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El primer Orgullo Loco estatal se celebrará este sábado en Bilbao: contra las violencias psiquiátricas

Diversos colectivos de todo el Estado intentarán dar a conocer las experiencias psiquiátricas que han sufrido a lo largo de su vida, así como reivindicar el fin de las contenciones mecánicas, del tratamiento de electroshock y de los ingresos forzosos.

Manifestación del Orgullo Loco en Madrid en 2023.
Manifestación del Orgullo Loco en Madrid en 2023. Cedida

Las piedras que conforman el suelo del Casco Viejo de Bilbao sentirán la presión de cientos de manifestantes este sábado, día elegido para celebrar el primer Orgullo Loco Radikal Estatal. Aunque algunas regiones del Estado ya celebraban su particular Orgullo Loco siempre a finales de mayo, este año han decidido aunar sus fuerzas para convocar esta movilización que arribará a la capital vizcaína como una forma de descentralizar la actividad política de Madrid. También quieren evidenciar que Euskadi es la comunidad autónoma con la tasa más alta por habitante que practica el electroshock a algunos pacientes.

Todo surgió en un pueblo de Toronto (Canadá), en 1993. "En esa zona vivían muchas personas psiquiatrizadas que eran vistas con recelo por parte de la comunidad. Sus prejuicios eran demasiado fuertes como para poderlas dejar tranquilas, querían que se fueran y el barrio se revalorizara", explica Fátima Masoud, activista por la salud mental de Madrid. Cansados de la situación, los afectados se organizaron y llevaron a cabo lo que ha pasado a la historia como la celebración del primer día del superviviente de la psiquiatría.

Hace más de tres décadas, sus reivindicaciones no eran tan diferentes a las que mueven a los activistas actuales: el fin de las violencias psiquiátricas, terminar con la patologización de sus vidas y acabar con el pensamiento que relaciona peligrosidad con la gente loca para "hacer ver que la locura es una expresión más del ser humano", completa Masoud.

Varias personas se manifiestan durante la celebración del Orgullo Loco en Toronto, en 2016. Cedida
Varias personas se manifiestan durante la celebración del Orgullo Loco en Toronto, en 2016. Cedida

En este tipo de convocatorias, conocidas internacionalmente como Mad Pride, se suele llevar a cabo una especie de performance, llamada Bedpush. Se trata de una camilla con una persona atada en ella que es guiada durante todo el recorrido de la manifestación y poco a poco se va liberando de sus anclajes hasta acabar junto a los activistas que le acompañan. Por desgracia, el empedrado tan característico del centro de Bilbao no les ha permitido poder reproducir esta acción.

Lo primordial: terminar con las violencias psiquiátricas

Preguntada Masoud por cómo percibe la sociedad las reclamaciones que proceden del mundo antipsiquiátrico, la activista considera que desde la pandemia se rompió una lanza para empezar a hablar de salud mental, pero todavía queda gran trecho por recorrer. "Queda tratar la salud mental desde fuera del eje hegemónico biomédico. Tenemos que entender que los males que sufrimos, su mayoría, se deben a este sistema capitalista y colonialista en el que estamos inmersos. No es que tengas un problema en el cerebro, es que trabajas 12 horas al día y no puedes ver a tus hijos en ningún momento del día", ejemplifica.

"No es que tengas un problema en el cerebro, es que trabajas 12 horas al día y no puedes ver a tus hijos", considera Masoud

Al igual que la población en general sí parece hablar más de salud mental, no ocurre lo mismo con las "violencias psiquiátricas", ya que la prensa apenas habla sobre ello. Heiko Elbira, militante de Zoroa, el colectivo local autogestionado que impulsa esta movilización en Bilbao, ilustra esas violencias en los ingresos forzosos contra la voluntad del paciente o que, de voluntarios pasan a ser forzosos, al igual que con el hecho de estar atado a la cama horas, días, e incluso semanas completas.

A todo ello suma que se use electroshock, ahora llamado terapia electroconvulsiva: "Suena diferente y engaña un poco, pero, aunque se pudiera pensar diferente por las características de Euskadi, somos la zona del Estado español en la que más electroshocks se practican", comenta esta superviviente de la psiquiatría, tal y como se autodenominan la mayoría de integrantes de este tipo de colectivos.

Vulneración de derechos de los pacientes

Elbira tampoco olvida que las contenciones mecánicas, el hecho de estar días atado por las extremidades a una cama, se consideran un ejercicio de tortura. "Exigimos que, por fin, haya un registro de dónde y cuándo se llevan a cabo, porque actualmente solo sucede en Navarra. Es impresionante cómo se vulneran los derechos fundamentales de cientos de personas sin ningún tipo de respuesta social más allá de los propios afectados", se expresa esta militante de Zoroa. De hecho, desde su punto de vista, retener a una persona atada en una cama podría llegar a considerarse detención ilegal, a lo que se sumaría un posible delito de lesiones. "Consideramos que la medicalización absoluta a la que nos enfrentamos supone un deterioro de la salud", añade.

Elbira enfrenta este primer Orgullo Loco Radikal Estatal desde la perspectiva de que será una jornada para dar a conocer a la sociedad qué les ocurre, sacar a la luz lo que les han hecho y que tanto les ha marcado por parte de las instituciones médicas y sociales. "La salud mental es una industria muy potente que abarca desde las consultas psicológicas y psiquiátricas, ya sean públicas o privadas, a la industria farmacéutica, la universidad y los centros de investigación", dice esta activista antipsiquiatría.

En su caso, "salir del círculo psiquiátrico solo fue posible tras politizar lo que sucedía", según sus palabras. "Hay que entender que esto no va tanto de la persona sino de un malestar social que compartimos y que algunas personas sufrimos más que otras. Solo las personas que tienen momentos o una vida de mierda terminan psiquiatrizadas, pero no es personal, y eso lo he aprendido de la politización y colectivización de lo que me sucedía", se explaya Elbira.

Performance llevada a cabo durante la celebración del Orgullo Loco en Colonia en 2017. Cedida
Performance llevada a cabo durante la celebración del Orgullo Loco en Colonia en 2017. Cedida

Marikarmen Free es otra de las personas que este sábado marchará por las calles de Bilbao. Llegará pronto desde donde reside, Barcelona, aunque sea natural de Andalucía. Esta activista es integrante de Insania, un colectivo anticarcelario de la capital catalana, y así explica el por qué de la celebración en la ciudad vasca: "Queríamos romper la dinámica en la que estas movilizaciones eran promovidas desde asociaciones y colectivos de familiares más que de personas que vivíamos la situación en primera persona".

Miedo constante a la institución psiquiátrica

Superar esa suerte de "tutela", tal y como lo denomina, es otro de los objetivos del movimiento a nivel estatal. Más allá de eso, ubica la erradicación de las violencias psiquiátricas como demanda primordial. "Una vez que pasas por ellas, vives con un miedo constante, en tensión, sabiendo que en cualquier momento te pueden volver a atar a la cama, por ejemplo", comenta al respecto. Free estuvo 12 días inmovilizada en una cama, pero no es de los casos más duros que existen. Según añade, conoce situaciones en las que las contenciones han estado haciendo su efecto durante meses.

Free: "Vives con un miedo constante, sabiendo que en cualquier momento te pueden volver a atar a la cama"

Otro de los problemas que ubican es la imposibilidad de entender los protocolos mediante los que las tratan. "Se activa un protocolo en el que afirman que puedes ser una persona que puede tener un comportamiento autolesivo o hacia terceras personas, o que pueden alterar el mobiliario urbano, y te empiezan a tratar", introduce esta activista radicada en Barcelona.

La denuncia está dirigida a la dificultad de entender un protocolo que se ejecuta de forma casi radicalmente distinta dependiendo del profesional que lo ponga en marcha. "Estos protocolos del ámbito médico psiquiátrico son totalmente interpretables. Algunos lo aplican de una manera, otros de otra. Entonces, entendemos que hay un protocolo pero que no nos podemos acoger a él para defender nuestros derechos porque, con el paso del tiempo, hemos visto cómo cada vez lo aplican de forma diferente", desarrolla.

Además, Free recalca que la concepción que la sociedad tiene de aquellas personas que no tienen una salud mental estable está totalmente ligada a cómo han sido representadas estas personas en la cultura de masas: "El imaginario colectivo te hace pensar que las personas con esquizofrenia, por ejemplo, pueden ser violentas o lesivas, cuando la tasa es muy ínfima, y normalmente esas conductas ya las tenían previamente al diagnóstico".

Desde Insania, el colectivo anticarcelario barcelonés, acudirán varias decenas de personas a Bilbao. Allí, acompañadas de otras tantas, demandarán que la salud mental se empiece a analizar como algo contextual alejado de la biomedicina. Tal y como concluye Free, "hay que enfocar el asunto desde el contexto social: la pobreza, no llegar a fin de mes, hace que esta sociedad enferme. Hay que romper con esos mitos que dicen que se trata de una cuestión biológica. Hay gente que sigue pidiendo más profesionales de la salud mental cuando realmente lo que necesitamos son mejores condiciones de vida".

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