Este artículo se publicó hace 3 años.
Emergencia sanitaria en MadridEl Zendal, "un hospital de hospitales" que crece entre el caos y la ineficacia
Isabel Díaz Ayuso lamenta la imagen "distorsionada" que se traslada del hospital de emergencias y asegura que ayuda a descongestionar el resto de centros sanitarios de Madrid. Sin embargo, los datos de la presión hospitalaria en la región desmienten esa a
jorge o. Maldonado
Madrid-Actualizado a
La tercera ola del coronavirus vuelve a poner a prueba al sistema sanitario, especialmente en los territorios más afectados por la pandemia. Es el caso de la Comunidad autónoma de Madrid, que con una incidencia de casi 699 casos por cada 100.000 habitantes se ha visto obligada a aplazar intervenciones quirúrgicas no urgentes en muchos hospitales, una situación que va a darse, al menos, hasta marzo.
La presión hospitalaria en Madrid ha crecido notablemente en lo que va de 2021. El pasado 31 de diciembre el 11,54% de las camas de los hospitales madrileños estaban ocupadas por pacientes con covid, 25,65% en el caso de la UCI. El último día de 2020 había 1.830 pacientes con covid ingresados en algún hospital de Madrid. Dos semanas después, esas cifras se han disparado: el porcentaje de camas ocupadas supera el 18% y el de las plazas de UCI roza el 38%. Los pacientes ingresados este viernes eran en concreto 3.116.
Este repunte de la presión hospitalaria se produce en una semana en el que el Hospital de Emergencias Enfermera Isabel Zendal vuelve a estar en el ojo del huracán. El centro sanitario de nuevo cuño –fue inaugurado el pasado 1 de diciembre aunque no recibió pacientes hasta el día 11 de ese mes– acumula controversia tras controversia desde que fue anunciado en la primavera de 2020, en pleno confinamiento domiciliario por la pandemia. Y no es ese su único problema: polémicas aparte, tampoco está cumpliendo con eficacia la función para la que fue creado a tenor del incremento de la presión hospitalaria en Madrid y de la amenaza de un nuevo desbordamiento de los servicios sanitarios.
La última polémica la recogió el pasado miécoles Público, en una información de Beatriz Asuar Gallego en la que se aseguraba que, en una nueva tanda de adjudicaciones, el Gobierno presidido por Ayuso ha adjudicado a dedo casi cinco millones de euros en contratos del Zendal a Ferrovial y otras tres empresas por los servicios de limpieza, alimentación y gestión de residuos peligrosos. Y no es la primera vez: el Zendal ha ido creciendo a costa de contratos con empresas privadas.
Curiosamente, estas últimas adjudicaciones han coincidido con la denuncia de varios pacientes por el lamentable estado de la infraestructura. Pese a su corta vida, el hospital de emergencias nacido por el empeño personal de Ayuso presenta apenas un mes después de su inauguración numerosas deficiencias: varias personas ingresadas estos días en el centro han testimoniado a través de un vídeo recogido por la cadena Ser cortes de luz y de agua, así como un servicio de limpieza y comida de calidad más que discutible. Las denunciantes aseguran que cuando hay agua no sale caliente, que los baños están "anegados", que no hay limpieza y que estuvieron 13 horas sin comer nada, entre la cena y el desayuno. Aseguran también que muchos enfermos de neumonía fueron forzados a ir "allí o a casa".
En las redes sociales se pueden ver imágenes de una cena repartida esta semana a los pacientes del Zendal. El menú no resulta muy apetecible.
Ayuso no ha dudado en contraatacar y ha tildado de "bulos" estas denuncias. La presidenta de la Comunidad de Madrid aseguraba este pasado jueves que los pacientes del Zendal salen "muy satisfechos" y lamentaba la imagen "distorsionada" que se traslada de este centro hospitalario. "El Zendal es un hospital que ha estado en el foco político desde su comienzo. No se conoce en la historia un hospital público tan criticado, cuando está puesto a disposición de los verdaderos protagonistas, que son los pacientes", apuntaba Ayuso.
Ayuso hacía hincapié en que el Zendal es un "hospital de hospitales, que está cuidando de los demás", y añadía que está logrando que el resto de centros se descongestione. Ese mismo mensaje ya fue lanzado el pasado 30 de diciembre por el consejero de Sanidad de la Comunidad de Madrid, Enrique Ruiz Escudero.
Sin embargo, la realidad niega categóricamente las afirmaciones de Ayuso y Escudero. Considerado por el Gobierno madrileño la joya de la corona del sistema sanitario en la lucha contra el coronavirus, lo cierto es que el Zendal no está cumpliendo ni de lejos esa función de descongestión para la que está llamado. Las cifras cantan: aunque en las dos últimas semanas han aumentado los traslados de pacientes con covid, el Zendal albergaba el pasado viernes a 250 pacientes de los 3.116 que estaban ingresado por coronavirus en la red de hospitales de la Comunidad de Madrid, en torno a un 8% del total. Eso sí, es el hospital con más pacientes covid de toda la comunidad de Madrid.
De hecho, el alarmante repunte de casos de covid-19 ha vuelto a colapsar el servicio de Urgencias en Madrid. El jueves, Público, en una información firmada por Lucía Velázquez, difundió un vídeo en el que se podía apreciar como una de las salas de Urgencias del Hospital de La Paz de Madrid dedicada a la atención de pacientes con coronavirus estaba casi al doble de su capacidad: 12 camas paras 21 pacientes.
Ante esta escenario, el Gobierno de Ayuso anunció este mismo viernes la inminente apertura de un segundo módulo en el Zendal para atender a pacientes covid, de momento con 90 camas más, si bien el módulo en cuestión dispone de un total de 348 plazas. "Se irán abriendo conforme sean necesarias, igual que ocurrió con el primer módulo, dijo el viernes el viceconsejero de Salud Pública, Antonio Zapatero. Esta apertura por fases cuando la pandemia vuelve a pegar fuerte en Madrid sorprende. Los críticos con la gestión de Ayuso lo relacionan con la falta de medios que acusa el hospital de emergencias.
Una ristra de polémicas
A todo estoy hay que sumar las polémicas anteriores que han hecho de este hospital un foco permanente de conflicto. Ayuso tiene en parte razón cuando afirma que el Zendal es un hospital que ha estado en la picota desde su comienzo, pero no por las razones que ella cree –el victimismo político del que permanentemente hace gala–, sino porque el proyecto nació torcido desde el principio, cuajado de despropósitos.
En lo peor de la pandemia Ayuso impulsó el hospital de emergencias sin consenso con la oposición ni con los profesionales sanitarios, muy críticos desde el inicio con una infraestructura que consideraban innecesaria y de dudosa utilidad pues aducían que había muchas otras infrautilizadas que podrían haber sido rehabilitadas para hacer frente al coronavirus. Ello hubiera supuesto un importante ahorro de dinero a las arcas públicas madrileñas: el Zendal acumuló enormes sobrecostes durante su construcción en un tiempo récord y el presupuesto inicial, de poco más de 50 millones, fue engordando contrato a contrato con el paso de las semanas hasta rondar los 135 millones de euros.
A todo ello hay que sumar que la mayoría de los profesionales sanitarios que trabajan en el Zendal fueron trasladados de manera forzosa a costa de mermar las plantillas en otros centros hospitalarios, lo que no ayuda precisamente a descongestionar el resto de hospitales.
Otro foco de conflicto estuvo en la seguridad laboral de los obreros que trabajaron durante la construcción del Zendal. La muerte de dos trabajadores en octubre destapó la denuncia de trabajadores y sindicatos sobre el ritmo de trabajo "excesivo" para intentar tener a tiempo el hospital Isabel Zendal. CCOO presentó hasta dos denuncias en Inspección de Trabajo tras detectar graves irregularidades en la obra que afectaban a la seguridad de los empleados. El asunto llegó incluso a la Asamblea de Madrid, donde oposición y Gobierno protagonizaron una enconado rifirrafe. Y todo para que el hospital se inaugurara con retraso de todas maneras.
Pero lo más sonado es lo que se refiere a la calidad del servicio. El gerente del hospital, Fernando Prados, defendía el viernes en Telemadrid que el "centro está pensado para el futuro". "No siempre estaremos en una pandemia, eso va a hacer que sea utilizado para otras actividades y para eso era esencial que pudiera ser modular y versátil", explicaba Prados en la televisión autonómica madrileña. Lo cierto es que es un hospital sin habitaciones, sin privacidad y con carencias que aún se ven algo más de un mes después de su inauguración a bombo y platillo.
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