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ETA sigue viva en el discurso de la derecha cuatro años después de su desarme
Este jueves se cumple un nuevo aniversario de la entrega de las armas, que estuvo seguida un año después por la disolución definitiva de la banda terrorista. El PP continúa recurriendo a esa organización ya desaparecida para atacar al Gobierno. Desde el Foro Social señalan que esa estrategia supone "un grave ataque a la convivencia".
Bilbao-
Ni el cese, ni el desarme, ni la disolución. La desaparición absoluta de ETA del escenario político no ha alterado el discurso tradicional del Partido Popular, que actualmente recurre con intensidad a las siglas de la organización terrorista para atacar al Gobierno de coalición que encabeza Pedro Sánchez. Quienes trabajaron para favorecer ese final siguen tan asombrados como hace ahora cuatro años, cuando el mismo PP, entonces en el Gobierno, rechazó certificar la entrega de las armas.
Este jueves se cumplen cuatro años de unas imágenes inéditas que recorrieron el mundo y convirtieron el final de ETA en algo nunca visto en el ámbito de la resolución de conflictos. A diferencia de las posiciones mantenidas por Gobiernos como el de Reino Unido y Colombia en los casos del IRA y las FARC respectivamente, el Ejecutivo de Mariano Rajoy se negó a tomar parte en cualquier tipo de negociación que llevase hacia la desaparición de ETA.
Ante la ausencia de cualquier tipo de participación gubernamental en la verificación del desarme, activistas sociales ligados a distintas organizaciones asumieron esa tarea. El acto central tuvo lugar el 8 de abril de 2017 en territorio del País Vasco francés, donde la Policía de ese país, en base a las coordenadas entregadas por mediadores civiles, procedieron a localizar armamentos y explosivos. Era el paso previo hacia el final de ETA, anunciado por sus portavoces 13 meses más tarde.
Cuatro años después, el PP mantiene viva a ETA en sus discursos. Lo hace, fundamentalmente, para arremeter contra el Gobierno, al que acusa, por un lado, de mantener un supuesto acuerdo con EH Bildu, una formación soberanista integrada actualmente por Sortu, Alternatiba (creada por militantes provenientes de la IU vasca) y Eusko Alkartasuna (una escisión del PNV), así como por miembros de la ya desaparecida formación independentista Aralar, que rechazaba la violencia.
"El recurso a ETA, en muchos casos como si todavía existiese, es recurrente en el debate político. Desde luego, es un grave ataque a la convivencia democrática tan necesaria en el País Vasco y Navarra", afirma por su parte Agus Hernán, portavoz del Foro Social, una organización que trabajó para favorecer el final de la violencia en Euskadi y que hoy realiza iniciativas para impulsar el diálogo entre distintos actores.
De acuerdo a la teoría del PP –defendida también por Vox y Ciudadanos–, el Ejecutivo de PSOE y Unidas Podemos otorga "privilegios" y "beneficios" a presos de ETA a cambio de mantener, precisamente, ese hipotético acuerdo con EH Bildu, algo que tanto el Ejecutivo como la formación soberanista rechazan. "Ni condenan a ETA ni piden perdón, pero Sánchez sigue pagando su apoyo a Bildu", dijo a finales de marzo el líder del PP, Pablo Casado, al referirse al acercamiento de presos, una medida contemplada en la legislación penitenciaria.
"Tendremos que seguir diciendo que la derrota efectiva de ETA será cuando no haya una contraprestación a aquellos que no condenan el terrorismo o los que dicen que tiene explicaciones políticas", señalaba Casado el pasado 23 de marzo, volviendo así al argumentario habitual.
Sus alusiones al terrorismo para desgastar al Gobierno han provocado críticas por parte de víctimas de ETA, que han denunciado la "utilización" política de su sufrimiento por parte de la cúpula del PP. "Si quieres recordar a una víctima, recuerda quién era y por qué le mataron, pero la coletilla de 'con esos pacta Sánchez' es una falta de respeto total. Ahí se ve la poca empatía que tiene Casado con las víctimas", le recriminó en enero pasado Consuelo Ordoñez, presidenta del Colectivo de Víctimas del Terrorismo del País Vasco (COVITE) y hermana de Gregorio Ordoñez, dirigente del PP asesinado por ETA en 1995.
Este martes, a las puertas del cuarto aniversario de la entrega de las armas por parte de ETA, el líder conservador volvió a recurrir a este tema: primero ante las cámaras de Telecinco y luego en Twitter, dijo que el Gobierno "acerca seis etarras cada semana para contentar a Bildu". Un día antes, la candidata del PP en la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, había criticado duramente al Gobierno por el acercamiento de presos de ETA, al tiempo que definió al PSOE como "un refugio de golpistas y batasunos, de okupas y bolivarianos". En una intervención previa, Ayuso había acusado a Pablo Iglesias de ser "afín a ETA".
"Cortina de humo"
"Siguen manteniendo a ETA como enemigo 'interno' o cortina de humo porque es un elemento cohesionador de la derecha española fundamental, clásico y cómodo, aunque otros 'enemigos' –como la inmigración– irán adquiriendo más efectividad los próximos años", afirma Jule Goikoetxea, profesora del Departamento de Ciencias Políticas de la Universidad del País Vasco e investigadora de la Universidad de Oxford.
Para Asier Blas, director del Departamento de Ciencia Política y de la Administración de la Universidad del País Vasco (UPV), el PP "saca a pasear el mantra de ETA para intentar ensuciar a EH Bildu, y ensuciando a EH Bildu cree que ensucian al PSOE y, por tanto, puede movilizar a las bases nacionalistas españolas de derechas". Ese mensaje, añade, también busca "pescar algo en el centro-izquierda nacionalista español o al menos desmovilizarle a la hora de dar el voto al PSOE".
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