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La dificultad para conciliar aleja de la maternidad a más de un millón de españolas

Casi 630.000 madres admiten que han tenido menos hijos de los deseados por la imposibilidad de armonizar la vida familiar y la laboral y otro medio millón largo asegura que no ha llegado a tener descendencia por ese mismo motivo

Bebé con su madre.

EDUARDO BAYONA

“El problema de la inversión de la pirámide demográfica, que muestra una población cada vez más envejecida y con menor reemplazo generacional, viene de la falta de oportunidades de la mujer, eso es una realidad que venimos viendo desde hace años”, explica Ruth Vallejo, decana de la Facultad de Ciencias Sociales y del Trabajo de Zaragoza, para quien la solución clave para revertir el desplome de la natalidad “pasa por la conciliación corresponsable, por incorporar al hombre a la vida doméstica para que la mujer deje de hacer una doble jornada, primero en el trabajo y luego en casa, que termina generando problemas de salud y de ansiedad”.

En un país en el que la cifra de nacimientos alcanza registros negativos que no se daban desde 1941, las dificultades para conciliar la vida laboral y la familiar se sitúa como la principal barrera entre las mujeres y la maternidad, según indica la Encuesta de Fecundidad del INE (Instituto Nacional de Estadística): 515.207 mujeres no han tenido hijos por ese motivo y otras 628.367 han tenido menos de los deseados por la misma causa.

Las dificultades para conciliar la dedicación al trabajo y a la familia se ve seguida de la carencia de una pareja adecuada, que afecta a 965.000 mujeres (773.417, tres de cada cuatro, entre las que no han sido madres, la mitad de ellas menores de 35), aunque seguido muy de cerca por las dificultades económicas para afrontar una crianza, que es el principal motivo para más de 900.000 mujeres.

“El 80% de los contratos de trabajo a tiempo parcial son de mujeres”, apunta Vallejo

Ambos datos ponen sobre la mesa dos de las ‘averías’ del mercado laboral español: la falta de medidas que fomenten en la práctica la conciliación y los mayores grados de precariedad a los que se enfrentan las mujeres. “El 80% de los contratos de trabajo a tiempo parcial son de mujeres”, apunta Vallejo.

El hecho de que, en su conjunto, presenten mejores niveles de formación convive paradójicamente con unas condiciones laborales más precarias entre las que destaca una remuneración media más de quince puntos inferior a la de los hombres.

La escala de motivos varía entre las españolas menores de 35 años, entre las que las razones más habituales para no dar el paso a la maternidad son el hecho de considerarse muy jóvenes (249.672), haber tomado una decisión personal en ese sentido (233.676), optar por continuar con los estudios (76.107) o no haber encontrado una pareja adecuada para procrear (62.147).

Sin embargo, tras esa serie de cuestiones de carácter más personal, de nuevo las condiciones laborales aparecen como las principales causas ‘externas’ para no tener hijos: la escasa capacidad económica en 39.855 casos y la imposibilidad de conciliar trabajo y vida familiar en otros 35.039, un peso muy superior al de otras como la salud, que resulta disuasoria para otras 6.774.

Nueve de cada diez excedencias por cuidados son femeninas

“La desigualdad de remuneración es un problema persistente y universal”, señala el informe Romper la brecha salarial”, de CCOO, que explica que “desde que comenzaron a formar parte de la llamada población activa, las mujeres, en general, han tenido un salario inferior al de los hombres” debido a que “durante mucho tiempo el salario de las mujeres era considerado simplemente un complemento; de este modo se creaba un círculo vicioso de trabajos mal remunerados que acababa justificando el salario inferior para las mujeres”, algo a lo que se suma “la segregación profesional de las mujeres en determinados empleos, ocupaciones y sectores”.

El 63% de las mujeres que abandonan su trabajo “explican que lo hacen por no haber o no poder costear los servicios adecuados para los cuidados de familiares

“Cuando las mujeres ganan menos dinero que sus colegas varones es menos probable que se produzca un reparto equilibrado de las tareas y responsabilidades del hogar y familiares, por lo que muchas mujeres deciden dejar el empleo”, indica el documento.

El informe, que plantea una batería de medidas para eliminar, o cuando menos atenuar, esas diferencias, recoge cómo el 63% de las mujeres que abandonan su trabajo “explican que lo hacen por no haber o no poder costear los servicios adecuados para el cuidado de menores, mayores, adultos enfermos, discapacitados”.

El balance de las excedencias concedidas en 2017 para el cuidado de hijos, entre las que las mujeres obtuvieron el 92% de las casi 44.000 reconocidas, o para atender a otros familiares dependientes (84% de 11.234) refuerzan la idea de que la conciliación corresponsable sigue siendo un objetivo, hoy por hoy, lejano en España. Nueve de cada diez permisos son para ellas.

Medidas para facilitar la conciliación

¿Qué incentivos para fomentar la natalidad y facilitar la crianza de los hijos reclaman al Estado los 11,9 millones de madres españolas que se encuentran en edad laboral?

El abanico es variado, aunque el grupo más numeroso pone el acento en los permisos laborales: 2,74 millones proponen ampliar el de maternidad y más de 655.000 abogan por equiparar la duración de este y el de paternidad. A estas se les suman otro 1,27 millones que se inclina por mejorar las opciones de flexibilidad horaria y 366.229 más que ponen el acento en las condiciones de las reducciones de jornada y las excedencias por cuidado de menores.

“Hemos de tender a reorganizar los tiempos de trabajo y de vida”, señala Vallejo

No se trata, ni mucho menos, de las únicas alternativas relacionadas con el mundo laboral: casi un millón proponen que se establezcan ayudas para poder dejar el empleo y cerca de medio millón sugieren realizar entre los empresarios campañas de concienciación sobre los beneficios de la flexibilidad y la conciliación.

La suma de esos grupos indica que más de seis millones y medio de madres reclaman modificaciones en la normativa laboral. Prácticamente cuadruplican a las que consideran que no es necesario ningún tipo de incentivo (1,81 millones), que también se ven duplicadas por las que consideran prioritarias otro tipo de medidas.

El grueso de estas últimas (2,45 millones) considera necesarias ayudas económicas de distintos tipos, mientras que otro millón largo pone el acento en el sector educativo: más de 800.000 reclaman aumentar la oferta de escuelas infantiles para niños de menos de tres años y algo más de 360.000 preferirían que fuera posible dejar a los pequeños en las guarderías y en las escuelas antes y después de su jornada laboral, y que estas estuvieran abiertas durante las vacaciones de verano, navidad y semana santa.

Los riesgos de la falta de relevo generacional

“Hemos de tender a reorganizar los tiempos de trabajo y de vida”, señala Vallejo, para quien “en España hay demasiado presentismo. Pasamos mucho tiempo en el trabajo, pero no producimos más. Hay que ir a jornadas más flexibles”.
La profesora llama la atención sobre otra de las consecuencias que la falta de relevo generacional, que lleva camino de intensificarse en los próximos años como consecuencia del desplome de la natalidad, y de las trabas a la emancipación de los jóvenes que genera la precariedad que encuentran en el mercado laboral, ya ha comenzado a provocar en las plantillas: el envejecimiento de los trabajadores cualificados, las dificultades para sustituirlos y, en consecuencia, la prolongación de su permanencia en los puestos.

El fenómeno, que no es exclusivo de España sino que se está dando en los principales países de la UE, lleva tiempo preocupando a los especialistas en prevención de riesgos laborales, que han detectado la necesidad de adaptar los puestos de trabajo a una población trabajadora progresivamente más envejecida y, en consecuencia, afectada por la disminución de sus condiciones psicofísicas.


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