El presidente del PP, Mariano Rajoy, ha exigido hoy la victoria a sus barones territoriales en las próximas elecciones autonómicas porque el cambio político debe comenzar cuanto antes y "no hay tiempo" ya para esperar a las generales.

Con esta proclama ha comenzado el líder de los populares su carrera electoral, pues con la Convención de Palma el Partido Popular da por iniciada la precampaña de los comicios autonómicos y locales del 22 de mayo.

La puesta en escena de la jornada de cierre de este cónclave ha sido significativa: Rajoy rodeado por todos los candidatos autonómicos, incluido el presidente Francisco Camps.

El presidente de la Generalitat, al igual que los demás candidatos, ha sellado su firma en un manifiesto de compromiso por la austeridad, por el reformismo y contra la corrupción.

Aunque la regeneración y la necesidad de acabar con prácticas corruptas han estado muy presentes en la Convención, el presidente del PP no ha citado la cuestión y sólo ha hecho una alusión al pasado de los populares en las islas. Rajoy ha elogiado a su candidato, José Ramón Bauzá, por haber conseguido dejar atrás una etapa "muy difícil".

Al acto, por tanto, solo ha faltado Esperanza Aguirre, todavía convaleciente de una operación de cáncer de mama y gran ausente junto a la vicesecretaria de Organización, Ana Mato, quien ayer se vio obligada a viajar hasta la isla de La Palma debido al fallecimiento de su padre.

Hoy el presidente del PP ha querido animar a los suyos a ganar el 22-M, aunque sin euforia, algo en lo que han insistido algunos barones territoriales durante el cónclave y que ha trasladado a la opinión pública el presidente del partido en Andalucía, Javier Arenas, así como el propio Bauzá.

El líder del PP ha afirmado que las comunidades autónomas han de ser "las locomotoras de la recuperación económica" y no unos vagones, y que deben "empezar a preparar el camino para que las políticas del Gobierno de la nación sean eficaces".

Cuando Rajoy ha mencionado al Gobierno de la nación, se ha referido a un nuevo Gobierno que él presidirá.

A su juicio, ese cambio se ha de culminar "en poco tiempo", pues apenas queda margen en un contexto de subida de precios, de subida de tipos y con un Ejecutivo "desnortado" y convertido en "el principal lastre para la recuperación".

Una prueba de ello, en palabras del líder del PP, son medidas "absurdas" como la reducción del límite de velocidad máxima para ahorrar en consumo de combustible, algo que ha tildado de "desolador" y "chistoso".

Rajoy ha sentenciado: "No tenemos tiempo, no podemos esperar a las elecciones generales, hay que empezar ya".

Según ha señalado, "la recuperación económica no es un anhelo", sino "una meta", y cuando ésta se cruce, "España demostrará al mundo que es capaz de levantarse y de ser una referencia de éxito".

Para Rajoy, este objetivo es cuestión de tiempo y de un necesario cambio de Gobierno.

Como en otras intervenciones anteriores, el presidente del PP ha recorrido hoy sus prioridades de gestión.

La primera, la creación de empleo, "la urgencia nacional", según sus palabras, y después una política fiscal que ayude a los empresarios, una nuevo modelo energético que acabe con "la enorme dependencia exterior", una simplificación de la normativa autonómica para eliminar tanto decreto y tanto reglamento, y la implantación de la austeridad en la administración.

Dentro de ésta última, Rajoy ha insistido en la necesidad de reducir el número de cargos y el número de organismos públicos.

También se ha detenido en la reforma educativa, de suerte que se generalice un modelo público "neutral" que ponga fin al sistema del PSOE, que apuesta, en su opinión, por "una educación pública socialista".

Asimismo, ha reparado Rajoy en la reestructuración del sistema financiero, que ha guiarse por la transparencia y el saneamiento de las entidades.

Todo ella formará la columna vertebral de un proyecto nacional, el suyo, en el que caben todos y en el que prevalecerá "el interés común".