¿Larga vida a las nucleares? Las dos principales eléctricas buscan reabrir el debate sobre su fecha de cierre ante un Gobierno reticente
El Ejecutivo no se opone a revisar el calendario de cierre de las centrales si éstas cumplen unos requisitos, pero niega que haya una propuesta formal encima de la mesa.
Las grandes eléctricas del país se abren a un "debate sereno" sobre este asunto, mientras Sumar advierte al PSOE de que fin de las nucleares forma parte del acuerdo de Gobierno.

Madrid--Actualizado a
El debate acerca de prolongar la vida de las centrales nucleares se ha reabierto en España en dos ocasiones en apenas tres meses por el empuje de algunas empresas eléctricas y de los partidos de la derecha. La primera, a finales de mayo, cuando se produjo un apagón estatal sin precedentes que forzó la comparecencia del presidente del Gobierno y la elaboración de un decreto con medidas para evitar una situación idéntica en el futuro (una norma que no obtuvo los apoyos necesarios en el Congreso y que terminó decayendo).
La segunda, este mismo jueves, cuando se desveló, a través de una información de El País, que la Vicepresidencia para la Transición Ecológica y las dos principales empresas eléctricas del país (Iberdrola y Endesa) se habían cruzado cartas en las que se abordaba este asunto.
En este momento, la única realidad constatable es la existencia de un protocolo que proyecta el cierre de las centrales nucleares españolas entre 2027 y 2035, y una intención por parte del Ejecutivo para cumplirlo (como se constató en la defensa de las renovables que Pedro Sánchez realizó ante la Cámara Baja en el Pleno monográfico sobre el apagón, frente a la apuesta de PP y Vox por la energía nuclear). Este calendario y sus plazos fueron ratificados tanto por parte del Gobierno como por parte de Iberdrola, Endesa, Naturgy y EDP. Entonces, ¿qué ha pasado para que se vuelva a reabrir un debate que se consideraba superado por el protocolo de cierre y por el discurso del presidente ante las Cortes?
Las cartas entre Transición Ecológica y las eléctricas
Este martes se conoció la existencia de un intercambio epistolar a principios de junio entre la vicepresidenta tercera para la Transición Ecológica, Sara Aagesen, y los CEO de las dos principales empresas eléctricas del país (Iberdrola y Endesa), en el que estas dos corporaciones plantearon la revisión del calendario de cierre de las nucleares, tras haber sufrido España a finales de abril el mencionado apagón energético.
Desde el ministerio, sin embargo, han reiterado que para ellos la carta de estas empresas no supone una "petición formal" para revisar el protocolo, sino "una declaración de intenciones"; en primer lugar, argumentan, porque en esas misivas ni siquiera participan las otras dos empresas firmantes del acuerdo, Naturgy y EDP, por lo que, entienden en Transición Ecológica, no hay todavía una posición común o un acuerdo entre las propias empresas titulares de las centrales nucleares.
Y en segundo lugar porque, recuerdan los de Aagesen, estas empresas no cumplen a día de hoy con las tres condiciones que el Gobierno puso encima de la mesa para abrirse a estudiar cualquier petición de ampliación de la vida útil de las centrales: que se cumplan todos los criterios de seguridad nuclear; que no afecte a la seguridad del suministro eléctrico; y que no suponga trasladar a los consumidores ningún coste.
"Esas condiciones a día de hoy no se cumplen, y eso es lo que dijo la vicepresidenta tercera por escrito (en las cartas). No hay ninguna novedad con respecto al calendario", defendió este jueves Joan Groizard, secretario de Estado de Energía, durante una entrevista en RNE.
Las eléctricas, abiertas a cumplir las condiciones
Fuentes de las empresas que remitieron la carta al ministerio trasladan que la posición de Transición Ecológica, a su juicio, defiende los intereses de Naturgy. También avanzan que las medidas que plantea el Gobierno para revisar el protocolo de cierre les parecen "más que razonables" y que tienen disposición a "hablar con serenidad" sobre este asunto.
En su opinión, una de las claves del asunto residiría en el complejo escenario que tiene el Gobierno con sus socios, partidarios de mantener el calendario de cierre. Este mismo jueves, desde la Vicepresidencia Segunda, liderada por Yolanda Díaz, mostraron su oposición frontal a revisar el protocolo y recordaron al PSOE que el calendario de cierre forma parte del acuerdo de Gobierno que los socialistas y Sumar rubricaron para investir a Sánchez como presidente.
Desde esta corporaciones se defiende la necesidad de revisar los planes sobre la actividad de las nucleares porque, explican, "el panorama internacional ha cambiado completamente después de la guerra de Ucrania, que ha aumentado la volatilidad del gas y del fuel y ha afianzado la energía nuclear".
Sin embargo, la apuesta del Ejecutivo por las renovables parece clara, al menos de momento. El propio Groizard aseguraba este jueves que "cada país tiene que apostar a ganar, y en España apostar a ganar es apostar por las renovables. Tenemos el mejor recurso que nadie en Europa, tecnología propia de renovables y la gran locomotora económica de España viene, en parte, de ahí".
En este sentido, desde Sumar trasladan que "alargar la vida útil de las nucleares significa no dejar espacio suficiente para el imprescindible despliegue de las energías renovables en nuestro país. Es imprescindible recordar que España está siendo uno de los lideres mundiales en la transición energética con excelentes resultados económicos y de creación de empleo".
¿Tiene un coste alargar las nucleares?
También recordaban los de Díaz que la nuclear "no es una energía flexible y, por lo tanto, no es ninguna solución a los problemas derivados del apagón de hace unos meses. Alargar el calendario de cierre significa incumplir los compromisos adquiridos con inversores en renovables que han tomado decisiones en base a un calendario acordado", zanjaron.
Entre las críticas a este modelo destaca también la compleja gestión de los residuos nucleares y su almacenamiento, así como el incremento del coste que supondría alagar la vida de estas centrales (aunque desde las empresas que remitieron la carta al Ejecutivo apuntan a la existencia de "informes externos que dicen que la supresión de la energía nuclear encarece el precio" de la producción eléctrica).
Gonzalo Gómez, responsable de Tecnologías de la Fundación Renovables, apunta al "triple factor" por el que prolongar la actividad de las nucleares incrementaría el precio de la producción eléctrica.
"El problema de la gestión de residuos radioactivos se ha intentado paliar con la denominada tasa Enresa, que es una parte del precio de la electricidad nuclear que tiene que destinarse a gestionar residuos y al desmantelamiento de las centrales. Cuanto mayor sea la extensión de la vida de las centrales nucleares, habrá una mayor acumulación de residuos que tendrán que ser gestionados a largo plazo y puede haber dos opciones: o la tasa Enresa sube o este coste se financia con gasto público en el futuro".
Otro factor de encarecimiento, explica el portavoz de la Fundación Renovables, reside en la "edad de las centrales nucleares": "En España todas las centrales que hay operativas son bastante viejas, muchas de ellas han pasado su edad de operación de diseño, que está en torno a los 40 años. Cuanto más envejece una central nuclear, más caro se vuelve la operación y el mantenimiento que permiten que no haya ningún riesgo: los materiales ya están viejos, hay que hacer sustituciones, hay corrosión… Este mayor coste puede repercutir en la previsión de recaudación de las eléctricas, que pueden llegar a incrementar el coste de la factura aumentando el precio de venta de la electricidad".
Por último, Gómez apunta a las dificultades de estas centrales para adaptarse a un sistema y a una red que precisa de flexibilidad y coordinación en la generación de electricidad: "Las nucleares históricamente operan a plena carga y máxima potencia todo el tiempo, por eso se le llama tecnología de base; las renovables requieren de una mayor flexibilidad y capacidad de regulación, y los protocolos que están adoptando las centrales para operar intentan asimilar esa mayor flexibilidad. Para una nuclear, ser más flexible implica producir menos, entonces eso implica que a veces tendrán que modular su potencia para producir menos y adaptarse a las necesidades de la red, pero también implica que generarán menos y sus gastos fijos se repartirán entre menos energía generada. Eso puede repercutir en un aumento de la factura de la luz", concluye.

Comentarios de nuestros socias/os
¿Quieres comentar?Para ver los comentarios de nuestros socias y socios, primero tienes que iniciar sesión o registrarte.