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Primer acto de las protestas del otoño en Francia

La manifestación de ayer denuncia el artículo del proyecto de ley de presupuestos de la Seguridad Social que prevé aumentar la parte del coste de tratamientos médicos que corre a cargo del paciente

ANDRÉS PÉREZ

Enfermos, ancianos y paralíticos. Rodeados por sindicalistas, médicos principiantes y jóvenes de la izquierda alterglobalista. Una manifestación nacional organizada ayer en París por unas treinta organizaciones contra la instauración de una 'franquicia médica', que encarecerá los tratamientos para los más pobres, dio el pistoletazo de salida a una semana social caliente que va a ser el primer test de la calle al Gobierno de Nicolas Sarkozy.

La marcha, que reunió a más de 14.000 personas entre Montparnasse y el Campo de Marte, es la primera acción de una semana en la que los oponentes al proyecto neoliberal del presidente se van a jugar mucho.
El lunes, los médicos internos residentes franceses -llamados simplemente 'internos'-- lanzan su convocatoria de huelga indefinida para replicar a la política de oídos sordos de la ministra de Sanidad, Roseline Bachelot, que quiere imponerles la obligación de instalarse en ciertas regiones y no otras.

El jueves llegará el pugilato más decisivo con la anunciada huelga de trenes, transportes metropolitanos y agentes del gas y de la electricidad, en protesta por el recorte de sus pensiones de jubilación planeado por el Gobierno.

La manifestación de ayer denuncia el artículo del proyecto de ley de presupuestos de la Seguridad Social que prevé aumentar la parte del coste de tratamientos médicos que corre a cargo del paciente.

En virtud del proyecto gubernamental, por cada medicina el paciente tendrá que pagar 50 centimos más, no reembolsados por la Seguridad Social, la misma suma por cada consulta paramédica, del fisioterapeuta, por ejemplo, y dos euros más por cada transporte en ambulancia. Estas franquicias se suman a otras instauradas por los anteriores Gobiernos de derecha, de un euro no reembolsado por consulta médica y de 16 euros por tratamientos hospitalarios.

Gastos médicos al alza

Dicho así, las cantidades parecen nimias. No lo son para los ancianos, las personas de salud frágil o minusválidas y de rentas muy modestas, que verán aumentada su factura no reembolsada por la Seguridad Social y orientada al alza para los años venideros.

El Gobierno afirma que los 850 millones de euros que espera sacar del bolsillo de los enfermos a partir de 2008 con la franquicia no irán destinados a cubrir el déficit de la Seguridad Social, sino a financiar la lucha contra enfermedades 'nuevas' como el alzheimer.

Cabe interrogarse por la sinceridad de una política a la vez incapaz de contener el déficit, capaz de atacar el principio de la sanidad gratuita universal, y que no reconoce su intento de hacer que la gente modesta de salud frágil pague por sus tratamientos.

El Tribunal de Cuentas de la Seguridad Social pegó un aldabonazo a finales de septiembre al corregir una cifra optimista del Gobierno y situar en el nivel récord histórico de 12.700 millones de euros el agujero de la Seguridad Social en 2007. De ellos, 7.100 millones corresponden al seguro público de enfermedad.

Las asociaciones francesas de minusválidos o de 'víctimas del amianto', por ejemplo, denuncian la instauración de un 'impuesto a los enfermos' destinado a cubrir ese agujero haciendo pagar a la gente humilde.

Y recuerdan que, de momento, el Gobierno se ha abstenido de seguir un consejo del Tribunal de Cuentas, favorable a un leve 'impuesto sobre los dividendos y los contratos blindados' que por sí solo permitiría cubrir la totalidad de los déficits del seguro médico universal.

A partir del lunes, los médicos residentes, muy presentes en la manifestación de ayer, van a intentar paralizar los hospitales con una huelga indefinida contra el proyecto del Gobierno de privarlos de la libertad de instalación y, de manera colateral, contra la privatizacion de la sanidad. De camino a la huelga cuasigeneral del jueves

PAN Y CIRCO

Los 'rugbymen' franceses al rescate de Sarkozy 

El rugby es el segundo deporte nacional francés. Los minusválidos y accidentados laborales que plegaban banderolas ayer cerca del Campo de Marte se cruzaron con decenas de miles de forofos camino de ese parque donde les esperaban las pantallas gigantes que retransmitieron la semifinal de la Copa del Mundo del balón oval, entre Francia e Inglaterra.


Nicolas Sarkozy ha confesado que espera que 'el optimismo' generado por los ‘rugbymen' galos ayude a mantener su cuota de popularidad, algo alicaída. También espera que incentive el consumo y contribuya a 'ganar ese punto más de crecimiento económico' que Francia necesita.

No es ése el único punto en el que busca apoyarse. El presidente tiene programada la entrada en el Gobierno del seleccionador nacional, Bernard Laporte, dentro de unas semanas. La apuesta de Sarkozy es dar entrada a un ministro coronado por una aureola de héroe deportivo, aureola que permitiría disfrazar una remodelación en profundidad de un Ejecutivo que está resquebrajándose.

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