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cumbre de versalles

La UE dobla la ayuda militar a Ucrania pero le cierra su ingreso inmediato

Los europeos se fijan 2027 para reducir su dependencia energética con Moscú, pero esquivan imponerle un boicot como sí han hecho Estados Unidos y el Reino Unido.

El presidente del Consejo Europeo, Jacques Michel, el presidente francés, Emmanuel Macron, y la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, en Versalles este 11 de marzo de 2022.
El presidente del Consejo Europeo, Jacques Michel, el presidente francés, Emmanuel Macron, y la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, en Versalles este 11 de marzo de 2022. Sarah Meyssonnier / REUTERS

"Amigos ucranianos: os escuchamos. Sois miembros al completo de la familia europea", señala Charles Michel, presidente del Consejo Europeo, al fin de la cumbre que los líderes 27 líderes han celebrado durante dos días en la ciudad francesa de Versalles. Pero, de momento, son solo palabras. Una declaración de intenciones. Porque la UE da portazo a la adhesión exprés que pide Kiev, aunque se prepara el guiño de concederle en el futuro cercano el estatus de país candidato.

La (no) decisión ha despertado fracturas en el bloque. Algunos países del Este o los Bálticos querían una decisión más contundente para acelerar el camino ucraniano hacia la UE. Pero Países Bajos o Francia lideran el frente de la contención. "No hay tal cosa como vía exprés", defiende el neerlandés Mark Rutte. Varios son los motivos de este freno. Ucrania no cumple los estándares mínimo democráticos y de estabilidad financiera para entrar de forma inminente en la UE. Además, cuenta con una parte ocupada por Rusia, lo que tensaría todavía más las relaciones entre Bruselas y Moscú en el corto y en el largo plazo. El proceso de adhesión es exhaustivo, complejo y, sobre todo, es duradero. Se prolonga una media de diez años. Algunos países candidatos como Turquía tocan a la puerta europea desde hace tres décadas.

De fondo planea también el temor de que los problemas de corrupción o de separación de poderes de Ucrania terminen provocando nuevos dolores de cabeza a una Bruselas que mantiene un pulso continuo con Polonia o Hungría por sus progresivos ataques al Estado de Derecho.

Esta respuesta deja un sabor amargo en Kiev. El presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, ha afeado que la "UE debería hacer más para ayudar a Ucrania". Además, de esta adhesión por la vía rápida, pide al bloque cazas de combate y una zona de exclusión aérea. Estas decisiones deberían consensuarse en el marco de la OTAN, es decir, sería principalmente Estados Unidos quien tendrá la decisión final. Hasta la fecha, Occidente evita dar cualquier paso que pueda implicar su participación directa en la guerra, lo que abriría un nuevo capítulo de choque frontal con consecuencias impredecibles.

El propio Borrell, en una intervención del 27 de febrero, sí que adelantó que habría un envío de cazas de combate. Sus palabras despertaron sorpresas a ambos lados del Atlántico. El portal Político recoge que el plan podría haberse efectuado de no ser por este traspié de Borrell, que impidió mantenerlo en secreto y, por tanto, precipitó el aborto de esta misión.

La UE ha acordado doblar su gasto en el envío de armamento

Con este telón de fondo, los 27 líderes de Estado y de Gobierno se han reunido bajo el paraguas de la Presidencia francesa. La UE ha acordado doblar su gasto en el envío de armamento. A los 500 millones de euros iniciales con los que cuenta el Instrumento Europeo para la Paz se unirán otros 500 millones. En las próximas semanas y meses, la UE destinará 1.000 millones a financiar el envío de armas a Kiev, alentada por la inesperada resistencia civil y militar de los ucranianos. "Putin pensó que su Ejército era capaz de aplastar a Ucrania y ocupar Kiev en pocos días para colocar allí un régimen fantoche. Pero se ha encontrado un país fuerte y resiliente", asegura Borrell.

La de Versalles era una cita de transición, para frenar y poner perspectiva a la respuesta y castigo contra Putin tras dos semanas de shock

La de Versalles era una cita de transición, para frenar y poner perspectiva a la respuesta y castigo contra Putin tras dos semanas de shock, de Directivas nuevas, de sanciones sin precedentes y de condenas continuas ante una situación que ya ha cambiado a Europa y que amenaza con tener un impacto considerable en el bolsillo de los ciudadanos. El precio del petróleo, de la calefacción y de los alimentos amenaza con continuar creciendo a causa de la guerra.

Contención sobre el boicot energético

"Es una situación muy difícil. Por un lado tenemos sanciones financieras durísimas, y, por el otro, estamos financiando la guerra de Rusia comprando su gas y su petróleo", señalaba Sanna Marin, primera ministra finlandesa, a su llegada a Versalles. La UE paga miles y miles de millones de euros a Rusia cada año por su petróleo, gas y carbón. Esta dependencia, especialmente punzante en Alemania, imposibilita que el bloque comunitario siga los pasos de Estados Unidos y Reino Unido de decretar un embargo energético a Moscú.

El 40% del gas que se consume en toda la UE procede de Rusia

El 40% del gas que se consume en toda la UE procede de Rusia. También supone el 26% de las importaciones de petróleo y el 46% de las de carbón. Un suministro que lejos de reducirse después de la anexión de Crimea en 2014, ha aumentado en los últimos años. "Hemos hecho mucho, roto tabúes y avanzado en materias que parecía impensable, pero no es suficiente y deberíamos haberlo hecho más rápido", reconocía recientemente Josep Borrell, el jefe de la diplomacia europea.

Por todo ello, Bruselas no se atreve a dar el gran paso de altura de prohibir ipso facto las exportaciones de estos recursos. Un azote que tendría un gran efecto en la ya mermada situación económica del país, cuya moneda –el rublo- se devalúa a grandes pasos debido al cerco internacional. El plan europeo es reducir esta dependencia de forma gradual y agresiva. Y ya se pone fecha: para 2027 quiere eliminar cualquier relación energética con Moscú. Durante el próximo mes, la Comisión Europea presentará una hoja de ruta sobre nuevas alternativas y en torno a cómo ayudar a los países más dependientes de estos recursos.

Palo y zanahoria: sanciones y diplomacia

En los últimos días ha habido varios contactos de Macron y Scholz con Putin

Entretanto, los europeos intentan equilibrar las sanciones con el diálogo. Insisten en la necesidad de mantener los cauces de comunicación abiertos. En los últimos días ha habido varios contactos de Macron y Scholz con Putin. Pero la sensación que dejan no es optimista. El presidente francés cree que las condiciones que su homólogo ruso para el diálogo son "inaceptables". Y asume que no habrá un alto al fuego en las "próximas horas o días". Bruselas recuerda que para "la paz hacen falta dos, pero para la guerra solo uno" y no se fían de las intenciones de una Administración rusa que continúa negando que está atacando a Ucrania.

En este contexto de recrudecimiento sobre el terreno, Von der Leyen ha anunciado un cuarto paquete de sanciones, coordinado con el G7. Incluirá a nuevos oligarcas rusos, la prohibición de importar hierro y acero ruso, la prohibición del acceso a Rusia a productos de lujo europeos y la intención de suspender a Rusia del Fondo Monetario Internacional (FMI). Todo ello en el marco de que "Rusia no se está sentando de forma seria para consumar una solución pacífica y está bombardeando de forma cínica los corredores humanitarios". "Todo lo que vemos son mentiras y falsas acusaciones", denuncia la presidenta de la Comisión.

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