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PSOE y Sumar usan el Congreso para marcar perfil propio y exhiben las fricciones en el Gobierno de coalición

Los socios del Ejecutivo han mostrado sus diferencias en una semana complicada para los socialistas, en la que han visto cómo Sumar ha votado en contra en dos iniciativas en la Cámara Baja.

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Pedro Sánchez, María Jesús Montero y Yolanda Díaz, durante el pleno de este miércoles, 22 de mayo. Eduardo Parra / Europa press

El Congreso de los Diputados se ha convertido esta última semana en un terreno de fricciones entre los dos socios de Gobierno. PSOE y Sumar no han escondido sus discrepancias —tanto de perfil ideológico, como de perfil estratégico— y eso ha dado como resultado la fotografía de unas evidentes turbulencias entre los dos aliados, que se han saldado, a nivel práctico, con dos choques parlamentarios fuertes. Uno, a cuenta de la proposición de ley para prohibir el proxenetismo, que el PSOE no logró sacar adelante, y otro, con la reforma de la Ley del Suelo como protagonista, que los socialistas se vieron obligados a retirar por falta de apoyos, pues tenían la aspiración de sacarla adelante con el apoyo del PP.

La aritmética parlamentaria es intrincadísima en esta legislatura y eso obliga al PSOE a atar muy bien los votos de sus formaciones amigas, empezando por Sumar, si quiere sacar adelante iniciativas. La semana empezó ya muy mal para el socio mayoritario del Ejecutivo. Sumar confirmó que votaría en contra a la propuesta para prohibir el proxenetismo y, junto al "no" de la mayor parte del bloque de investidura, impidió la tramitación de la propuesta.

Cabría esperar que, entre los socios de Gobierno, hubiera existido, como ha ocurrido en otros momentos de la legislatura, una cierta cercanía a la hora de negociar la propuesta. Pero no se dio. Es verdad que los puntos de partida a nivel de contenido en el caso de la prohibición del proxenetismo están muy alejados, pero no hubo ni una llamada por parte del PSOE para tratar de acercar posturas o encontrar soluciones con tal de que la propuesta pudiera superar la fase de toma en consideración y entrar en la de enmiendas.

"Presentamos la ley por principios", deslizaban fuentes del PSOE: "La aprobaremos con los votos de quienes sea". Finalmente, no ocurrió. La iniciativa cayó, pero los socialistas lanzaron el mensaje a la ciudadanía, en especial, a través de Andrea Fernández, secretaria de Igualdad de la formación, de que "en política institucional, solo el PSOE defiende" esa medida.

Las mismas fuentes de Grupo Parlamentario Socialista reconocen que no se produjo esa llamada, pero deslizan que es una práctica que también se ha producido, otras veces, en sentido contrario.

En el Consejo de Ministros la música suena con otro ritmo. Son dos escenarios distintos. En los últimos días, el Gobierno, en este caso sí en sintonía, ha aprobado la reforma del subsidio por desempleo o la prohibición del despido sobrevenido por incapacidad

"Hay dos formas de hacer las cosas", dejó caer Íñigo Errejón en una  rueda de prensa el martes: "Cuando las cosas se acuerdan, salen bien. Cuando no se negocian y no se acuerdan, o no salen, o salen in extremis con el Partido Popular". Fue la forma que eligió el portavoz de Sumar para transmitir el mensaje al Partido Socialista de que si quieren sacar adelante iniciativas en la Cámara Baja, tendrá que ser, en todo momento, haciendo partícipes a los de Yolanda Díaz.

La propia líder del espacio explicó en Radio Nacional, la misma noche del martes, que ya en el acuerdo de Gobierno se pactó que pudiera haber discrepancias entre PSOE y Sumar en el terreno de la prohibición del proxenetismo. Sin embargo, ninguno de los diputados del grupo que salieron a defender a principios de semana la postura de la formación negaron que se sintieran molestos por no haber recibido esa llamada del Partido Socialista.

En cualquier caso, el PSOE llevó por "principios" la propuesta a votación a pesar de que no tuviera apoyos —Sumar insistió en que se necesitaba un debate más profundo— y por principios los de Yolanda Díaz votaron en contra. La discrepancia fue evidente y ambos partidos marcaron perfil propio.

Acusaciones de electoralismo

La Ley del Suelo es otra cosa. La espantada socialista hizo más ruido. Fuentes de Sumar admiten que el PSOE sí trató de acercarlos a su posición porque, según dichas fuentes, existía el temor en el Partido Socialista de que un choque entre ambas formaciones en el debate de totalidad de un proyecto de ley —que, a diferencia de la proposición de ley, lo presenta el Gobierno y no una formación en particular— pudiera transmitir un mensaje de desunión en la coalición.

De todas formas, Sumar se mostró inflexible. Consideran el proyecto de ley "hiperliberalizador" y, además, explican que propone un modelo muy distinto del que defiende el grupo plurinacional. No lo comparten ni en términos de ecologismo ni en términos de derecho a la vivienda. Así se lo hicieron saber a la parte socialista del Gobierno incluso a través de una observación formal en el Consejo de Ministros. Sin los apoyos suficientes y en el último minuto, el PSOE decidió retirar la propuesta de reforma del orden del día. En total, dos choques ideológicos entre los miembros de la coalición que dieron al traste con dos iniciativas socialistas en solo una semana.

Entretanto, ambas formaciones se han acusado de electoralistas. Con la campaña europea recién comenzada, fuentes tanto de PSOE como de Sumar se reprochan en privado haber endurecido el tono. Los dos partidos, en cualquier caso, evitan ir demasiado lejos. PSOE y Sumar coinciden en que el clima en el Gobierno es bueno, pero lo cierto es que, al menos en los últimos días, no se han guardado fidelidad en el Congreso. Por un lado, han reivindicado sus respectivos perfiles ideológicos propios. Por otro, han exhibido las costuras dentro de la coalición.

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