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"Conozco mis defectos y sé reírme de ellos"

Músico. Ganador de la Batalla de Gallos, una competición de rap improvisado, Noult explica las claves del ‘freestyle’.

ESMERALDA MARTÍN

El rap es competición. Nadie lo sabe mejor que los MC’s –rimadores, raperos, vocalistas de hip hop, todos sinónimos– que se enfrentan en el escenario. Que se lo digan a Noult, que hace unas semanas se alzó con el primer puesto de la última edición de la Batalla de Gallos, un combate verbal donde los raperos compiten cara a cara improvisando con gracia y rapidez.

¿Cómo te enganchaste al rap?
Conocí el hip hop en el 90; por aquel entonces la calle era un hervidero de graffiti y b-boying y yo era un chaval. Era cuestión de tiempo que yo acabara enganchado a eso.

¿Y a la improvisación?
Pues tendría unos 19 años aproximadamente cuando empecé a practicar en plan cachondeo; no tenía ni idea de lo que supondría después.

Te dirán que eres de lo mejor que hay en España en freestyle, ¿no?
Sí, y es todo un honor para mí, pero hay que saber reconocer que hay muchísimos MC’s en España que son menos conocidos y también tienen un nivel altísimo.

Agilidad, verborrea, rapidez mental, chulería... ¿qué cualidades tiene que tener un buen freestyler?
Pues si a eso le sumas algo de picaresca, vocabulario, descaro y poca vergüenza, tienes un freestyler cojonudo.

¿Te cuesta adaptarte a los ritmos que te ponen?
Improvisar se trata de eso, soltar lo que se te pase por la cabeza sobre un ritmo, un beatbox o a capella. Respecto a mí, no puedo dejar que un ritmo pueda conmigo; tengo que saber mantenerme sobre él, y me gusta hacerlo sobre cualquier tempo.

¿Cómo entrenas para las improvisaciones?
Las improvisaciones son justamente eso: improvisaciones. No hay manera de prepararlo. Lo único que puedes hacer es practicar para pillar más soltura.

A la hora de improvisar, ¿lleva ya uno cosas en la cabeza?
Si te llevas cosas preparadas en la cabeza, no haces freestyle. No me gustaría ver estas competiciones transformadas en una ristra de chistes traídos desde casa.

Tiene que ser complicado estar en un escenario, aguantando el chaparrón que te tira el otro, ¿no?
Se soporta lo justo; piensa que todo lo que me han llegado a decir en los piques yo ya lo sabía: conozco perfectamente mis defectos y soy el primero en reírme de ellos. Además, todo forma parte del juego; me llevo muy bien con todos y cada uno de los rivales que me han tocado.

¿Y la presión de rimar delante de tanto público?
Es relativa; llevo haciendo conciertos desde hace años. La presión existe, por supuesto, pero yo salgo al escenario a divertirme, no a examinarme.

Has competido hasta con Zatu (de SFDK)... ¿qué freestyler te merece más respeto?
Todos los MC’s merecen respeto, ya sea por su trayectoria, o por la que te puede caer si los subestimas.

¿El freestyle tiene el respeto y la visibilidad que merece dentro del rap, o representa un mundo aparte?
Siempre ha estado ligado al hip hop, lo que pasa es que ahora estas competiciones se han vuelto muy mediáticas, y no representan al 100% el espíritu de esta cultura.

¿Te quedas con rapear en grupos, en solitario o haciendo freestyle?
Me quedo con las competiciones de freestyle donde las pruebas sean hablar de un tema al azar o improvisar sobre los objetos que vas sacando de un saco. Eso sí que supone un reto para mí. Y me encanta ponerme a prueba.

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