La hegemonía del PNV y el nuevo papel de EH Bildu, pendientes de una cita electoral histórica en Euskadi
El País Vasco celebra este domingo sus decimoterceras elecciones autonómicas. La disputa entre Pello Otxandiano e Imanol Pradales captará todos los focos, aunque también habrá otras claves a tener en cuenta.
Bilbao-
La suerte está echada. Tras dos semanas de campaña electoral y otras tantas de precampaña, Euskadi afronta este domingo unas elecciones autonómicas que prometen ser las más reñidas de la historia. Por primera vez en 44 años, la hegemonía política del PNV, un partido que hasta ahora parecía indestructible, está en peligro.
Según datos oficiales, 1.795.206 electores vascos –de los cuales 82.882 residen en el extranjero y están inscritos en el Censo Electoral de Residentes Ausentes (CERA)– se encuentran habilitados para votar en estas elecciones, las decimoterceras desde 1980.
Hasta ahora, el PNV ha conseguido ser la fuerza más votada en cada una de esas votaciones, lo que ha implicado que obtuviese también el primer lugar en escaños durante cada una de las últimas 12 legislaturas. Únicamente no pudo gobernar en 2009, cuando el PSE y el PP, aprovechando la situación anómala creada tras la ilegalización de la izquierda abertzale, eligieron a Patxi López como lehendakari.
Ahora las cosas podrían cambiar. EH Bildu llega a estas elecciones con posibilidades de convertirse en primera fuerza en escaños, tal como han sugerido los distintos sondeos a lo largo de las últimas semanas.
EH Bildu se presenta con un proyecto que supera los límites del abertzalismo tradicional
Tras una campaña electoral en la que resurgieron viejos fantasmas en torno a las formas de definir a ETA por parte de la izquierda soberanista –y el posterior perdón a las víctimas manifestado por el candidato de esa formación, Pello Otxandiano–, EH Bildu ha buscado hasta el último segundo presentarse ante la ciudadanía como un proyecto que hoy supera los límites del abertzalismo tradicional y plantea su discurso en términos de renovación política.
Enfrente está Imanol Pradales, sociólogo y ex responsable del área de Infraestructuras y Desarrollo Territorial en la Diputación Foral de Bizkaia. El PNV ha confiado en él como nueva imagen del partido, lo que implica una apuesta para tratar de frenar la caída en votos que ha experimentado la formación nacionalista en las últimas elecciones municipales y generales.
Pradales lleva un peso inmenso en estas elecciones. En unas votaciones nadie quiere perder, pero, sobre todo, nadie quiere pasar a la historia como el primero que perdió. Hoy, si algo está en juego, es la hegemonía política de este partido.
La cosa es aún más compleja: el candidato del PNV podría resultar el gran perdedor de la noche si EH Bildu le supera, pero al mismo tiempo podría reivindicarse como el nuevo lehendakari si los escaños que obtenga el PSE –aliado de los nacionalistas en las instituciones vascas– resultan suficientes para volver a sumar.
El PNV ha apurado hasta el último momento para tratar de captar indecisos, el gran deber que el presidente de este partido, Andoni Ortuzar, puso a sus militantes nada más empezar la campaña.
Este viernes por la mañana, al filo ya del cierre, en los buzones de los hogares aparecieron folletos con promesas peneuvistas de carácter estrictamente local, tal como Público pudo constatar en el municipio de Sestao.
Al margen del enfrentamiento entre PNV y EH Bildu, este domingo habrá otras claves que merecerá la pena observar. En el caso del PSE, que lleva al eibarrés Eneko Andueza como candidato, la gran apuesta será volver a tener la llave de la gobernabilidad en sus manos.
No hay pelotilla en este país que no apueste por un nuevo pacto PSE-PNV, pese a que Andueza haya intentado relativizarlo a lo largo de toda la campaña. Lo que sí ha dejado claro el candidato socialista, una y mil veces, es que por nada del mundo facilitará un gobierno de izquierdas encabezado por EH Bildu.
Sumar o restar
A la izquierda de Andueza son otras las expectativas. Sumar y Elkarrekin Podemos-Alianza Verde, que no lograron cerrar un acuerdo y concurren a las urnas por separado, enfrentan este domingo la prueba del algodón.
Las papeletas dirán si el espacio de la izquierda confederal vasca es lo suficientemente amplio como para acoger a dos formaciones con propuestas prácticamente iguales, y, sobre todo, si hay apoyo suficiente para que entren al Parlamento en esta nueva legislatura.
Despegar o sobrevivir
Mientras tanto, PP y Vox afrontan la batalla entre la derecha española que se reivindica como "constitucionalista" y la ultraderecha que apuesta por un discurso abiertamente xenófobo. Javier de Andrés, hoy al frente de los populares vascos, confía en volver a despegar tras varios años de caídas electorales.
La batalla de Vox es aún más modesta. Los ultraderechistas obtuvieron un escaño por Araba en las elecciones de julio de 2020. El asiento lo ocupó Amaia Martínez, propietaria de una armería en Gasteiz y defensora del discurso de la extrema derecha. Hoy vuelve a ser la gran esperanza de Santiago Abascal en Euskadi.
Será también interesante volver a mirar a Amurrio, pueblo natal del líder de Vox, para ver qué pasa con la extrema derecha en las urnas de ese municipio. Hasta ahora, sus vecinos le han dado, una y otra vez, la espalda.
Comentarios de nuestros suscriptores/as
¿Quieres comentar?Para ver los comentarios de nuestros suscriptores y suscriptoras, primero tienes que iniciar sesión o registrarte.