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Las presidenciales en Timor Oriental pondrán a prueba la estabilidad del país

EFE

Timor Oriental irá mañana a la urnas para elegir al presidente del país en un ejercicio democrático que dará una idea del grado de estabilidad de esta joven nación que hace seis años estuvo al borde de una guerra civil.

Con doce candidatos, los comicios serán reñidos aunque el jefe de Estado, José Ramos Horta, intentará renovar su mandato de cinco años.

Cerca de la mitad de la población de este país de 1,1 millones de habitantes, ha sido convocada a depositar su voto.

La pugna electoral se presenta dura para Ramos Horta, quien tras hacer una campaña electoral de bajo perfil pretende ganar a sus dos principales rivales políticos: el exjefe de las Fuerzas Armadas José María Vasconcelos y el político de izquierdas Francisco Guterres "Lu Olo".

"El éxito de las elecciones es importante no solo para garantizar la anhelada retirada de la misión de paz de Naciones Unidas, sino también para que sus dirigentes obtengan la confianza necesaria para afrontar los muchos retos que hay pendientes", señaló la organización International Crisis Group en un reciente informe.

El instituto de investigación política añadió que la seguridad general en Timor Oriental ha mejorado, pero persiste la rivalidad política, "hasta el odio"; ha aumentado el desempleo entre la juventud, particularmente en Dili, la capital; y la violencia por parte de las bandas juveniles continúa sin ser atajada.

"Nadie está seguro cómo estos asuntos inciden en la confrontación política, pero cualquier manipulación de estas anomalías puede convertirse en una potencial bomba incendiaria", según el grupo.

De los aspirantes que concurren a los comicios, solo tienen posibilidades claras de ganar el actual presidente Ramos-Horta, el exguerrillero Vasconcelos y Guterres, un legendario líder del Frente Revolucionario de Timor Oriental Independiente (Fretilin).

Los tres son bien conocidos por el electorado porque desde el exilio o en la jungla, lucharon contra la ocupación indonesia de Timor Oriental tras la retirada de Portugal, en 1975.

Pero cualquiera que sea el resultado de las urnas el sábado, o en la segunda vuelta el 14 de abril, el futuro político de la joven nación dependerá del desenlace de los comicios parlamentarios de junio.

Durante el último lustro, Ramos-Horta, de 62 años, ha ocupado la jefatura del Estado y Xanana Gusmao, otra leyenda de la resistencia, ha desempeñado las funciones de primer ministro al frente de un Gobierno de coalición.

Vasconcelos, de 56 años y más conocido como "Tuar Matan Ruak", dirigió las Fuerzas Armadas hasta el año pasado, cuando renunció a la jefatura para aspirar a la presidencia del país.

Y el Fretilin de Guterres, partido que gobernó desde 2002 hasta la crisis de 2006, ha hecho la labor de la oposición durante esta legislatura, pese a que fue la formación que obtuvo más escaños en las pasadas elecciones legislativas tras las que fracasó en sus intentos de establecer la alianza que precisaba para gobernar.

Estas elecciones presidenciales se perfilaban como una repetición de las celebradas hace cinco años, pero a principios de marzo Gusmao retiró el apoyo tácito de su formación, el Consejo Nacional para la Reconstrucción de Timor Oriental (CNRT), a Ramos-Horta y optó por respaldar públicamente la candidatura de Vasconcelos.

Hasta entonces, Gusmao y Ramos-Horta habían formado un tándem equilibrado en la política timorense, solo contestable por el histórico Fretilin.

Gusmao, imbuido con la popularidad arrebatadora de haber dirigido la resistencia desde las trincheras, fue el primer presidente de Timor Oriental tras la independencia, mientras que su compañero Ramos-Horta ocupó la cartera de Asuntos Exteriores en el Ejecutivo del Fretilin.

Cuando el Gobierno del Fretilin cayó en la crisis de 2006, Ramos-Horta ascendió a primer ministro y al mes siguiente regresó al territorio la misión de paz de la ONU para ayudar a controlar la violencia y organizar las elecciones del año siguiente.

Desde entonces, la presencia de Naciones Unidas ha contribuido a mejorar la situación, aunque persisten la viejas rencillas políticas, la población se queja de que aumenta la corrupción y el desempleo se ceba particularmente con la juventud.

El Banco Asiático de Desarrollo prevé que el crecimiento económico de Timor Oriental rozará 10 por ciento en 2012 y también pronostica una ralentización para finales de año.

Según un estudio de Asia Foundation, el Estado ingresa unos 275 millones de dólares mensuales de la explotación de los recursos petrolíferos del Mar de Timor, fondos que sufragan los presupuestos estatales, pero los analistas alertan que la dependencia en el crudo puede provocar una gran inestabilidad en la empobrecida nación.

Portugal colonizó la isla de Timor en el siglo XVI y controló la parte oriental hasta su retirada en 1975, momento que aprovechó el Fretilin para proclamar de forma unilateral la independencia, el 28 de noviembre de ese año.

Nueve días después, la Indonesia del general Suharto invadió el territorio y se lo anexionó hasta 1999, cuando se celebró un referéndum auspiciado por Naciones Unidas en el que ganaron los independentistas.

La independencia formal fue alcanzada el 20 de mayo de 2002.

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