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Una oportunidad en España para los niños heridos en Líbano

Dos reporteros de La Sexta cuentan la aventura de los pequeños heridos en la guerra de 2006 hasta su curación en nuestro país.

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Alí, un niño de 5 años de Harouf (Líbano), jugaba a buscar tesoros en las ruinas de una casa destruida por la aviación israelí en la última guerra. Descubrió una pieza de metal y, poco tiempo después, su piel hirvió entre sus gritos. Días después, y mientras se restablecía de las quemaduras, sus pies y mano izquierda se congelaban hasta la gangrena y provocar su amputación.

Mohamed, de Kafr Tibnit, de 14 años, iba de excursión con unos amigos. Recogían aceitunas en los campos de olivos que desde la guerra de 2006 son marrones. Nadie las recoge ya, pero en casa de Mohamed sirven para equilibrar las comidas. Un objeto extraño 'como una botella medio rota con un polvo dentro' cayó sobre él al mover las ramas. Llegó a casa con quemaduras por todo el cuerpo. Dieciocho días después, se le amputaba una pierna y cuatro dedos del otro pie.

En Líbano, un día de hospital cuesta 400 euros. El padre de Mohamed es agricultor y su tierra está envenenada de bombas. Cultiva tabaco en seis metros cuadrados y recolecta, recolectaba, con su hijo, aceitunas de olivos enfermos para sobrevivir.

El padre de Alí, taxista, se dedicó a contar la historia de su hijo a todos los pasajeros, hasta que alguien se puso en contacto con la ONG Mensajeros de la Paz. Alí viajó a España y una operación hizo posible que su cuerpo fuese preparado para recibir unas prótesis.

El padre de Mohamed no puede salir de su casa y depende de la ayuda de Hezbolá, que sólo le asegura un poco de comida y algún cambio de las vendas de su hijo.

Un autobús ametrallado

Yusuf, 12 años, es palestino y vivía en el campo de refugiados palestinos de Nahar El Bared, escenario durante un mes de duros combates entre las guerrillas de Fatah al Islam y el ejército libanés. Yusuf y su familia acataron las órdenes del ejército libanés para la evacuación de civiles en autobús. Al pasar el primer control del ejército se hizo de noche.

Un fallo de comunicación, un error del conductor, o el nerviosismo, hizo que alguien disparase y, en segundos, cientos de proyectiles mataron o hirieron a sus ocupantes. Murieron más de veinte personas.

Yusuf perdió a su madre y a su tía, su hermana mayor resultó herida, mientras que la más pequeña necesita atención psicológica para sacarla del silencio que guarda desde aquella noche. A Yusuf, una esquirla le partió la cadera y desde aquel día permanece con ella alojada en su espalda.


Los pasos de Alí

El boca a boca ha hecho posible que Yusuf siga los pasos de Alí. Para el libanés será su segundo viaje en busca de unas piernas con las que correr. Para Yusuf, es una carrera contrarreloj para evitar algo irreversible. Mohamed por su parte, espera una decisión burocrática para poder viajar a nuestro país.

Son tres víctimas más de la guerra, en una zona donde España integra el contingente de la ONU que asiste a la población para que se recupere del conflicto. Alí y Mohamed podrían beneficiarse de esta asistencia, donde China aporta un hospital de campaña, capacitado para realizar todo tipo de cirugías. Pero los pueblos de Alí y Mohamed quedan, por un par de kilómetros, fuera de la demarcación de la ONU.

También se puede ver de otra manera: los pueblos de Alí y Mohamed (Harouf y Kafr Tibnit) están dentro de la zona caliente del sur de Líbano. Allí manda Hezbolá, declarada enemigo de la intervención internacional y dueño de la espita que maneja el peligro de conflicto en esa zona. En estos pueblos mantiene sus bases y sus lanzaderas de misiles, escondidas ahora de los ojos de la ONU.

El misterio está también en saber qué fue lo que Alí y Mohamed tocaron. Qué tipo de bombas se arrojaron sobre un país en el que, según Naciones Unidas, quedan millones de bombas de racimo (prohibidas) sin explotar, de las que ya se ha recogido un millón. Estos números ofrecen una imagen clara de lo que sucedió en Líbano hace dos veranos.

Hemos escuchado a un cura decir que si Jesús viviera en nuestros días, sería detenido como sospechoso. Su nacionalidad palestina no le acarrearía más que problemas; a Yusuf le ha costado algunos. Junto a su origen, ser huérfano de madre cuando debes ser evacuado para extraerte una bala es un problema añadido, ya que los hombres son más sospechosos de terrorismo que las mujeres.

Lo aberrante es que todos, en mayor o menor medida, son sospechosos. Hasta aquí, un resumen del principio de tres biografías infantiles en las que un día se cruzaron una ONG (Mensajeros de la Paz) y unos periodistas (La Sexta Noticias).

Alí está en España, tendrá piernas; Yusuf llega este sábado con su hermana; y Mohamed... A Mohamed lo estamos esperando.

CUANDO UN CANAL DE TELEVISIÓN AYUDA A SALVAR VIDAS

Un equipo colaborador de La Sexta Noticias se encontraba en Líbano para la grabación de un documental, cuando Mensajeros de la Paz se puso en contacto con ellos. La ONG, dirigida por el Padre Ángel, sufragaba el tratamiento de Alí en España pero hay miles de niños en Líbano afectados por la guerra de 2006.

Así, La Sexta Noticias se puso a localizar casos similares, contando decenas de niños afectados al cabo de sólo 48 horas. Son niños con problemas respiratorios, nerviosos y con amputaciones. Hasta ahora, son tres los niños que parece conseguirán dar el salto a España pero Mensajeros no dispone de medios para trasladar a todos.

Si consigue más fondos creará un programa para salvar al mayor número posible de estos niños.

A lo largo de esta semana La Sexta Noticias ofrece diversas crónicas que
tratan de mostrar la dura realidad de los niños heridos en el sur de Líbano. Como Alí, Yusuf o Mohamed que, en medio de un silencio y olvido clamorosos tras la guerra esperan que alguien les eche una mano.

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