Este artículo se publicó hace 4 años.
PresupuestosSánchez busca eliminar el veto del Senado al techo de gasto con la vista puesta en los Presupuestos de la reconstrucción
El Congreso afronta este jueves un debate de totalidad sobre la supresión de la capacidad de veto de la Cámara Alta al denominado techo de gasto. El Gobierno ya tiene aprobados unos objetivos de déficit hasta el año que viene, pero las consecuencias del c
Madrid-
El 4 de marzo, apenas unos días antes de que la pandemia del coronavirus comenzase a golpear con fuerza a España, el Senado refrendó el límite de gasto no financiero propuesto por el Gobierno para este año y para el próximo. El denominado "techo de gasto" constituye uno de los primeros pasos para aprobar los Presupuestos Generales del Estado, ya que establece el marco económico en el que se moverán las cuentas y fija las líneas esenciales de gastos e ingresos previstos por el Gobierno.
Esa jornada marcó un hito para los de Pedro Sánchez, ya que era la primera vez que el Gobierno lograba el refrendo mayoritario del Senado a su propuesta de gasto y, también, era la primera vez que su Gobierno sacaba adelante este límite de gasto no financiero.
El Senado ha sido siempre uno de los principales muros que se han interpuesto entre Sánchez y sus Presupuestos. La ley de estabilidad presupuestaria, tras una reforma en el año 2011 impulsada por el PP, recoge que la Cámara Alta tiene capacidad de veto sobre esta cifra propuesta por el Ejecutivo, de manera que si la mayoría de los senadores no dan su refrendo, el techo de gasto decae, aunque el Congreso lo haya aprobado previamente.
Desde su llegada al Ejecutivo, Sánchez ha tratado de acabar con esta prerrogativa del Senado, pero no ha tenido suerte en su objetivo. En esta ocasión, sin embargo, la cosa parece ser distinta. A finales de febrero el Congreso admitió a trámite esta proposición de los socialistas para suprimir el veto de la Cámara Alta a la senda de déficit propuesta por el Gobierno; y este jueves, la medida afronta un debate de totalidad para tratar de tumbar las enmiendas de los grupos que rechazan la modificación.
El debate de totalidad estará sin duda marcado por las consecuencias económicas de la emergencia del coronavirus y por el plan del Ejecutivo de afrontarlas mediante unos "Presupuestos de la reconstrucción", que ya fueron avanzados por Sánchez en el primer debate para prorrogar el estado de alarma.
Aunque el límite de gasto no financiero aprobado es de febrero, el paisaje económico ha cambiado por completo. El día en que la ministra de Hacienda, María Jesús Montero, defendió el techo de gasto del Gobierno ante el Senado ya avanzó que si la pandemia afectaba a la economía del país, posiblemente habría que actualizar la cifra.
"Hay muchos elementos que a la fecha de presentación del proyecto de Presupuestos Generales del Estado pueden interferir, y el techo de gasto se volvería a formular", dijo en ese momento Montero. Si esto sucediera, y el Gobierno tuviera que plantear un nuevo límite de gasto no financiero, en este momento se vería obligado a sortear de nuevo el veto del Senado.
Un trámite ajustado si se quiere hacer antes de los PGE
El techo de gasto aprobado supone un incremento del 3,8% del PIB respecto al presupuesto base del año 2019, lo que supone 127.609 millones de euros; esta subida tiene como base el gasto efectivo realizado en el pasado ejercicio, que ascendió hasta los 122.899 millones.
En principio, está previsto que la reforma propuesta por el PSOE supere el debate de totalidad de este jueves, y que la mayoría del Congreso rechaza las enmiendas a la totalidad presentadas. Ya en el debate de admisión a trámite, los socialistas consiguieron suficientes apoyos para que la reforma entrase en la Cámara Baja, y les bastaría con repetir esa mayoría.
Sin embargo, los plazos para que la medida pueda estar definitivamente aprobada antes de presentar un nuevo techo de gasto de cara a los Presupuestos de la reconstrucción son algo justos. Tras superar el debate de totalidad, la proposición tiene que completar su trámite en una comisión del Congreso, para luego volver a ser refrendada en el Pleno y pasar de ahí al Senado; tras completar su trámite en la Cámara Alta, se podría producir un nuevo debate (este definitivo) en el Congreso, si el Senado ha introducido modificaciones en el texto.
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