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Mazeel logra una dramática versión de "Carmen" con escenografía minimalista

EFE

Una escenografía minimalista ha acogido esta noche en el Palau de les Arts de Valencia una versión de "Carmen" dirigida por Lorin Mazeel, que ha sabido imprimir a la Orquestra de Valencia el dramatismo musical de esta ópera de Georges Bizet con la que se ha inaugurado la segunda temporada del coliseo valenciano.

El milagro del que hablaba ayer el propio Lorin Mazeel se hizo realidad y el telón se levantó, diez días después de lo inicialmente previsto, superando lo que hace quince días parecía imposible por las graves inundaciones que sufrió este emblemático edificio diseñado por Santiago Calatrava.

La gala inaugural de la temporada tuvo un sabor netamente local, con el presidente de la Generalitat, Francisco Camps, en el palco principal, acompañado por el propio Santiago Calatrava y por la alcaldesa de Valencia, Rita Barberá.

Entre los asistentes se encontraban miembros del Gobierno valenciano como los consellers Gerardo Camps y Trinidad Miró; el presidente del Consejo Jurídico Consultivo, Vicente Garrido; el presidente de la patronal autonómica Cierval, Rafael Ferrando; y el presidente del Consejo Valenciano de Cultura, Santiago Grisolía.

El gran triunfador de la noche fue Lorin Mazeel, que logró una inspirada versión de "Carmen" con una Orquestra de la Comunitat Valenciana que alcanzó momentos de brillantez.

El cineasta Carlos Saura, que cosechó unos aplausos algo menos calurosos del público, logró una efectiva dirección de escena, con casi un centenar de intervinientes en el escenario, aunque en algún momento, como al inicio del primer acto, dio sensación de cierto apelotonamiento.

La mezzosoprano Julia Gertseva arrancó los primeros aplausos (algo tímidos) de la temporada cuando cantó la habanera "L'amour est un oiseau rebelle" (el amor es un pájaro rebelde), en una actuación que fue de menos a más y en la que imprimió el carácter sensual y provocativo de Carmen, sobre todo en el segundo acto en los bailes de la taberna de Lillas Pastia.

El tenor Miroslav Dvorský encarnó un Don José que tuvo alguna indecisión en el aria del segundo acto "La fleur que tu m'avais jettée" (La flor que tu me lanzaste), una de las piezas más bellas de la ópera, pero que supo redondear un personaje dubitativo que es el contrapunto de Escamillo (encarnado por el barítono Carlos Álvarez), el torero triunfador con su conocida aria del primer acto.

La soprano Alexia Voulgaridou tuvo una destacada actuación como Micaela, en especial en el dúo con Don José "Parle-moi de ma mére" (Háblame de mi madre) y en el aria del tercer acto "Je dis que rien ne m'epouvante" (Digo que nada me asusta).

El Coro de la Generalitat mantuvo su buen nivel habitual, complementado con la actuación de la Escolanía de Nuestra Señora de los Desamparados.

Unos módulos de formas geométricas minimalistas fueron los decorados del primero, segundo y cuarto acto, que dieron forma a los tres ambientes diferentes mediante cambios de luz (con diversos colores e intensidades) y la utilización de sombras, con ambientes muy conseguidos en la taberna y en la entrada de la plaza de toros.

El minimalismo imperante en toda la obra se rompió en el tercer acto, en el que se optó por una figuración realista de paisaje montañoso de cartón-piedra, que le dio una sensación de mayor gravedad.

Pedro Moreno consiguió con el vestuario, con predominio de tonos ocres y tierras (que contrastaban con algunos blancos y negros), recrear perfectamente una época sin tener que recurrir a una excesiva vistosidad.

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