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PSOE y Unidas Podemos El Gobierno de coalición aplaza el debate sobre el futuro de Unidas Podemos

El preacuerdo sobre la coalición con el PSOE da aire a los dirigentes de Unidas Podemos. El debate sobre cómo se debe reconfigurar lo que fue el espacio del cambio está pendiente, pero no se dará hasta que el Gobierno eche a rodar y, posiblemente, hasta que pasen las elecciones autonómicas catalanas, gallegas y vascas.

Los principales dirigentes de Unidas Podemos en el cierre de campaña del 10-N / Daniel Gago - Podemos

El salto a la política estatal de Iñigo Errejón ya dejó claro a todos los partidos que tarde o temprano tendrán que abordar la reestructuración del espacio de Unidas Podemos: el liderazgo de sus dirigentes, la relación entre IU y el partido morado, los relevos generacionales o cómo ampliar este espacio son algunos de los debates que están en la mente de todos los actores. Sin embargo, el Gobierno de coalición aplazaría que se pongan sobre la mesa estas cuestiones hasta que el Ejecutivo eche a rodar y saque sus primeros Presupuestos. Y se prevé que este debate se retrase, también, hasta que termine el ciclo electoral al completo y pasen las elecciones catalanas, gallegas y vascas. 

Pablo Iglesias era el principal dirigente que podía encontrarse en el ojo del huracán. El secretario general de Podemos dijo que tras unos malos resultados o un Gobierno de las derechas él pondría su cargo a disposición de la militancia. Al menos de momento, esto ha desaparecido del horizonte de Iglesias porque ha conseguido mantener su liderazgo tras firmar el preacuerdo para el Ejecutivo compartido con Pedro Sánchez que le sitúa como vicepresidente.

Un logro que lleva intentando desde 2015 y que ha alcanzado cuando parecía imposible tras los duros reproches que vinieron con la investidura fallida de junio. De hecho, tras este fracaso, en septiembre los socialistas ni siquiera intentaron negociar pese a la escenificación en las reuniones entre los equipos negociadores. 

En Unidas Podemos ahora hay cierta prudencia, pero también mucha satisfacción por haber conseguido este paso. No es para menos: las dos campañas de las generales estuvieron enfocadas a conseguir el Gobierno de coalición con el PSOE prácticamente asumiendo la posición minoritaria del grupo confederal. 

El salto de Errejón produjo una unidad interna en Podemos que hace tiempo que no se veía y dirigentes como Rodríguez y Colau hicieron campaña juntas

En el partido morado solo se resisten a entrar en el Ejecutivo los Anticapitalistas. Sin embargo, hace meses que esta organización se encuentra más alejada de la línea de Podemos llegando a tener unos planteamientos más cercanos a los de la CUP que a los de la dirección de Podemos. Esta organización tampoco tiene representación en los órganos de dirección más allá del secretario de Memoria Histórica y eurodiputado Miguel Urbán y la líder andaluza Teresa Rodríguez. Si se diera el caso de que dieran la batalla interna, serían dos votos — o alguno más de los territorios en el mejor de los casos — contra toda una dirección formada por dirigentes cercanos a Iglesias que no serían suficientes para cualquier cambio.

Pero, además, el salto de Errejón produjo una unidad en Podemos que hacía tiempo que no se veía llegando al punto de que durante la campaña electoral Iglesias hizo campaña con la líder andaluza y Rodríguez se implicó mucho más que en las pasados comicios. También tuvo lugar un acto que no se esperaba en el que participaron Rodríguez y la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, que también se implicó en la campaña de forma mucho más activa.

Con este panorama, en Podemos creen que cualquier debate se aplazará sin problemas. De momento, la portavoz de la ejecutiva, Noelia Vera, dijo que el Consejo Ciudadano Estatal para analizar el descenso de votos del 10-N no se celebrará hasta que se forme el Gobierno. Y se espera un perfil muy bajo del partido morado hasta la investidura. 

En IU también se calmaron las tensiones tras unos meses complicados a nivel interno por diferencias entre quienes apoyan a Alberto Garzón o a Enrique Santiago

En Izquierda Unida también parece que se han calmado las tensiones tras unos meses en los que ha habido confrontaciones que se han ido haciendo más notorias. Desde hace meses hay cierta distancia entre el Coordinador Federal de IU, Alberto Garzón, y el secretario general del PCE, Enrique Santiago. Según pudo saber Público, hay varios cargos importantes de IU que han apoyado a Santiago en los últimos meses para tomar la dirección de la organización. Sin embargo, el Gobierno de coalición y el debate sobre la entrada de dirigentes de IU en el Ejecutivo también ha aplazado esta pugna interna

Mientras que en los 'comuns' siguen habiendo diferencias muy grandes en torno a la estrategia y a la táctica del grupo que lidera Ada Colau. Pero este preacuerdo da un respiro a las diferencias sobre las posiciones en Madrid que muchos esperan mantener hasta las elecciones autonómicas catalanas. El adelanto de estos comicios se da por hecho una vez que Quim Torra ya se ha sentado en el banquillo y en los 'comuns' son conscientes de que cualquier episodio interno debilitará a las izquierdas de cara a estas elecciones. 

El debate abierto sobre el futuro de Unidas Podemos no conviene a los partidos ante los comicios autonómicos

Esto mismo ocurre en los territorios de Galicia y del País Vasco. Las elecciones serán en 2020 y el debate abierto sobre el espacio de izquierdas, como reconocen también desde Madrid, no conviene a ninguno de los actores. 

Además, el pequeño impacto de Más País en las elecciones también ha hecho que muchos dirigentes dejen de preocuparse por cómo les afectará en el futuro. Mientras que la pugna por el espacio verde que quiere liderar Errejón se encontrará directamente con el que fue uno de los fundadores de Equo y que se mantuvo en Unidas Podemos, Juantxo López de Uralde. Como avanzó Público, el diputado quiere impulsar un espacio verde que aún está sin definir dentro del grupo confederal.

Por todo esto, parece que el debate sobre el futuro de la izquierda aún tendrá que esperar. Las organizaciones son conscientes de que lo primero que toca es un debate interno en cada partido y que es necesario analizar los errores por los que han ido bajando de votos en cada cita electoral desde la unión entre IU y Podemos. Pero esto tienen que hacerlo cuando termine el ciclo electoral que comenzó el 2-D con las elecciones andaluzas y con el que ha cambiado todo el panorama político, sobre todo, por el ascenso de la extrema derecha. Y, aunque es de lo que menos se habla, el mayor reto al que se enfrentan desde este espacio es el relevo generacional.

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