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Desescalada coronavirus

Casi 40.000 bares y tiendas no levantarán la persiana este lunes

Los efectos destructivos del parón de la actividad económica se concentran en las empresas de menor tamaño de sectores como la hostelería y el comercio además de en la construcción, que concentran más de la mitad de las firmas que creaban empleo y que ya se han dado de baja en la Seguridad Social

bares y tiendas
Varias decenas de miles de bares y tiendas no volverán a abrir la persiana después de dos meses sin actividad por el confinamiento.- EFE

 Más de 21.000 bares y casi 17.000 tiendas no volverán a levantar la persiana este lunes, cuando las provincias que han pasado a la fase 1 de la desescalada empiecen a retomar la actividad, ni tampoco más adelante: son el grueso de las 91.240 que se han dado de baja como empleadoras en la Seguridad Social entre marzo y abril, según indican los datos difundidos este viernes por el Ministerio de Trabajo.

La magnitud del desastre es en realidad mayor, ya que el dato de 91.240 es el saldo resultante de las altas y las bajas de los dos meses, que incluye un numero mayor de cierres parcialmente contrarrestado por las escasas inscripciones que se han ido produciendo. El registro se refiere a empresas, sin los autónomos societarios, entre los que se han perdido otras 40.000 actividades empresariales, con el principal impacto en esos mismos sectores.

La Estadística de Empresas Inscritas en la Seguridad Social revela cómo el grueso de los cierres, con un aumento de casi 6.000 sobre los más de 85.000 del mes de marzo, se han concentrado en al grupo de las de menor tamaño, con casi un 98% de los cierres entre las pymes y, dentro de estas, un 83% en las microempresas.

"Eso refleja la realidad del tejido productivo español, donde predominan las empresas de menos de cincuenta empleados", destaca Luis Aribayos, responsable de Economía y de Transformación Digital de Cepyme, que anota que en este grupo "están cerrando más de lo que les correspondería por su peso porcentual".

Ese volumen de cierres también ha concentrado la destrucción de empleo entre las plantilla de menor tamaño, con casi 470.000 de las 790.000 bajas entre las pequeñas empresas y otras 136.000 entre las medianas mientras el retroceso se queda en 163.000 (17%).

La distribución de la pérdida de empresas tampoco deja muchas dudas acerca de dónde se están concentrando los daños en la estructura económica de un país que para salir de una crisis en la que los principales lastres fueron la construcción y la banca apostó por un sector servicios liderado por el turismo cuya fragilidad se está traduciendo en un incesante goteo, o chorro, de pérdida de entidades.

La confluencia de esas decisiones con el parón en seco de la actividad económica ha tenido como resultado que entre la cuarta y la quinta parte de las pérdidas de unidades productivas (21.060, 23%) se hayan concentrado en la hostelería, a la que siguen a cierta distancia el comercio (16.982, 18,6%) y la construcción (13.397, 14,68%).

Entre las tres aglutinan algo más de 56% del total de las bajas, aunque no deja de ser llamativo el cierre de casi 5.000 empresas del sector primario, cerca de 4.500 vinculadas a la industria y, también, algo más de 6.000 del sector del transporte y el almacenamiento.

Por territorios, la mayor intensidad de la destrucción del tejido empresarial se registra en dos de las comunidades cuyo sistema económico presenta mayor dependencia del turismo, como Andalucía y Canarias. En la primera se registran más de 29.000 bajas, casi un tercio del total nacional, mientras en la segunda superan el 10% del parque local, algo que no se da en ningún otro territorio. "Andalucía y Canarias se llevan un golpe tremendo", anota Aribayos.

Al mismo tiempo, llama la atención cómo al mismo tiempo en Baleares, otra de las comunidades más dependientes del turismo, se produce un aumento de algo más de 600 ligado a la cercanía de la campaña veraniega. Sin embargo, ese aparente avance del tejido empresarial balear enmascara en realidad un claro retroceso frente a las alrededor de 5.000 sociedades que se crean cada año en las islas entre febrero y abril dentro de los preparativos de la temporada estival.

"El golpe lo veremos en septiembre"

"El golpe hubiera sido peor de no haber tenido mecanismos como el cese de actividad y los ERTEs, que han paliado la situación de los autónomos y las pequeñas empresas", apunta Eduardo Abad, presidente de UPTA (Unión de Profesionales y Trabajadores Autónomos), que añade que "eso no quiere decir que no acaben cerrando más, pero sí que sea sujetado la caída. Sin esas medidas estaríamos hablando de una pérdida del 15%" del tejido empresarial.

Las bajas han afectado al 7,3%, con 91.240 clausuras en una red de 1,32 millones: una de cada catorce no van a levantar la persiana, y está por ver qué pasa los próximos meses.

"Hay mucha incertidumbre, y falta información, pero mucha gente va a aguantar el verano, a ver cómo va, antes de tomar decisiones", señala Aribayos, que coincide en el diagnóstico con Abad: "el problema no se da ahora, sino que empezará el día que termine el estado de alarma. Ahí empezaremos a ver la magnitud del desastre, pero el golpe lo veremos en septiembre", tras un verano en el que muchos negocios valorarán si se cumplen sus expectativas y observarán qué perspectivas se abren.

"La gente tiene incertidumbres, pero hay decisiones que no se toman de manera urgente", añade.

La incertidumbre, el IVA y las rebajas

La intensidad con la que comienza a manifestarse la crisis, los pronósticos sombríos para sectores como el turismo por las restricciones a la movilidad, el previsible gripado de la demanda por la caída de las rentas, las dudas sobre el futuro en ramos como la industria tras los fallos de la cadena global de suministros y el hecho de que el colapso tenga una dimensión global abren nuevos debates sobre las recetas para la recuperación.

Algunos de ellos tienen que ver con las propuestas que se aplican en otros países. "Las pymes consideran imprescindibles las ayudas, pero temas como la rebaja del IVA al sector turístico en Alemania van a convertirse en un caballo de batalla", anota Aribayos.

Abad, por su parte, señala una particularidad del sistema comercial español como son las rebajas. "Sería un error permitirlas antes del quince de agosto", sostiene, ya que "el pequeño comercio ha perdido dos meses, y no parece normal ni lógico vender ahora a precio de saldo unos stocks comprados con los costes normales en marzo".

"Las rebajas supondrían el cierre del 25% de las tiendas", añade el dirigente de UPTA, organización que ya ha planteado esa reivindicación a la ministra de Industria y Comercio, Reyes Maroto.

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