión que no comparte la comunidad internacional, si bien la comunidad internacional no puede o no quiere hacer nada, una vez más.

Trump enseña el documento sobre los Altos del Golán ante la evidente satisfacción del primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu. (CARLOS BARRIA | EFE)

Trump enseña el documento sobre los Altos del Golán ante la evidente satisfacción del primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu. (CARLOS BARRIA | EFE)

La posibilidad de una nueva invasión de la Franja, como la ocurrida en 2014 por última vez, está ahí, aunque por ahora el despliegue de tropas y la llamada a fila de reservistas tienen un carácter limitado, más propio de quien se prepara para operaciones puntuales que para quien planea una invasión en toda regla al estilo de 2014.

Habrá que esperar a ver si el ejército llama a filas a más reservistas en las próximas horas o días, y eso puede estar en función de lo que ocurra sobre el inestable terreno. La Sala de Operaciones Conjunta, que agrupa a todas las facciones de la resistencia, ha difundido un comunicado advirtiendo que se responderá a cualquier ataque y que puede haber “sorpresas”.

Los egipcios, por su parte, están en contacto con una y otra parte intentando que Hamás y las demás milicias no respondan a posibles ataques de Israel que estén dirigidos contra posiciones de los milicianos específicamente, lo que sugiere que una primera respuesta de Israel será limitada y no se dirigirá contra objetivos civiles.

Sin Netanyahu todavía en casa, los preparativos para un conflicto armado siguen adelante. La emisora de radio estatal Reshet Kan ha revelado que existe un plan de contingencia para desviar los vuelos de los aviones que aterrizan y despegan en el aeropuerto de Tel Aviv, y en cerca de la frontera con la Franja se han suspendido un montón de actividades, incluidas las de los colegios y el movimiento de trenes.

Es un riesgo de grandes magnitudes que Netanyahu se embarque en una aventura militar de gran envergadura en Gaza

Lo más probable es que la concentración de tropas siga ahí varios días, especialmente si se tiene en cuenta que se acerca del Día de la Tierra que anualmente celebran los palestinos, y que a finales de marzo se cumplirá el primer aniversario de la Gran Marcha del Retorno, es decir de las concentraciones a lo largo de la verja que separa la Franja de Israel y que se celebran cada viernes. Se espera que las protestas se intensifiquen en los próximos días.

Está, además el factor del 9 de abril, la fecha en que los votantes acudirán a las urnas para decidir si Netanyahu sigue guiando la política de Israel. A falta de tan pocos días para los comicios es un riesgo de grandes magnitudes que Netanyahu se embarque en una aventura militar de gran envergadura en Gaza por la sencilla razón de que no se sabe cuándo acabará y es una incógnita cuál es la capacidad de las milicias para responder. En 2014 Hamás logró un gran número de bajas en las filas israelíes, especialmente entre militares.

Según como vaya un hipotético conflicto, los votantes se inclinarán más o menos por el Likud de Netanyahu. En un escenario supuesto en el que las milicias disparen sus cohetes masivamente y paralicen sustancialmente amplias zonas del país, Netanyahu puede salir perdiendo. Es más, esa hipotética situación puede impulsarle a intensificar más los ataques de manera que los israelíes lo vean como un político fuerte, pero no está claro hasta dónde puede llegar la réplica de las milicias palestinas en este momento.

Está también el factor del Caso de los Submarinos, un presunto caso de corrupción que en los últimos días se ha levantado por segunda vez con nuevas revelaciones en torno al primer ministro. La oposición lo está aprovechando y el Caso de los Submarinos está a diario en las portadas de los periódicos y en los informativos de radio y de televisión. Este lunes ha sido el primer día que ha pasado a segundo plano debido al cohete caído en Israel, así que es posible que Netanyahu trate de mantener la tensión con Hamás con el fin de apartar la atención de su presunta corrupción.

Por último, un factor adicional para el disparo del cohete puede ser la situación interna de la Franja de Gaza. Las protestas contra las condiciones de vida derivadas del bloqueo se iniciaron el 14 de marzo. Hamás acusa a Fatah e Israel de impulsarlas, lo que cual es muy probable que sea cierto, y Hamás dice que dispone de pruebas que lo corroboran. Los palestinos de la Franja están sobreviviendo en unas condiciones de vida terribles, sin agua potable y sin combustible para calentarse.

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