España decide entre seguir como referente progresista o girar a la derecha radical
Los colegios electorales abren sus puertas a las nueve de la mañana en una jornada electoral en la que el bloque progresista tratará de revalidar su gobierno.
Madrid-Actualizado a
Los españoles deciden este 23 de julio entre dos modelos de país. Hay unanimidad entre las demoscópicas: quedan ya lejos los tiempos de mayorías absolutas. Por eso, además de los partidos a título individual, durante esta jornada electoral se dan cita en las urnas dos bloques: el progresista y el conservador.
El Partido Socialista (PSOE), por un lado, y el Partido Popular, por otro, competirán para formar gobierno, pero, según las encuestas, difícilmente podrán hacerlo solos.
El viernes, Pedro Sánchez apeló a la remontada, llamó a la movilización e insistió en la importancia de votar para evitar un Gobierno de PP y Vox en el último acto socialista de la campaña. "Nos quedan unos metros para llegar al sprint final y lo vamos a hacer el 23 de julio. Vamos a ganar las elecciones hasta la última pedalada, hasta el último suspiro, hasta el último voto", clamó el líder socialista en Getafe.
Alberto Núñez Feijóo cerró la campaña en Galicia y se mostró confiado en un victoria holgada, aunque en Génova tratan de rebajar la euforia por el temor a cómo se pueden leer los resultados en caso de que no se cumplan sus expectativas más altas.
Yolanda Díaz también enarboló la bandera de la remontada, en su caso desde el parque Tierno Galván de Madrid. La política gallega animó a las 6.000 personas que asistieron al cierre de campaña de Sumar a responder con "una enorme sonrisa" a los insultos y mentiras, en palabras de la candidata, del bloque conservador.
Vox llevó a cabo su acto final en la plaza de Colón, también en la capital, y contó con mensajes grabados de algunos líderes internacionales de su misma cuerda política, como el de la ultraderechista Giorgia Meloni.
Récord del voto por correo
Los colegios electorales estarán abiertos desde las nueve de la mañana de este domingo en todo el territorio español y cerrarán sus puertas a las 20 horas, en unos comicios en los que están llamadas a votar 37.446.432 personas.
De todas ellas, más de 2,47 millones han ejercido su derecho por correo, un récord. A pesar de que el PP sembró la duda acerca de que se cumplieran los derechos de los españoles que eligieran esa opción, los números terminan por demostrar que cualquier sombra de sospecha era infundada. Un 94,2% del voto solicitado ha terminado ejecutándose. A las 14.00 horas ha votado un 40,4% del censo: son 2,5 puntos más que en las elecciones generales de noviembre del año 2019. Este primer avance de participación no tiene en cuenta el voto por vía postal, que se contabiliza al final de la jornada.
A pesar de que durante la campaña Feijóo no ha verbalizado que vaya a acceder a un pacto con Vox, tampoco lo ha negado, consciente de lo que marcan las encuestas
Las últimas encuestas de la campaña electoral se publicaron el día 17 de julio. La del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) situó al PSOE como ganador de la contienda con un 32,2% de intención de voto, 1,4 puntos por delante del PP. A Sumar, el partido que lidera Yolanda Díaz, le dio casi un 15%, mientras que a Vox le otorgó un 11,8%.
Según las predicciones del CIS, por tanto, el PSOE lograría revalidar un eventual Gobierno junto con Sumar, que ganaría la partida a Vox y se colocaría como tercera fuerza. En su entrevista para Público, Pedro Sánchez insistió en la misma idea: "Va a haber Gobierno de coalición progresista, el PSOE será la primera fuerza política y Sumar, la tercera".
Los últimos datos que arrojó el estudio de Key Data para este periódico, elaborados a partir de todas las encuestas, publicadas o no, a las que ha tenido acceso, van en la dirección opuesta.
Según sus números, Alberto Núñez Feijóo ganaría las elecciones, pero para gobernar necesitaría pactar con Vox, que se colocaría como tercera fuerza prácticamente empatada con Sumar. Sin embargo, la tendencia que dibujó ese último estudio mostraba signos de recuperación por parte del bloque progresista, que recortaba tres escaños al conservador.
A pesar de que durante la campaña Feijóo no ha verbalizado que vaya a acceder a un pacto con Vox, tampoco lo ha negado, consciente de lo que marcan las encuestas. Por otra parte, los acuerdos de gobierno que el PP sí ha firmado con la extrema derecha en dos comunidades (el País Valencià y Extremadura) y en más de 100 ayuntamientos tras el 28M —además del que ya compartían en Castilla y León— apuntan a un Ejecutivo liderado por Feijóo y con Santiago Abascal como vicepresidente en caso de que sus partidos logren el apoyo suficiente.
Los números son claros. Si el Partido Socialista y Sumar obtienen los escaños suficientes para formar Gobierno, España se reafirmará como referente progresista en Europa. En el caso de que el PP y Vox pacten un Gobierno, el país habrá abierto la puerta de su máxima institución a la extrema derecha, como también ocurrió en Italia o Finlandia.
Tras las elecciones del 28M, en las que España experimentó un vuelco hacia la derecha con respecto a las anteriores (más evidente en la representación que en el número de votos que cosechó cada bloque), las elecciones generales del 23 de julio terminarán de configurar el equilibrio de fuerzas de cara a los próximos cuatro años.
Cara a cara, debates, datos falsos y un narcotraficante
La campaña electoral ha transitado entre debates, mítines, entrevistas y acusaciones cruzadas. Ha sido una campaña, como ya avisaban las formaciones, parca en mítines y más abundante, en cambio, en formatos audiovisuales e incursiones de los políticos en escenarios poco habituales para ellos. Sin embargo, los primeros días estuvieron marcados por el cara a cara entre Pedro Sánchez y Núñez Feijóo.
La no revalorización de las pensiones con el IPC ha marcado parte de la última semana de Feijóo
Aunque los analistas convergieron en que el popular salió victorioso, el paso de los días y el fact-checking aplicado a algunos de los datos que lanzó han ensuciado su imagen. Ese ha sido uno de los puntos débiles de la campaña de los populares.
Especialmente, la insistencia de Feijóo en cuanto a que el PP siempre revalorizó las pensiones con el IPC —un dato que se ha demostrado falso, tal y como le explicó Silvia Intxaurrondo en RTVE— y al teletipo, que no se ha encontrado por ningún sitio, en el que el candidato popular, según su versión, leyó que el juez de Pegasus había archivado el caso por la falta de colaboración de Pedro Sánchez -algo que también se ha demostrado falso-, han ido poco a poco desdibujando su figura.
El debate a siete con los portavoces de los partidos con grupo propio en el Congreso brilló por encima del cara a cara —que se tachó de "bronco"— por el derroche de propuestas por parte de los candidatos.
El debate a tres entre Pedro Sánchez, Yolanda Díaz y Santiago Abascal demostró sintonía entre la candidata de Sumar y el líder del PSOE y evidenció lo extremo de la ideología de Abascal, que niega la violencia de género y en cuyo programa electoral, entre otras cosas, no aparece ni una sola vez el concepto "cambio climático" o "crisis climática". Solo lo nombran para anunciar que derogarán la "Ley del cambio climático".
También han corrido ríos de tinta en cuanto a la relación entre Alberto Núñez Feijóo y Marcial Dorado, un conocido narcotraficante gallego. Unas fotos del año 1995 en las que aparecen ambos en un yate han servido de arma arrojadiza contra el candidato popular, si bien él mismo acabó concediendo el viernes 21 en la Cadena Cope que cuando él lo conoció "había sido contrabandista, nunca narcotraficante".
Más allá de eso, la campaña deja imágenes para el recuerdo como la del candidato socialista en el podcast La pija y la Quinqui; la de Yolanda Díaz, en una entrevista para Público, reconociendo que le gusta planchar ropa para relajarse o la de Borja Sémper, portavoz de la campaña del PP, presentando, entre sombrillas, la marca 'Verano azul' como uno de los eslóganes de la formación.
La última sorpresa de la campaña la encontramos el viernes, cuando el PP y EH Bildu se repartieron las comisiones del Ayuntamiento de Vitoria, aunque después los conservadores recularon y anularon este reparto.
Solo las urnas decidirán quién se lleva el gato al agua y qué rumbo toma España en la XV legislatura de la democracia.
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