Este viernes, el Congreso de los Diputados cerrará definitivamente el paso a Alberto Núñez Feijóo. Salvo sorpresa mayúscula, el presidente del Partido Popular volverá a recibir el rechazo de la mayoría del Parlamento en la segunda votación de su investidura: 172 votos a favor y 178 en contra. Esta vez a Feijóo le serviría con una mayoría simple, es decir, más 'síes' que 'noes', pero todos los grupos han dejado claro que no tienen intención de cambiar su sentido del voto. El líder conservador consumará así el anunciado fracaso de una investidura que nació muerta. 

Pero, pese a la doble derrota parlamentaria de esta semana, Génova se ha envuelto en triunfalismo al ver más apuntalado que hace semanas el liderazgo interno de Feijóo y se prepara para un nuevo guion a partir de este viernes. La pelota está ya, oficialmente, en manos de Pedro Sánchez, el único candidato con posibilidades de armar una mayoría parlamentaria en el Congreso.

Así, la ficción de la investidura de Feijóo terminará este viernes no antes de las 13:22 horas, porque hasta ese momento no habrán pasado las 48 horas desde la primera votación a las que el Reglamento obliga a esperar para repetir el procedimiento. Antes, el líder del PP tendrá la oportunidad de intervenir durante diez minutos y podrán replicarle los grupos que lo pidan. 

El diputado socialista Óscar Puente, protagonista absoluto de la investidura de Feijóo, ya ha avanzado que será él quien también hable este viernes. "De ganador a ganador", le espetó el martes desde la tribuna a un Feijóo numéricamente perdedor en la Cámara para reprocharle que, pese a haber sido la lista más votada en el ayuntamiento de Valladolid, el PP le arrebató la alcaldía pactando con Vox. 

La aparición en escena de Puente no fue improvisada. Sánchez decidió que sería él quien se batiera en duelo con Feijóo "tres o cuatro" semanas antes del debate. Así lo cuenta el entorno socialista. Quisieron mantenerlo en secreto para conservar el efecto sorpresa y lo llevaron al extremo. Justo antes del turno de intervención del PSOE en el debate, todas las miradas estaban puestas en Sánchez. Al menos, hasta que Puente se levantó de su escaño y se dirigió a tribuna. "Solo una veintena de diputados socialistas lo sabían". 

Un viernes muy viernes

Carpetazo a la investidura de Núñez Feijóo. Es un viernes en el que, para el PP, no solo termina, estrictamente, el debate de investidura, sino que pone el punto y final a una peregrinación que empezó el 23J, en Génova, con varios líderes vestidos de blanco y una de rojo celebrando unos resultados que ya se antojaban cortos e inútiles; incapacitantes para formar Gobierno. Feijóo lo quiso intentar y su camino le ha llevado hasta este viernes; la última estación.

A las 12:15 horas, el candidato del PP abrirá la sesión con una intervención con límite de tiempo por primera vez en este debate. Tras los diez minutos de los que dispondrá, los grupos parlamentarios, por orden de representación, podrán fijar posición, si lo desean, durante cinco. También por primera vez, Núñez Feijóo no tendrá derecho a réplica. Entonces, se llevará a cabo la votación. 

De la agenda popular, a la socialista

Después de ello, como avanzó Público, el equipo de Francina Armengol, presidenta del Congreso de los Diputados, se pondrá en contacto con el jefe del Estado para proponerle una reunión presencial la misma tarde del viernes y así comunicarle el fracaso —tantas veces anunciado— de Feijóo. Después de eso, el rey podrá volver a convocar una ronda de consultas que se prevé para principios de la próxima semana. Una vez propuesto Pedro Sánchez, el nuevo candidato y Armengol acordarán la fecha de investidura. 

En el entorno del PSOE hablan de mediados de octubre. Sánchez, en declaraciones públicas, ha sido menos exacto: "Dentro de poco tiempo".

Quizá Feijóo haya pensado alguna vez, durante esta semana, en aquel inicio tan recordado de la novela El Camino, de Miguel Delibes: "Las cosas podían haber sucedido de cualquier otra manera y, sin embargo, sucedieron así". Unos votos más en unas determinadas circunscripciones, un mejor entendimiento con el resto de los partidos, un Pedro Sánchez también sin opciones... Todos esos eran escenarios que le habrían permitido gobernar.

No ocurrió. Desde el 23J, a un PP aislado, escorado y sin posibilidades de entenderse con partidos nacionalistas —a pesar de que las derechas catalana y vasca han sido sus históricos socios preferentes—, las cosas, en realidad, 'solo' podían haberle sucedido exactamente así.