La serbia Ana Ivanovic celebró su condición de 'maestra' y su vigésimo cumpleaños con un triunfo frente a la rusa Svetlana Kuznetsova (6-1, 4-6 y 7-5) después de casi dos horas y cuarto de intensa lucha, que aprovechó la balcánica para obtener su primer éxito en un Masters Femenino.

El 6 de noviembre de 1987 nació en Belgrado Ana Ivanovic, una de las raquetas con más impulso dentro del circuito femenino. Junto a Jelena Jankovic representa la prosperidad de este deporte en un país tradicionalmente especializado en los deportes de equipos pero poco rentable, hasta hace unos años, en la modalidad individual.

Con Novak Djokovic, Janko Tipsarevic o, en menor medida, Boris Pashanski, en el circuito masculino y Jankovic e Ivanovic en el femenino se terminó el maleficio. Al menos en el mundo de la raqueta.

Ivanovic es la cuarta del mundo. Fruto del botín obtenido este año en Berlín, Los Ángeles y Luxemburgo. O su condición de finalista en Roland Garros y Tokio. El esfuerzo tuvo premio y por primera vez en su carrera forma parte del octeto que disputa el Masters Femenino.

Su puesta en escena ante Kuznetsova, que derrocha experiencia por los cuatro costados, fue abrumadora. Vive en Madrid su segunda experiencia seguida y la tercera, en global, que acumula su historial. Es la segunda del ránking, sólo superada por la belga Justine Henin.

El curso ha sido notable para la tenista de San Petersburgo, a pesar de que sólo conquistó New Haven y se quedó en puertas del Abierto de Estados Unidos y de los torneos de Doha, Indian Wells, Berlín y Roma.

Nunca atravesó en el Masters la liguilla inicial Kuznetsova. Que se caracteriza por un tenis sólido y un inquebrantable espíritu de lucha. Así ocurrió en su inicio en Madrid. No desfalleció a pesar del arrollador inicio de la serbia. Se apuntó el segundo set y llevó el tercero, el definitivo, al límite. No pudo enderezar el rumbo y sucumbió, víctima de la fatiga, con una doble falta.