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Debate de investidura Sánchez consagra con Iglesias el Gobierno de coalición y salva el acuerdo con ERC

La decisión de la Junta Electoral de inhabilitar a Torra y Junqueras no cambia la posición de los republicanos catalanes, aunque estos avisan de que "si no hay mesa de diálogo, no habrá legislatura". Los dirigentes de PSOE y Unidas Podemos exhibieron sintonía en el primer debate de investidura y la derecha mostró una total hostilidad al futuro Ejecutivo.

Los diputados del PSOE y de Unidas Podemos se aplauden mutuamente tras las intervenciones de sus portavoces / EFE

manuel sánchez / alexis romero

La primera jornada de la sesión de investidura de Pedro Sánchez evidenció una sintonía total entre el PSOE y Unidas Podemos; una hostilidad feroz de la derecha hacia el nuevo Gobierno de coalición y, sobre todo, la constatación de que la decisión de la Junta Electoral Central no ha hecho cambiar la decisión de ERC de abstenerse en una segunda votación, lo que permitirá el próximo 7 de enero que Sánchez sea elegido presidente del Gobierno, a pesar del 'no' sobrevenido de Ana Oramas.

Tras 13 horas de debate no hubo sorpresas frente a los posicionamientos previos de cada partido, más bien ocurrió todo lo contrario. PP y Vox quisieron poner de manifiesto que no darán la más mínima tregua al Gobierno y que van a un enfrentamiento abierto y total. Mientras que PSOE y Unidas Podemos exhibieron una afinidad inimaginable hace tan solo seis meses, que se plasmó en un largo aplauso conjunto de un grupo parlamentario al otro.

Sánchez empezó el debate con un discurso de manual. Primero dejando claro que nadie iba a romper España, después desarrollando los valores por los que se conducirá el nuevo Gobierno y, finalmente, explicando su proyecto político. Hizo los guiños necesarios y medidos a ERC para consolidar su acuerdo, y hasta llegó a conseguir el aplauso de los republicanos catalanes.

El líder del PP, Pablo Casado, también fue con una posición política de libro en el ideario político que defienden los populares. Acusó directamente a Sánchez de convertirse en "el líder de la coalición que quiere acabar con la España constitucional" o de "negociar contra los que atentan contra la democracia". El candidato socialista entró en el cuerpo a cuerpo, reprochó a Casado que siga instalado en el bloqueo y no asuma sus cinco derrotas electorales. "Dicen que les duele España, pero lo que realmente les duele es no gobernar España".

Parecido enfrentamiento verbal y subido de tono hubo con Vox. Abascal dijo que Sánchez es "un estafador, un villano de cómic, un Tirano Banderas", entre otras muchas descalificaciones, para dibujar un panorama apocalíptico si finalmente se conforma el Gobierno de coalición. Y Sánchez también le contestó: "Ustedes mienten más que hablan, y la pregunta es si cuando mienten, mienten también por España".

Tras el receso, subió al estrado el líder de Unidas Podemos, Pablo Iglesias, y de la crispación se pasó a la distensión. Iglesias hizo una intervención en defensa del Gobierno de coalición y del proyecto que quieren para España, y utilizando ya un tono con tintes muy gubernamentales, apoyó una salida dialogada para el conflicto con Catalunya, pero recalcando que siempre dentro de la ley.

El líder de Podemos cargó en varias ocasiones contra Casado y le afeó el tono bronco del debate. Iglesias recordó que el presidente del PP había citado a Benito Pérez Galdós en su intervención, y le aconsejó: "Lea más a Pérez Galdós y menos a Pérez Reverte".

Coalición Canaria tensa y Teruel Existe apuntala

Sánchez trató de llevar esta distensión al debate que mantuvo con el portavoz de ERC, Gabriel Rufián, que, si bien mantendrá su abstención en la investidura, mostró un tono duro con el PSOE. El diputado catalán afeó la estrategia cambiante del líder socialista y su discurso durante la campaña electoral, "lleno de miopía e irresponsabilidad", y le advirtió de que "si no hay mesa de diálogo, si no cumplen, no habrá legislatura" aunque haya investidura.

Rufián instó a la bancada del PSOE a hacer memoria y les recordó que los catalanes ya tumbaron la primera legislatura de Sánchez como presidente al no apoyar los Presupuestos. Aunque no hubo guante de seda, tampoco se aproximó el portavoz de ERC a la ruptura con los socialistas, pese al acuerdo que el viernes adoptó la Junta Electoral para inhabilitar a Quim Torra y a Oriol Junqueras.

"Es la última bala de la derecha, lo han intentado (tumbar el acuerdo), pero frente los ataques a la democracia, responderemos con más democracia", manifestó. Unas horas antes, Rufián había dejado claro que no ligaba la decisión de la JEC a ninguna acción por parte de Sánchez: "Tenemos muy claro quién está detrás de esta decisión y de lo que sucedió ayer. Lo de la JEC también es un ataque al PSOE. Hay una extrema derecha y una derecha que fagocitan las instituciones, porque se creen que este país es suyo, y las utilizan contra fuerzas políticas disidentes".

La investidura de Sánchez perdió fuelle cuando Ana Oramas (C. Canaria) anunció su voto en contra

La investidura de Sánchez solo se tambaleó durante unos pocos minutos, el tiempo en el que Ana Oramas, la portavoz de Coalición Canaria en el Congreso, intervino para anunciar que, contra la decisión de la dirección de su propio partido (que había resuelto el viernes abstenerse), votaría que 'no' al candidato socialista.

La decisión de Oramas dejó la ventaja del PSOE en tan solo dos diputados (167 a favor y 165 en contra), lo que derivó en un leve rumor sobre un posible fracaso que podría venir de la mano del diputado de Teruel Existe, Tomás Guitarte, que se volvió todavía más decisivo si cabe. Sin embargo, Guitarte no siguió el camino de los portavoces del PRC y de Coalición Canaria, y apuntaló la investidura anunciando que no se dejaría amedrentar por las "tremendas presiones" que aseguró estar sufriendo por apoyar la investidura.

El debate entre Inés Arrimadas y Sánchez fue un cúmulo de reproches por lo que pudo haber sido y la actitud de cada uno. La futura presidenta de Ciudadanos mantuvo el discurso más duro de Albert Rivera contra el PSOE, petición de 'tamayazo' incluida; mientras que Sánchez no paró de recriminar al partido naranja que siga de la mano de la derecha y la ultraderecha.

Finalmente, el PNV ofreció al candidato una colaboración "leal" y criticó firmemente el tono de las derechas empleado en el hemiciclo. "Se ha calificado al candidato de traidor y se le ha acusado de vender a España. Esa actitud no está en consonancia con un verdadero espíritu democrático. No vale todo". El portavoz del Grupo Vasco finalizó deseándole "suerte en la investidura" a Sánchez, y "audacia y templanza en el ejercicio de su cargo".

Sánchez abandonó el hemiciclo 13 horas después de iniciarse la sesión plenaria. En esta ocasión, con la seguridad casi completa de que no está ante una investidura fallida, aunque este domingo no salga, todavía, elegido presidente.

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