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Los diez años de crecimiento de la izquierda independentista vasca que le han convertido en un actor político clave

El despegue y consolidación de EH Bildu se hace patente en los escenarios de diálogo y negociación con el Gobierno. La presencia de Unidas Podemos en el Ejecutivo, clave para afianzar esta irrupción en el escenario estatal.

Arnaldo Otegi
El coordinador general de EH Bildu, Arnaldo Otegi, durante un acto de ERC previo a las últimas elecciones catalanas, celebradas en febrero pasado. Glòria Sánchez / EUROPA PRESS

El bloque de izquierdas en Madrid tiene un socio clave en el País Vasco. EH Bildu, la coalición nacida tras el cese definitivo de la violencia por parte de ETA y la apertura de un nuevo escenario en Euskadi, es hoy una de las protagonistas de ese polo progresista que aparece ya con un papel central en el horizonte: impedir que la ultraderecha gobierne en España junto al PP de Pablo Casado.

La desaparición del terrorismo ha tenido repercusiones de todo tipo en la vida social y política. En ese segundo apartado entra de lleno el fenómeno de EH Bildu, una plataforma soberanista de izquierdas que agrupa a la izquierda abertzale tradicional encarnada por Sortu; la socialdemocracia de Eusko Alkartasuna (una escisión del PNV) y la vía de izquierdas de Alternatiba (surgida de las entrañas de Ezker Batua, la IU vasca).

Allí también están presentes los militantes de la ya desaparecida Aralar, una fuerza independentista y pacifista escindida de la izquierda abertzale en las etapas previas al final de ETA. Hoy a todos les une un mismo proyecto político que se autodefine como "la fuerza de la izquierda vasca para la soberanía". Una fuerza y una izquierda que hoy se construye a sí misma en claves distintas a las que podían imaginarse en el pasado. 

"Para la izquierda abertzale, el cese definitivo de la violencia por parte de ETA declarado hace ahora 10 años supuso la culminación de un proceso interno con diferentes actores políticos, que tenía como objetivo llevar a todo el partido y el entorno organizado hacia el cierre de una determinada era y la consiguiente apertura de una nueva", afirma Jule Goikoetxea, profesora del Departamento de Ciencias Políticas de la Universidad del País Vasco (UPV) e investigadora de la Universidad de Oxford.

Hoy es la primera fuerza de la izquierda en Euskadi y la segunda en número de votos y representantes en el Parlamento Vasco. De hecho, en las últimas elecciones autonómicas, celebradas en julio de 2020, alcanzó el porcentaje de voto más alto en la historia política de la izquierda soberanista (27,8%). EH Bildu Gobierna en 83 de los 251 ayuntamientos de Euskadi y en 34 de los 272 existentes en Navarra. Tiene 21 escaños en Vitoria, siete en el Parlamento de Navarra y cinco en el Congreso. 

"Desde hace unos ocho años, la gente de la izquierda abertzale mira mucho a Madrid y al Congreso", subraya Goikoetxea, quien remarca precisamente que "en el Estado se ha abierto una ventana de oportunidad: la izquierda española ha empezado a considerar a EH Bildu un interlocutor válido". A su juicio, "esto ha cambiado en parte gracias al cese de la lucha armada, y también por la fragmentación del voto tradicional, con un claro desgaste del bipartidismo".

La profesora de la UPV alude en concreto a la llegada de Unidas Podemos al Gobierno y su influencia a la hora de contribuir a esa interlocución con la coalición soberanista vasca. "Es lo que vemos con el espacio de Unidas de Podemos: si hay una izquierda organizada al margen del PSOE, se abre el marco para que puedan entrar otras fuerzas de izquierda, ya sean las izquierdas vascas o catalanas". 

Las imágenes de representantes de EH Bildu reunidos con miembros del Gobierno y la búsqueda de acuerdos en asuntos concretos tienen un doble efecto: muestran, por un lado, las consecuencias de ese nuevo escenario abierto tras el fin de la violencia; por otro, revuelve a las fuerzas políticas de derecha y ultraderecha, que agitan el fantasma de ETA para tratar de desgastar al Gobierno y mantener el debate en los viejos cauces: la izquierda abertzale, según esa teoría que hoy defienden PP, Vox y Ciudadanos, no puede ser considerada jamás como un interlocutor político válido.

"Fin de la transición"

Mario Zubiaga, profesor de Ciencias Políticas en la UPV, apunta precisamente al valor de esas imágenes de representantes de la izquierda soberanista vasca en una mesa de diálogo junto a altos cargos del Gobierno. "Creo que ahí existe una relevancia de corte más profundo: hoy podríamos decir que la transición española termina en el momento en el que EH Bildu está negociando con el Gobierno español los Presupuestos del Estado". "Esa foto –continúa Zubiaga– representa el cierre de una época y la apertura de otra".

"La izquierda abertzale se ha volcado claramente a la lucha institucional", subraya por su parte el director del Departamento de Ciencia Política y de la Administración de la UPV, Asier Blas. A su juicio, lo que hoy ocurre en Madrid es la consecuencia lógica del contexto derivado del final de ETA. 

"Se trata de un salto dado de una manera lógica: una vez que no existe ETA, la estrategia principal de la izquierda abertzale para lograr cambiar políticas públicas es la institucional", afirma Blas. En tal sentido, remarca que ese nuevo rol de la izquierda independentista repercute directamente en el escenario vasco, donde "le ha surgido un competidor al PNV".

Disputa abertzale

Ahí está precisamente la otra parte de esta historia. "Cuando hay margen en Madrid, EH Bildu ya puede actuar como agente negociador y de representación de los intereses vascos, que era el papel que había tenido el PNV desde la transición", explica por su parte Goikoetxea. De hecho, la investigadora y académica observa un "discurso muy agresivo" por parte del partido de Iñigo Urkullu hacia el mundo de la izquierda soberanista, "porque sabe que se está jugando un porcentaje de votos muy importante, sobre todo en Gipuzkoa".

La disputa entre abertzales está abierta. El PNV se resiste a perder ese papel histórico de negociador en Madrid –algo que demostró hacer tanto con gobiernos del PP como del PSOE– y EH Bildu reitera que tiene la mano abierta para alcanzar acuerdos que permitan, por un lado, consolidar políticas progresistas y, por otro, hacer frente al avance de la derecha y sus socios de la ultraderecha. 

"El PNV ha tenido un absoluto monopolio institucional durante los últimos 40 años; ahora le resulta difícil acostumbrarse a tener una alternativa de gobierno", indica Zubiaga. De hecho, cree que ese "miedo" y "preocupación" "está inspirando al PNV en muchas de las acciones que está planteando". En cualquier caso, el profesor de Ciencias Políticas cree que "en temas de autogobierno" el Gobierno español seguirán apostando por el PNV como interlocutor. En un escenario u otro, lo que ocurra en Madrid no dejará de repercutir en Euskadi. 

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