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El 8M en el Mundo El estado del feminismo en Cuba

El avance en la isla es notable en cuanto a representatividad política pero menos en la esfera privada

Una mujer compra verduras junto al póster del difunto líder cubano Fidel Castro en un mercado en La Habana. AFP/Yamil Page

SANTI PIÑOL

A diferencia de España, el 8M en Cuba se vive más como una jornada de celebración y reflexión que en lugar de protesta y reivindicación de derechos. La narrativa oficial señala que desde 1959 la mujer cubana se emancipó gracias a la “revolución dentro de la Revolución” que proclamaba Fidel Castro y que la mayoría de los retos en materia de igualdad están superados salvo pequeñas excepciones. Como casi siempre tiene que ver con Cuba la realidad es más compleja.

Es cierto que el país tiene unas admirables cifras de representatividad femenina en la política. El 53,22% de la Asamblea Nacional está compuesta por mujeres, siendo el segundo parlamento con mayor proporción de ellas del mundo, solo superado por Ruanda, según la Unión Interparlamentaria. Además, también representan el 48,4% del Consejo de Estado y el 60,5% de los graduados en educación superior.

Estos datos que se repiten constantemente provocan que exista una cierta autocomplacencia entre las autoridades. En vísperas del 8M, la secretaria general de la Federación de Mujeres Cubanas (FMC), Teresa Amarelle, dijo a la prensa oficial que las mujeres tienen mucho que celebrar en X congreso de la FMC que se celebra estos días.

Una mujer toma un taxi co un viejo automóvil estadounidense en una calle de La Habana. AFP/Yamil Lage

Una mujer toma un taxi co un viejo automóvil estadounidense en una calle de La Habana. AFP/Yamil Lage

Los datos que no se dicen tanto son algunos de los referentes a la Encuesta Nacional sobre Igualdad de Género, realizada en 2016 a 20.000 personas, en la que se ofrecieron cifras por primera vez desde 1989.

Cuba no publica estadísticas sobre el número de mujeres asesinadas por violencia machista

La muestra arroja algunos resultados preocupantes sobre la percepción del maltrato en la sociedad cubana. Un 39,6% de las mujeres y un 43% de los hombres consideran que la agresión en la pareja es un problema interno en el que nadie debe inmiscuirse. Además, el 60,6% de la población opina que la mujer que soporta el maltrato es “porque le gusta y no por miedo”. Unas conclusiones que ayudan a comprender el porqué de que solo el 3,7% de las mujeres maltratadas hayan acudido a buscar auxilio a alguna de las organizaciones sociales. Respecto al número de asesinadas por violencia machista, Cuba no publica estadísticas.

El conjunto de cifras (tanto las positivas como las negativas) ponen en evidencia que, comparándose con España, Cuba está avanzada en algunos aspectos, mientras que en otros todavía tiene mucho por recorrer.

Una mujer pasa junto a un cartel del ex presidente cubano Raúl Castro y un cartel de la campaña del gobierno que lee '#Ivoteyes' en referencia a la nueva Constitución, aprobada recientemen en referéndum. APF/Yamil Lage

Una mujer pasa junto a un cartel del ex presidente cubano Raúl Castro y un cartel de la campaña del gobierno que lee "#Ivoteyes" en referencia a la nueva Constitución, aprobada recientemen en referéndum. APF/Yamil Lage

Unas diferencias que se reflejan en sus respectivos movimientos feministas, en el país caribeño mucho más centrado en la involucración del hombre a las tareas del hogar y a asumir la responsabilidad compartida de criar a los hijos. En el país es un problema bastante generalizado la ausencia de padre que obliga a las madres a criarlos solas.

El piropo está muy poco castigado socialmente y hasta hay sectores que lo defienden como parte de la cultura cubana

Esto ha llevado a que el movimiento feminista en Cuba haya puesto menos atención a temas como por ejemplo el del acoso callejero a las mujeres. En España son residuales algunas prácticas todavía muy comunes en la isla. El piropo está muy poco castigado socialmente y hasta hay sectores que lo defienden como parte de la cultura cubana. En este caso es interesante comparar lo que piensan las extranjeras en el país, que lo ven como algo “molesto” y mucho más presente que en sus países de origen. Mientras que las cubanas no consideran que sea algo grave y hay hasta quien lo defiende porque aseguran no sentirse en peligro en ningún momento. Asimismo, junto con Intermón-Oxfam, Cuba ha puesto en marcha una campaña para reducir esta práctica con el lema ‘el piropo te atrasa’.

Una mujer camina junto a una vivienda con un cartel de 'En venta' en La Habana. AFP/Yamil Lage

Una mujer camina junto a una vivienda con un cartel de "En venta" en La Habana. AFP/Yamil Lage

Otra de las grandes diferencias entre ambos movimientos es su capilaridad social y su relación con las instituciones. En Cuba, si se habla de feminismo, necesariamente entra en escena la Federación de Mujeres Cubanas (FMC). La FMC es una organización fundada en 1960 que tiene como objetivo trabajar en la igualdad de género desarrollando políticas que la hagan posible. Se trata de la principal entidad feminista en el país y que, de alguna manera, articula todo lo relacionado con el movimiento de forma institucional.

Sin embargo, la FMC está fallando en llegar a las jóvenes para conseguir que se involucren en la organización. Pensar estrategias para “enamorar” a las jóvenes es uno de los temas que se trata en el congreso de estos días.

Uno de los retos más acuciantes del movimiento es encontrar un espacio fuera de las instituciones que le permitan abrir debates incómodos y menos encorsetados que con el modelo actual. El goteo de iniciativas y grupos feministas por La Habana es cada vez más frecuente, pero se echa en falta coordinación.

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