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Diez razones por las que Madrid Central no debería desaparecer ni modificarse

La llegada de la derecha al Gobierno de la capital pone en peligro la continuidad del plan anticontaminación desarrollado por el Ejecutivo de Manuela Carmena. Por el momento, el PP ha anunciado una moratoria de las multas. Cualquier medida que reste ambición al proyecto de Madrid Central podría desembocar en un aumento de las emisiones contaminantes y, por ende, en sanciones económicas impuestas desde Europa.

Operarios colocan las señales de Madrid Central | Archivo

alejandro tena

El futuro de Madrid Central está en el aire. Desde que entró en funcionamiento, este programa de bajas emisiones impulsado por el Ejecutivo de Manuela Carmena ha estado sujeto a críticas desde la derecha. Tanto es así, que la derogación de esta medida se convirtió en una de las principales promesas electorales del Partido Popular durante los días de campaña. Ahora, con la izquierda desbancada del poder y con Martínez-Almeida como alcalde de la capital, las medidas para mejorar la calidad del aire parecen correr peligro.

Madrid Central, la principal Zona de Bajas Emisiones (ZBE) de España, delimita un espacio en el corazón de la ciudad que impide mediante multas de tráfico el tránsito de tráfico rodado –principal emisor de dióxido de carbono de del país– de los vehículos más contaminantes. Sin embargo, el PP, junto a sus socios de Gobierno, Cs y la ultraderecha de Vox, plantean cambios que van desde la desaparición absoluta a la eliminación de las multas.

Por el momento, la única certeza es que la coalición de derechas pretende aprobar una moratoria para poner fin a las multas de tráfico en esta zona, lo que significa que los conductores podrán circular por el centro de la ciudad sin ningún tipo de consecuencia. En cualquier caso, la desaparición o la revisión de la medida podría suponer problemas para la ciudad de tipo económico, social o sanitario. Estas son algunas de las razones por las que Madrid Central no debería desaparecer.

La contaminación se ha reducido

El motivo por el que el consistorio dirigido por Manuela Carmena implementó Madrid Central no era otro que reducir los niveles de contaminación producida por los gases de efecto invernadero. Lo cierto es que, pese a las declaraciones incendiarias del Partido Popular –que se acogía al derecho neoliberal de la libertad de movimiento–, la Zona de Bajas Emisiones ha conseguido reducir las emisiones.

En el primer mes, se produjo un descenso de la contaminación del 20% respecto al promedio de emisiones del periodo 2013-2016. Un porcentaje positivo que se vino manteniendo durante el resto de los meses, llegando a caer a niveles mínimos históricos en el mes de mayo de 2019, pese a que durante ese mes tan sólo se contabilizó un día de lluvia, que es un factor determinante para la reducción de la contaminación. 

Los colectivos ecologistas denuncian que eliminar las multas de tráfico hará que aumente el tráfico rodado en la zona, lo que propiciará un incremento de la contaminación por gases de efecto invernadero.

Madrid podría sufrir multas

Si bien es cierto que Madrid Central se creó para reducir las emisiones contaminantes, el impulso de estas políticas de movilidad fue fruto de las advertencias europeas de que la capital podría estar incumpliendo los requisitos mínimos de calidad del aire. Tanto es así, que los protocolos anticontaminación habrían evitado una sanción europea cerca de 500 millones de euros, según informaban desde el Consistorio

La realidad es que, sin entrar en detalle de la cuantía, Europa ya advierte de que revertir Madrid Central podría desembocar en sanciones económicas por el aumento de la contaminación. "Nosotros no estudiamos ahora lo que hacen las entidades locales, sino los planes nacionales, pero si las ciudades no respetan, y la Comisión ya puso de manifiesto qué ciudades no cumplían, estoy seguro de que el comisario Karmenu Vella tomará medidas", dijo el comisario de Energía, Miguel Arias Cañete, pese sus vínculos con el PP. 

Problemas para la salud

La contaminación del aire causa el doble de muertes estimadas: 800.000 en toda Europa, según un estudio publicado este año por European Heart Journal (EHJ). Teniendo en cuenta que en España la contaminación por tráfico representa el 27% de las emisiones y que Madrid Central ha mejorado la calidad del aire a través de la reducción del tránsito de vehículos rodados, la moratoria anunciada por Martínez-Almeida podría volver a exponer a la población a los niveles de emisiones anteriores. Asmas, alergias y problemas cardiovasculares son algunas de las enfermedades que pueden ir asociadas a altos niveles de contaminación, según recoge el informe de EHJ.

Va en contra de la tendencia europea

Madrid Central no es un caso aislado. El impulso de Zonas de Bajas Emisiones es una tendencia común en las grandes ciudades europeas, que, como la capital madrileña, tratan de mejorar la calidad del aire para cumplir con los compromisos europeos. Derogar esta medida o modificarla va contra la tendencia europea de restringir el tráfico de las urbes para reducir la contaminación. En el continente hay más de doscientas espacios urbanos similares a Madrid Central. Londres, Milán, Lisboa, París, Berlín..., son muchos los consistorios europeos que han cerrado el tráfico rodado en favor del transporte público. Ir contra Madrid central, por otra parte, supone oponerse a una transformación urbana necesaria para con la crisis climática. Esta no es la primera vez que la derecha madrileña rechaza medidas urbanas que fueron normalizadas por la ciudadanía, como la peatonalización de la Calle Preciados o la restricción del tráfico en El Retiro.

Madrid Central, un modelo pionero y ambicioso

En ese sentido, Madrid Central es una de las Zonas de Bajas Emisiones más ambiciosas del continente y pionera en el Estado español. Si bien es cierto que el perímetro no es de los más grandes de Europa, las características normativas implementadas por la cartera dirigida por Inés Sabanés –delegada de Medio Ambiente del anterior Gobierno municipal– son muy ambiciosas, ya que sólo permiten el tránsito de vehículos con la etiqueta de 0 emisiones y aquellos distinguidos por la pegatina Eco. En otras ciudades, las restricciones se articulan a través de peajes o de cierres diurnos que no impiden el tráfico de vehículos contaminantes durante la noche.  

Madrid Central trajo consigo la ampliación de las aceras de la Gran Vía. Con el fin de las restricciones al tráfico que se prevé que impulsará el PP, esta calle que atraviesa el corazón de la ciudad sería demasiada estrecha. ¿Volvería el Ayuntamiento a reformar la avenida? Es una pregunta queda en el aire.

El intento fallido de Hannover 

Por el momento, ninguna de las más de doscientas ciudades con planes anticontaminación han derogado o modificado sus Zonas de Bajas Emisiones. El único caso que se encuentra en Europa es el intento fallido de Hannover. En 2010 el Gobierno regional trató de modificar el plan de acción de control de la contaminación atmosférica de la ciudad. Sin embargo, una demanda ciudadana logró que se paralizaran los cambios.

Entre las razones que justifican que no se permitiese restar ambición climática a esta Zona de Bajas Emisiones, destaca una de las cuales se podría aplicar en Madrid: los cambios se iban a realizar sin contar con la participación ciudadana. En ese sentido, para el desarrollo de Madrid Central, el Ayuntamiento contó con el asesoramiento de grupos ecologistas, por lo que, según explican desde Ecologistas en Acción, se debería proceder de la misma forma para cualquier transformación.

Un trámite complicado a nivel político

La fragmentación del Gobierno en tres partidos es una evidencia de las dificultades que habrá para tratar de revertir Madrid Central. Si bien es cierto que la ultraderecha de Vox y el PP mostraron durante la campaña su interés en hacer desaparecer esta zona de bajas emisiones, Ciudadanos se ha mostrado más ambiguo. De hecho, este miércoles Begoña Villacís aseguraba que Madrid Central iba a ser remodelado y negaba su desaparición. Aún así, la realidad es que el conjunto de fuerzas que componen el Gobierno municipal están por la labor de restar ambición climática al proyecto contra la contaminación de Manuela Carmena. 

Madrid Central puede beneficiar al comercio de la zona

Uno de los argumentos recurrentes empleados por PP y Ciudadanos durante la anterior legislatura fue el perjuicio que iba a generar para los comercios que se restringiera el tráfico y se ampliaran las zonas peatonales, como las aceras de Gran Vía. Aunque no hay datos globales, un estudio realizado por el banco BBVA concluía que el consumo aumentó un 8,4% en Madrid Central durante las pasadas navidades, a pesar de que aún no se había empezado a multar a los conductores que entrasen en la zona. 

Colegios, madres y padres, a favor de Madrid Central 

La contaminación del aire es aún más nociva en los niños que la respiran, según algunos estudios científicos. Las consecuencias de vivir en entornos plagados de gases de efecto invernadero podría ser perjudiciales para el desarrollo cognitivo y complicar, también, el desarrollo pulmonar de los infantes. Esto ha llevado a que madres, padres, profesores y alumnos se manifiesten en varios colegios del centro de la ciudad contra una posible derogación de Madrid Central, tal y como recogía este miércoles El País

Instituciones españolas y el propio Gobierno, en contra

La Comisión Europea no es el único organismo que se ha mostrado reacio a que se modifique la esencia principal de Madrid Central. El propio Gobierno de España ha mostrado su rechazo a la idea del PP y sus socios de Gobierno. "Madrid, como otras muchas ciudades europeas, tiene un problema de calidad del aire y es un problema de salud pública, de contaminantes y de cumplimiento de las obligaciones europeas", zanjaba la ministra Teresa Ribera este miércoles en relación a las intenciones de Martínez-Almeida. 

El director de la Dirección General de Tráfico (DGT) también ha mostrado su oposición a las pretensiones de la derecha madrileña. Para el dirigente, cualquier cambio que altere los principios de esta medida supondría "hacer el ridículo en Europa". 



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